Archivo diario: 10 May 2010

Lo de tropezar con la piedra…

El humano es un ser imperfecto, tarado por naturaleza (unos más, otros menos…) Hemos oído infinidad de veces eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero el camino de algunos está plagado de piedras distintas que interrumpen constantemente la marcha.

Diana tuvo su primer novio a los 18 años. La relación no fue muy larga, fueron más duraderas las señales de los golpes que ella recibió el día que decidió dejarle. No lo denunció.

Tardó un tiempo en volver a confiar en alguien, pero con Ander era distinto. Él la trataba como una princesa, y Diana estaba loca por él. El día de su segundo aniversario, Ander tomó unas copas de más y se puso violento cuando ella le pidió que no se pusiera al volante. Un empujón, y Diana acabó en el suelo mientras veía cómo se alejaba el hombre que tanto quería.

Al día siguiente, mientras Ander se recuperaba de la terrible resaca, Diana le recriminaba su actitud de la noche anterior. Pero él no estaba para sermones y así se lo hizo saber a su novia, golpeándola contra la mesa. Diana salió de casa como pudo, sin volver la vista atrás. No lo denunció, pero tampoco perdonó que dos años maravillosos hubieran acabado en un infierno.

De nuevo, no resultó fácil seguir con su vida, pero Diana lo consiguió. Se casó con Óscar y tuvieron dos hijas. Esta vez, las palizas comenzaron al poco tiempo de nacer la segunda, pero Diana aguantó. Había dos pequeñas implicadas y no era tan sencillo huir como las otras veces. Los golpes, los empujones y los malos tratos se convirtieron en una insufrible rutina.

El día en que las manos de bestia rozaron a su hija mayor, un pequeño resorte se activó en el interior de Diana. No paraba de pensar “siempre me pasa lo mismo”, pero en el fondo sabía que ella no tenía la culpa. Agarró lo primero que pilló, y como estaban en el jardín, sin apenas darse cuenta tenía una piedra en su mano, que lanzó con rabia directa a la cabeza de Óscar.

Huyó, con una niña de cada mano, con lo puesto y sin vacilar, hasta la comisaría. Mientras formulaba la denuncia, reconoció en el agente de Policía la mirada del que, a los 18 años, le había propinado el primer golpe.

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No vuelvo a lavar el coche

Siempre me pasa lo mismo. Y es que cada vez que lavo el coche, al día siguiente se pone a llover, es matemático.

Aunque yo creo que el tiempo lo hace por joder simple y llanamente. Me tiene manía.

Si, queda muy chulo después de lavar el coche, pero como jode que se ponga a llover al día siguiente…

Como lo odio!!!.., no vuelvo a lavar el coche!!

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