Según el diccionario de la real academia de mi casa, y no con ello quiero hacer publicidad a cierta empresa de muebles por montar, «caja tonta» dícese de aquel objeto cuya naturaleza tecnológica le impide una comunicación bidireccional con su usuario, mostrándose como un elemento sin posibilidad de interactividad… ¡hasta qué el buen uso de la TDT lo evite!
No sé si tonta, o más bien basurilla, pero si bien es cierto que su uso decae en mi piso hostil (nominada a los oscars como mejor película de ficción).
Pero no quiero echarle la culpa a mi cajita, ella no tiene culpa alguna del uso que le dan los creadores de sus contenidos, ni tampoco de la selección que luego hacemos nosotros. ¡Ay mi tonta! que le digo yo todas las mañanas, mientras la observo con una taza de café a lo lejos, a oscuras (a oscuras ella, claro).
Este es mi primer aporte al blog, y mi oki, mi inspiración.
«Pudo haber sido mejor pero entonces no hubiese sido mío. Pudo haber sido peor pero entonces seguro que no hubiese mío».