Va por ti, abuelita Lucía…

Pero es evidente, tristemente, imposible, volver atrás en el tiempo y recuperar a esas personas que se han ido y ya no volverán.

He empezado el año perdiendo a otro de mis seres queridos… mi luchadora abuela Lucía.

Mi abuela Lucía era argentina. Un buen día, dejó atrás su tierra, su familia, para venirse con su marido y sus tres hijos a Galicia. La morriña podía con mi abuelo… la morriña fue la compañera por el resto de vida de mi abuela.

Mi abuela era una mujer fuerte que combinaba el trabajo en el negocio familiar, con las labores del hogar. Mantenía la entereza ante la añoranza de sus padres y hermanos, a quienes fue perdiendo sin poder asistir a sus funerales. La vida no fue fácil para ella.

Ella me hablaba de su tierra. Me contaba preciosas historias de su vida allá. De su familia. Con sus palabras lograba transportarme y hacerme sentir que yo había vivido allí. Que había conocido aquellas praderas, aquel rancho, aquella gente, mi gente. Por ella llevo el anhelo de llegar a conocer algún día Argentina.

Un día le regalé un preciosa libreta encuadernada y con unas 500 páginas, y le pedí que, si tenía tiempo, me escribiera allí sus vivencias, todo lo que ella quisiera… para mi sería el mejor regalo. Desgraciadamente, la enfermedad impidió tal cosa. Primero vino el cáncer al cual logró vencer. Después vino la embolia cerebral que la mantuvo postrada en cama 5 años, con un vaivén de raciocinio y sinrazón.

Siempre que la visitaba, la miraba y sentía que me estaba mirando a mi misma. Que de alguna forma, ella era yo y yo era ella. En sus ojos encontraba sus sueños perdidos que me decían no pierdas tus sueños. En sus ojos encontraba las palabras que se habían perdido y que llegaban a mi corazón en forma de caricia.

Pude despedirme de ella. Pude abrazarla y decirle lo mucho que la quería, y ella comenzó a llorar pues ya no podía hablar. Quería decirme algo y no podía. Yo la miré a sus lindos ojos, a esa mirada tan tierna, y le dije «no te preocupes, yo sé que quieres decirme que tú también me quieres mucho»… y entonces sonrió mientras me miraba con el te quiero más bonito del mundo reflejado en esos ojos que nunca olvidaré. Ella fue una de mis almas gemelas en esta vida.

Va por ti.

6 comentarios

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6 Respuestas a “Va por ti, abuelita Lucía…

  1. sully castro

    uy amiga que fuerte y te entiendo, porque ya yo pase por la muerte de lo que mas queria y quiero aun en la vida, mi papa, pero lo unico bueno de todo esto es que ellos nunca se van de nuestras vidas, y al pasar el tiempo sus vivencias estan en nuestros corazones. siento tu perdida y aunque solo te conozco por el chat, me identifico con gran parte de tus cosas, fuerza y oracion por esa abuelita que ya paso a la diestra de dios padre.

  2. Muchas gracias por tus palabras, Sully.

  3. Me has hecho llorar. No una lagrimita. A moco tendido. Evidentemente no la conocí, pero me la cuentas tan bien, con tanto sentimiento, que tengo la sensación de haberla perdido yo también un poco.
    Gracias por compartirlo. Muchas gracias
    Un beso para vosotras dos

  4. Muchas gracias Aspec. Otro beso para ti.

  5. Querida hija;
    efectivamente mi madre fue una gran mujer, siempre pendiente de su familia, cuidando de que no faltará de nada, dando ánimos cuando estos escaseaban. Ahora no dejo de pensar,? y a ella quien le daba ánimos ?, ¿ quien la consolaba cuando las cosas no iban bien ?. No puedo dejar de reconocer que fuimos egoístas, que deberíamos haberle prestado más atención y estar más pendientes de ella, que tanto nos dio y a la que dimos tan poco. Lamentablemente ya es tarde para rectificar, pero estoy seguro que donde se encuentre nos habrá perdonado. Descansa en paz mamá…nunca te olvidaré.

  6. Querido papá:

    A veces, la vida, el trabajo, nos impide estar todo el tiempo que quisiéramos con aquellos que amamos… pensamos que siempre van a estar ahí, que siempre habrá la oportunidad de estar con ellos… A veces uno quisiera poder decirles muchas cosas, todo lo que lleva en el corazón, pero sea por lo que sea, uno se calla muchos te quieros, se guarda muchos abrazos y muchos besos… uno piensa que siempre tendrá tiempo, tiempo para hablar, tiempo para abrazar, tiempo para besar… tiempo…

    Creo que una de las cosas que nos impide expresar libremente aquello que sentimos es que las reuniones suelen ser en grupo y no a solas con cada una de esas personas que uno quiere… por eso recuerdo con especial cariño cuando la abuela y yo estábamos solas y hablábamos, no como abuela y nieta, sino como dos buenas amigas que se hacían confidencias. Por eso también recuerdo con especial cariño los momentos que tú y yo hemos estado a solas. Y con mamá. Con mis hermanos. Con mi hija… etc…

    A veces somos conscientes de que los demás están mal, pero no sabemos si desean hablar, si desean compañía, si desean ayuda… porque todos tendemos a callarnos y decir que estamos bien (en cierta manera, porque pensamos que los demás ya tienen bastante con su vida)… vamos de duros por la vida, y quizá no deberíamos hacerlo. Ser fuertes sí, pero dejar la dureza de lado y dar un toque y decir «te necesito»… La abuela me daba esos toques… si miraba que tardaba en visitarla, me llamaba por teléfono para exigir su visita, y sonrío mientras lo escribo, porque ella sabía como soy yo… me cuesta salir de casa, me cuesta dejar la pintura de lado, y a veces necesito que me recuerden que se me echa de menos, porque vivo tan enfrascada en lo que hago, que aunque tengo a mi familia presente todos los días en mis pensamientos y los echo de menos, cometo el error de pensar que siempre van a estar ahí.

    Sé que el tiempo no me va a llegar ni para estar todo lo que quiero con aquellos que amo, ni para pintar todo lo que quiero pintar y cuya inspiración nace de todo el amor que me dais.

    Estoy muy segura de que la abuela te diría que no tiene nada que perdonarte. Estuviste pendiente de ella y los hechos hablan más que las palabras… Toda la atención que le prestaste, toda tu preocupación de la que ella era consciente… Todos tus gestos hablaban de tu amor hacia ella y ella lo sabía, porque una madre conoce muy bien a sus hijos y su forma de ser. Una madre sabe ver más allá.

    Te quiero papá. Besazos!!

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