Archivo diario: 30 agosto 2009

La camiseta no se toca…

Por N – Sonvak – Activo

Observó como se acercaba caminando hacia él, con aquella sonrisa en su rostro que por alguna extraña razón siempre le estremecía el alma. Su forma de caminar era especial como toda ella, parecía ir flotando entre nubes, al igual que en un sueño.

-Hey!! ¿y esa camiseta tan pija que llevas hoy?!! -su voz le sonaba a música celestial…

-¡¡La camiseta no se toca ni se critica!! -sonrió mientras la envolvía entre sus brazos y la saludaba con un beso que encerraba cada uno de los minutos en que la había echado de menos, cada segundo que había contado para volverla a ver.

Los brazos de ella se enlazaron en su nuca para corresponder con las mismas ansias a su saludo. El mundo pareció detenerse, concentrándose en aquel momento donde nada existía más que ellos dos y aquel beso que fundía sus almas, necesitadas una de la otra, inseparables una de la otra.

Separaron sus rostros para mirarse a los ojos, para perderse en la mirada del otro, para comprobar que aquello era cierto y que la felicidad estaba entre sus brazos. Sobraban las palabras pues sus púpilas absorbían extasiadas la contemplación del ser amado, de aquella otra mitad sin la cual se sentían vacíos.

-¿Nos vamos? -la voz de él susurraba a excasos centímetros del rostro de ella, prometiendo en su tono mejores momentos por llegar, por compartir.

-Vale -aquellas sonrisas le robaban el aliento, le hacían preguntarse el por qué de tanta fortuna… le hacían dar gracias por aquel trocito de paraíso robado al cielo.

Ambos se pusieron el casco y se subieron a la moto acoplándose perfectamente el uno al otro y ambos al caballo de acero.

Los kilómetros se sucedían y él solo deseaba llegar para volver a tenerla entre sus brazos. Se deslizaba por las curvas de asfalto aprovechándolas al máximo, reduciendo y acelerando… adelantando a la mínima posibilidad. Su refugio los esperaba para dar rienda suelta a una semana de desesperada espera. No veía el momento de llegar.

*  *  *

Se despertó sudoroso en su cama. El corazón latía y no latía. Siempre el mismo sueño que se detenía una y otra vez en aquel momento que su mente había extraviado para siempre. No sabía cómo había sucedido. Lo siguiente en sus recuerdos era el cuerpo de ella, tendido en el suelo, su mano extendida buscándole, su mirada… aquella mirada que nunca podría olvidar, aquella mirada tan confiada y alegre apenas unos minutos antes.

Había agarrado su mano con fuerza mientras le suplicaba por su vida, por la de ella, por la de él… por ese trozo de paraíso que creía haber robado al cielo.

-Aguanta, por favor, aguanta… -cada palabra quemaba el corazón y arrasaba en la garganta. Las lágrimas resbalaban por su rostro ante la certeza de lo que estaba a punto de suceder.

Con cuidado le retiró el cascó de la cabeza y la acunó entre sus brazos sin apartar un segundo los ojos de su rostro, queriendo retenerla por siempre y sabiendo que el tiempo, ese tiempo de los dos, se estaba escurriendo, llevándose con cada lágrima la felicidad de toda una vida sin vivir.

-No te vayas, por favor, no te vayas -suplicó desgarrado, cuando su luz se le apagó…

Próximo turno: O – Aspective – Activo

5 comentarios

Archivado bajo Sonvak_