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De nuevo por aquí…

 Bien, que solo luce esto, el silencio es inquietante. Desde hace casi un año este maravilloso blog no tiene una entrada nueva. Pero veo con mucho entusiasmo que las visitas siguen, que a las personas que les gusta la buena lectura nos dejan sus comentarios alabando cada una de las maravillosas entradas. Esto me motiva.

Mi nombre es Cuauhtémoc y un día me tocó la suerte de poder pertenecer a un equipo de escritores maravilloso y entusiasta, el cual poco a poco con su ingenio y dedicación fue llenando este blog. Hoy regreso, después mucho tiempo de ausencia, para toparme con que esto está abandonado. Compañeros: ¡Regresen por favor! el publico los aclama. Los necesita. Las ideas fluyen en sus mentes eso lo se, así que tenemos mucho que dar todavía.

Me atreví pedir autorización a Sito para poder empezar de nuevo a publicar  y él, muy amablemente  me abrió las puertas de este blog, que si bien es cierto ya es de todos, de los que escribimos alguna vez aquí y de todos nuestros lectores.

 Sí, gracias a ustedes que han leído cada uno de los post aquí publicados, porque ustedes nos dan la fuerza para seguir cosechando ideas.

Ahora aquí está la invitación, aquí está el primer post después de las larguísimas vacaciones que se tomó el blogguercedario para continuar. He aquí me he tomado la libertad de escribirlo, con la finalidad de invitarlos a que sigan visitando, a que sigan leyendo, porque aquí siempre habrá alguien que esté escribiendo.

Y bueno, como introducción y primer post creo que ya es algo, así que aquí les dejare mi ultima frase, espero que haya alguien que la siga y publique un nuevo post con esa frase, si no es así estaré visitando y claro si no hay nadie mas que publique, lo haré, pero obvio que me encantaría que alguien mas estuviera por aquí ya. Porque las nuevas etapas traen nuevas oportunidades.

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Algo chiquitito… ;D

1º/ Sito y demás miembros de este blog, lo siento pero esta semana no lo he podido evitar: me temo que os he escrito dos post. Pero es que el primero lo programé el martes y ahora, en este momento de inspiración, me da pena eliminarlo, sin embargo, tampoco puedo prescindir de publicar este otro post. Así que, cariñitos míos, perdonarme el abuso ;D

¿Qué ha encendido esta chispa? Pues la canción que representará a España en Eurovisión. Lo gracioso es que no sé deciros el título, aunque sí quien le pone voz, Daniel Diges. No sé deciros el título, porque se me olvidó una vez que escuché la letra de dicha canción. Y es que no deja de repetir todo el tiempo: «algo pequeñito, ooouuuooooh, algo chiquitito, oooouuuuoooh…».

Y claro, yo no he podido dejar de pensar: «caray, qué bien llevamos los españoles el tema del tamaño, que lo vamos pregonando por toda Europa» ;D Probablemente sea que ya se ha perdido toda esperanza al respecto, je….

SONVAK

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Es la luz de tus ojos

Cuando las huellas se borren en el camino

y no oigas el sonido de las olas en tus oídos

solo ella sabrá iluminar la luz de tus ojos.

Cuando el recuerdo se borre en tu memoria

y el presente no te brinde la alegría

sólo ella sabrá iluminar la luz de tu mirada.

Cuando hables sin decir lo que tú quieres

y prometas aquello que  no debes

sólo ella sabrá iluminar la luz de tu alma.

Cuando arrojes la toalla de la vida

y consientas que te venza la agonía

sólo ella sabrá iluminar la luz de tu familia.

«Nunca debemos perder la esperanza, hasta que no hay más remedio, y entonces otra esperanza nace en los que te quieren»

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Esperanzas

Tengo esperanzas de que Aspective regrese, por que sus post eran cojonudos, él es cojonudo.

Me divertía mucho leyéndo sus historias tanto aquí como en su blog.

Se nota que se sentía muy a gusto escribiendo, y que es algo innato en él.

Me duele que nos haya dejado pero no podemos reprocharle nada de nada porque cada persona sabe de su vida.

Si que le tenemos que agradecer mucho, ya que nos ha regalado momentos estupendos con sus escritos.

Tengo esperanzas de que Aspective regrese.

Gracias Aspec.

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Post del día de Navidad, je…

Tenía varias ideas en la cabeza para este post, cosa que por suerte, suele ocurrirme. La que más me gustaba era aquella en la que versionaba «Cuento de Navidad» y los espíritus de las Navidades pasadas, presentes y futuras visitaban a Sito… para convencerlo de que nos diese una cesta de navidad, je. Sin embargo, tras leer todos vuestros post, he decidido pasar de la ficción y escribir un post hablando de por qué me gusta la Navidad… con lo cual, aquellos que no sois fans de estas fechas casi es mejor que dejeis de leer 😀

MOTIVOS POR LOS QUE ME GUSTA LA NAVIDAD (el orden no va en relación a la importancia):

1º/ Por la ilusión de los niños. Porque todavía sigue aquí esa niña que cree en la magia. Esa niña que sonríe feliz cuandos en sus ojos se reflejan las luces de los adornos navideños. Esa niña que tararea villancicos… El otro dia, en mi estudio de pintura, viví un momento precioso al final del cual todos acabamos partiéndonos de risa. La cosa comenzó con una de mis alumnas pequeñas, de 5 años… dijo que había aprendido un nuevo villancico y de ese villancico solo sabía el comienzo «Campana sobre campana» y cantó el comienzo, yo la acompañé y poco a poco las voces comenzaron a sumarse hasta que todos los alumnos, también adultos, y yo, acabamos cantando el villancico. Cuando finalizamos se me escapó un comentario: «esto ya parece una película musical«… y todos acabamos riendonos a carcajadas. Pero la verdad es que fue un momento precioso, digno de la Navidad.

Otro momento típico de mis navidades es aquel en que algún alumno «sabidillo» de 9 ó 10 años le dice a los pequeños que ni Papa Nöel ni los Reyes Magos existen. Y ahí salta la Sonvak que defiende apasionadamente cualquier causa que le parezca adecuada, y desde luego, mantener la ilusión de los peques es la mejor de las causas, con lo cual acabo dando un discurso que gira alrededor de que el creer no se hace con la cabeza sino con el corazón, y que si uno en su corazón siente que Papa Nöel existe (o SSMM los Reyes Magos) pues entonces así es. Y lo finalizo diciendo que desde luego yo sí creo en Papa Nöel y los Reyes Magos, con una cara muy seria, je. Al final, el alumno «sabidillo» se queda dudando de sus propias palabras o incluso cediendo, y los peques con su ilusión intacta. Y yo me siento bien y con la misión cumplida.

2º/ Los adornos navideños: me encantaaaaaaaan, porque sino la Navidad no parecería tal. La ambientación siempre es importante. Eso sí, a poder ser, con cierto gusto.

3º/ Las sonrisas de la gente. Están ahí todo el año, pero en Navidad parecen intensificarse.

4º/ ¿Espíritu consumista?. Odio ir de compras y sin embargo me entusiasmo buscando el regalo perfecto para cada persona, poniendo todo el cariño en el empeño. No es que sea tarea fácil pues hay que adecuarla al bolsillo, pero aún así vale la pena.

5º/ La lotería… Lo curioso es que no suelo jugar, pero me encanta oir su retransmisión el día 22 y pensar en la cantidad de gente que se sentirá aliviada económicamente.

6º/ Compartir estas fechas con la familia. Eso me colma el corazón. Soy persona de visitar todas las semanas a la familia, para mi lo más importante, y en esta época del año es como si festejara la existencia de mi familia, como si diera gracias especialmente por tenerlos ahí. También es cierto que las ausencias se sienten más presentes de lo habitual y que hay momentos en que los ojos se te empañan por la triste emoción. Pero me siento a la mesa, los contemplo a todos, añoro a los que no puedo contemplar, y me siento rebosante de amor hacia ellos, mi familia, y doy gracias.

CONCLUSIÓN: Seguro se me quedan cosas en el tintero, pero para mi la Navidad es una tradición digna de ser conservada. Son unas fechas de agradecimiento, de amor y de magia. Unas fechas de buenos sentimientos.

Así que hoy es viernes, 25 de diciembre y con una sonrisa en la cara y mucho cariño yo os deseo FELIZ NAVIDAD!!! 😀

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Esta noche te haré el amor como nunca antes te lo habían hecho

Había ya pasado mucho tiempo desde su partida. Ella juraba que no volvería y así como estaba el panorama, parecía que sus palabras estaban finalmente perpetradas con la realidad. Una realidad que ya me comenzaba a lastimar y a desesperar de vez en cuando. Y es que nada era igual a lo que ella creó en mi vida, a lo que había dejado de hueco en mi corazón. Después de un muy prolongado período de depresión, ahora me encontraba viviendo mi vida a base de recuerdos y buscando respuestas a preguntas que nunca surgieron.

Mi vida se había vuelto demasiado pasiva, había incrementado de forma notable mi manera de fumar, pero casi no bebía, comía sólo lo necesario para lograr que el estómago no fastidiase en el día y dormía por las tardes. En las noches pensaba, escribía, lloraba, alzaba la mirada, suspiraba un poco, trataba de encajar en una realidad que mi mente rehusaba ubicar, trataba, ya lo veo, de eludir la situación en que me encontraba.

Pasó el tiempo, la espera se hizo eterna, pero la fe es lo último que muere. Aún así, la intensidad con que yo aguantaba su regreso se fue esfumando, llegando a pensar en ella sólo por rutina diaria, como una tarea más de mi vida cotidiana. Suponía que a lo mejor a ella le faltaba dar un paso adelante, no sé, ese paso que yo mismo me negué a dar por el amor que aún sentía por ella, porque no quise intervenir de nueva cuenta en su vida, no quise obstruir sus anhelos. Por fin, alguien le había llenado de primaveras sus ojos, le había enseñado todo el manto estelar en una noche, le había contado sus secretos a la luna, la había hecho soñar… vivir. Y yo seguía esperando. Era inútil, irracional pensar que ella pudiese ver de nuevo hacia mí. Ella era feliz ahora y eso me mantenía contento, pero me mataba a la vez. No soportaba más esa situación. Más mi vida seguía ya su curso normal, en esos tiempos conservaba un buen empleo y una (aún) digna forma de vivir.

Más que un poema, era ella una canción, una nota desafinada en mi guitarra, un acorde amargo en el corazón. Había escrito ya una antología, mi vida era un caldo de cultivo de inspiración, de un amor, de un fantasma para mí, de un ídolo, un culto. Repasaba todo ese material a diario, lo relacionaba con los momentos, con las fechas, con el entorno, trataba de percibir su energía, trataba de recordar su calor, su aroma, su piel, sus besos. Sin embargo nunca me pude dar cuenta qué tanto tiempo ya había pasado, qué tanto yo había envejecido en su causa, qué tanto yo me había esforzado.

Entonces ocurrió, la espera terminó… así, de repente. Un día mi timbre sonó, y yo en un movimiento monótono, fui a abrir sin preguntar y sin preocuparme de quien fuera. Mi sorpresa se manifestó en una vista nublada, en un ensordecedor zumbido en mis oídos seguido de un efecto de eco y una dificultad en el habla, ni se diga de mis piernas y mis brazos que perdieron fuerzas al instante. Maldición, no era posible reaccionar así cuando se suponía que me estaba preparando para su regreso, o será que sólo vivía ya acostumbrado a su recuerdo.

Una luz dentro de mí me hizo volver en sí. Entonces me di cuenta que ella clavaba su mirada en mis ojos, y yo en los de ella. Sus ojos me decían algo extraño, expresaban algo así como desolación, arrepentimiento, espera, cansancio, pero muy en el fondo, amor. Y fue como la vi llorar en silencio, observé como mi cuerpo se imantaba al suyo sin siquiera impulsarlo en mi mente, como mis manos se apoderaban de su espalda y cómo mi nariz respiraba el aroma de su cabello, de su frente, cómo mis labios besaban como quien prueba la última gota de agua. Esa noche le hice el amor tratando de aniquilar todas sus experiencias pasadas, tratando de llevarme el tiempo hacia atrás, queriendo romper el instante en que me separé de ella, llorando de felicidad y gritando de júbilo. La vida era buena conmigo, por fin, y me había traído el amor de regreso, hasta la puerta de mi casa, sin hacer un esfuerzo por quererlo recuperar, porque ese amor nunca perteneció a nadie más, muy en el fondo de mí sabía que ella era sólo para mí. Y así fue.

Mi vida es ahora una locura, porque a pesar de volver a recuperarla, de vivirla y de soñarla, creo que hoy la he perdido para siempre.

Próximo turno: W – Cuauhtémoc – Activo

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En todo lugar se cuecen habas

Cuántas veces oí ese refrán lleno de filosofía popular en el pasado? ya casi ni lo recuerdo.  Mi infancia estuvo, gracias a mi abuelo paterno, llena de sentencias de esa índole, las había en casi todo momento, para casi todas las circunstancias de la vida.

Ya era ésta o aquella, pero el buen hombre regía su vida por las mismas, parecía hallar consuelo en lo que a su vez había aprendido de la que decía, «mujer más sabia» que había conocido, su propia madre.  Algunas me parecían graciosas, y algunas veces llegaba a cansarme,  su manera de acabar cada conversación…»bien lo dice el viejo refrán….tal o cual».

Antiquísimas algunas, trasladadas verbalmente de generación en generación, no dejan de tener su actualidad, y su valor en las cosas que a diario nos ocurren, quizá debieramos en medio de nuestras ajetreadas vidas modernas, tomarnos aquellas filosofías de los «abuelos» para echarnos ánimo, cuando las cosas parecen ir mal.

Recuerdo una en especial, cuando un terremoto ha destrozado mi país, era una madrugada de febrero cuando fuimos  despertados  por una tierra enfurecida que nos lanzaba,  lo mismo que a los cachivaches colgados de la pared, al suelo. Gritos, llanto y de pronto el silencio.

No les cansaré con narrarles  el inicial  temor y el posterior asombro de lo que había quedado de nuestra vieja casa,  cuando entre el polvo  y los escombros quisimos encontrar la que hasta entonces habíamos tenido por nuestro hogar, no había nada de ella y de consiguiente estabamos de pronto en medio de la nada,  sin lugar alguno  a dónde volver, silenciosos en medio de la sorpresa de unos, y la preocupación de otros, poco o nada podíamos hacer para infundirnos esperanza…

Llenos de pesar no haciamos más que lamentar lo que nos ocurría, y  entonces mi madre con unas cuantas palabras, claras y oportunas, nos trajo un respiro en medio de la congoja, nos hizo dejar de lado la tristeza y  nos recordó que pase lo que pasé…mientras hay vida, hay esperanza.

N – Sonvak – Activo

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