Ayer, saliendo del trabajo me encontré con una situación que me hizo reflexionar, sobre un tema que aquí, en Sevilla – Andalucía – España, es bastante grave.
Resulta que me dirigía a mi coche en silencio, ustedes saben, pensando un día mas cotizado, un día menos para la jubilación y todas esas cositas que pensamos los trabajadores por cuenta “muy” ajena. Cuando un grito rompió mi silencio, “¡Que yo también soy un ser humano, eh!”, era un “guardacoches” (el color o etnia es lo de menos, por lo menos para mi) dirigiéndose a dos albañiles (no es que sea adivino sino que el coche tenia rotulado “Reformas Manolito”) que salían de su vehiculo en dirección a una obra cercana. Los dos hombres corpulentos y acalorados, cuarenta y cinco grados a la sombra, ni siquiera le miraron y continuaron su camino, pensando me imagino en el trabajo que les quedaba por delante en su jornada de tarde o que se yo. Pero el guardacoches continuo, “¡Pues me voy a robar ahora mismo, eso es lo que queréis no, pues voy a robar!”, cogi mi coche y me marche a mi casa indignado.
Este era un guardacoches mas, de los miles que hay en mi ciudad, pero ha sido la gota que colmo el vaso en el que bebe mi paciencia. Guardacoches, ¿guardar de quien? lo único que tiene que hacer es no tocar mi coche y veras como no le pasa nada, es como si a un ladrón de bancos le llamásemos “guardabancos”. Quiero puntualizar que hablo exclusivamente de los espantapájaros que habitan mi preciosa y descuidada ciudad, no de los aparcacoches regulados por el ayuntamiento y contra los que no tengo nada, igual que no tengo nada contra los electricistas, fontaneros, etc ó los de mi misma profesión. Otra cosa es que les de dinero, porque hay algo que tengo muy claro, a mi nadie me regala nada y yo a una persona que no me presta ningún servicio y se limita a situarse delante de la puerta de mi vehiculo a esperar que salga para poner la mano, pues hagan ustedes lo que quieran pero yo no les doy ni un duro y que me partan el coche si pueden (porque querer querrán, claro). Esta gente no es capaz de ponerse en nuestro lugar y pensar que los demás también podemos tener problemas económicos o de cualquier otra índole, pero pretenden que nos pongamos nosotros en su lugar, claro como no, necesitan la dosis diaria para sus venas maltratadas.
Pero quiero diferenciar otra cosa, no es lo mismo el asqueroso que si no le das nada te deja vivir de milagro y se pega un buen rato desproticando sobre tu persona, en un idioma raro, una especie de lengua muerta que se dejo de utilizar en la Tierra hace millones de años, y otra cosa es el pobrecito, que se le nota que le da vergüenza incluso acercarse, porque tiene neuronas, no es un “drogadito” (como decía mi abuela que en paz descanse) y sabe que esta la cosa muy mala no solo para ellos, y lo principal sabe que no presta ningún servicio, simplemente pide, pero en este caso para comer. Lo mismo no es ni foraneo, vino en busca de libertad y la verdad, aquí, aunque tiene más libertad no le quedan ganas de luchar.
Pues piensen ustedes lo que quieran, pero yo a estos últimos cuando he podido sí les he dado algo, lo que he podido, porque aunque ellos no lo sepan, a mi sí me han prestado un servicio, me obligan a darme cuenta, que somos unos privilegiados, por ejemplo solo por el hecho de escribir en un ordenador, que coño, solo por el hecho de saber escribir, y me obligan a sentir, que es algo muy escaso en nuestro día a día, incluso hay veces que hasta me obligan a sonreir, mas escaso todavía y por ultimo me ayudan a darme cuenta que a sus compañeros de profesión, los otros personajes de esta historia, no es que no quiera darles dinero, pero darles dinero para nada….
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