Archivo diario: 12 May 2010

Volver a vivir mi vida

Siendo un adolescente, con la insolencia propia de la juventud, le pregunté a mi padre.

¿No cambiarías tus años por los míos? Estaba seguro de que su respuesta sería afirmativa. ¿Quién no quiere ser joven cuando es viejo? Viejo, claro, desde mi punto de vista de aquel  entonces, ya que mi padre debía estar por los 48.

Sin embargo mi padre se me quedó mirando fijamente, pensando, y su respuesta me sorprendió «¿Y tener que pasar de nuevo la guerra, el hambre de la infancia, todo el trabajo, la muerte de familiares…? No, gracias. Prefiero esperar lo bueno que aún me pueda quedar por delante que repetir todo aquello que ya pasé».

Desde entonces he pensado en muchas ocasiones en que sucedería si, por arte de birlibirloque,  me ofrecieran la posibilidad de volver a vivir mi vida, pero con la facultad de cambiar las cosas, de no repetir de nuevo aquello que considero errores cometidos. Por una parte es una oferta tentadora: hacer lo que no te atreviste a hacer, no caer en las equivocaciones cometidas, probar lo que dejaste pasar… Sin embargo el resultado final sería otra persona no yo(no creo que se perdiese mucho de todas formas)  ya que yo, hoy, soy el resultado de todas mis experiencias pasadas, buenas y malas, acertadas y erróneas.

Pero también pienso que cada uno es como es, resultado de la genética, de la educación, de la infancia vivida, de tantas cosas que nos condicionan que, llegado el momento de tomar decisiones volvería a tomar las mismas, ya que en su momento pensé que eran las adecuadas. Y volvería a equivocarme de la misma manera, y cometer los mismos errores. Creo que estamos condenados a eso, pues nunca decides pensando que te equivocas, si no que eliges lo mejor. Vez tras vez. No es que no aprendamos, es que creemos que es lo acertado. Y ¡zas! nuevo batacazo en el mismo sitio…

Permitidme que para terminar os copie un par de textos conocidísimos, pero que me encantan y reflejan, bastante bien, lo que me gustaría que fuese una segunda oportunidad:

Instantes (popular,  falsamente atribuido a J.L. Borges)

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

-oOo-

En un sentido parecido otro texto, igualmente anónimo, reza:

Si volviera a nacer, hablaría menos y escucharía más.
Invitaría a mis amigos a cenar aun cuando el mantel estuviera manchado y el sofá desteñido.

Comería rosetas de maíz en la sala “elegante” y me preocuparía mucho menos por la basura cuando alguien quisiera encender la chimenea.

Desearía un tiempo para escuchar al abuelo divagar sobre su juventud.
Nunca insistiría en que subieran las ventanillas del automóvil un día de verano, sólo porque mi cabello se despeina.

Encendería la vela de rosas antes de que se derritiera de tanto estar guardada.

Me sentaría en el césped con mis hijos sin preocuparme de las manchas que este pudiera dejar en mis ropas.
Lloraría y reiría menos frente al televisor… y más frente a la vida.
Compartiría más responsabilidades con mi familia.
Me iría a la cama cuando me sintiera enferma, en lugar de pretender que la Tierra se va a detener sin mí.

Nunca compraría algo sólo porque fuera práctico, porque disimula la mugre o porque está garantizado de por vida.
En lugar de desear que terminasen de una vez los nueve meses de embarazo, disfrutaría cada momento y admitiría que la maravilla que crece dentro de mí es la única oportunidad que tengo en la vida para ayudar a  realizar un milagro.
Si mis pequeños me besaran impetuosamente, nunca les diría:”Más tarde, ahora estoy ocupada.”
Diría más a menudo: «»te amo», «lo siento». Pero, más que cualquier otra cosa, le daría otra oportunidad a la vida, capturaría cada minuto.

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No sé si es lo mismo o lo de siempre pero es. Y punto.

No quería dejar pasar la semana en blanco… así que valga mi presencia testimonial.

A mí siempre me pasa lo mismo. No es que tropiece siempre en el mismo pedrusco (a todo esto, piedra sin labrar según la RAE), que sí, sino que siempre, siempre, sé con una antelación alarmante que lo voy a hacer.
A lo mejor no soy tan lista como me creo.

Siempre

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