Que poco dura la felicidad…

«Que poco dura la felicidad…» pensé, mientras contemplaba a aquel tipo tan guapo, tendido desnudo a mi lado.

Habíamos quedado tras una llamada por mi parte, consultando sobre sus servicios…

Recuerdo la sorpresa cuando lo vi en la cafetería…  No esperaba que fuese tan tremendamente atractivo… De hecho yo iba convencida de que aquella especie de cita iba a ser un fracaso, y no me esperaba que sucediese precisamente lo contrario. Él había llevado la conversación de tal manera que me hizo sentir totalmente cómoda a su lado… flipada y cómoda. Y dándole vueltas a la cabeza, claro. Yo lo miraba, lo requetemiraba, observaba sus ojos, sus labios, su sonrisa, como gesticulaba con sus manos, y no podía más que sentirme atraída.

Y entonces soltó la pregunta:

Bueno, llevamos aquí unas tres horas charlando, ¿qué hacemos? -me miraba fijamente, esperando mi respuesta. Pero ¿qué demonios iba a responder yo?… jolines… ¿es qué no podía ponérmelo él un poquito más fácil?.

Justo en ese momento sentí que me estaba poniendo colorada. Oh, Dios, y si lo piensas, que te estás poniendo colorada, pues aún te pones más… lo cual redunda en una vergüenza todavía mayor. ¡¡Porras!! ¿por qué no podía ser yo una mujer de mundo?.

Eh?… no respondes… ¿te ha comido la lengua el gatito? -la sonrisa en su cara era maliciosa… ¡¡claro!! estaría todo lleno de razón porque yo estaba colorada!!…

Pues no sé que podemos hacer… -y esa era mi perdida voz que parecía haber encontrado el camino de retorno a mi garganta.

-¿Nos vamos al motel? -lo soltó así, tan de golpe que me atraganté con mi propia saliva. ¿Al motel? ¿directamente? ¿sin más?… joer!!!. Bueno, claro, era un prostituto… ¿qué pretendía yo? ¿qué me cortejase antes de hacer el intercambio comercial?. Venga, chica, échale cataplines.

Vale -genial!! la voz no me había fallado, aunque seguro que lo que me iban a fallar eran las piernas cuando me levantase de la silla para marchar.

-¿En mi coche o en el tuyo?

* * *

La puerta del garaje del motel se estaba cerrando tras el coche. ¡¡Ay, Dios!!. Subimos las escaleras y entramos en la habitación, bastante normalita, que había que ahorrar en la transacción.

Él me sirvió una copa de champán y se encargó del hilo musical… y de la luz, que se podía graduar en intensidad. El chico, muy sabio y versado en el tema, enseguida creo un ambiente propicio para el tema en cuestión.

Se acercaba hacia mi, y ni me dí cuenta de que yo estaba retrocediendo hasta que mi espalda dió contra la pared, lo cual me sobresaltó.

Relájate, no estés nerviosa -su voz era casi un susurro, mientras su mano me acariciaba el pelo- mírame.

Caray!! pues sí que saben mirar los gigolós… Un dedo suyo estaba rozando ahora mis labios, con mucha suavidad. Me resultaba imposible mantener su mirada, y, sin querer, bajé la vista a sus labios, lo cual él debió interpretar como una invitación a que me besara. Bueno, a lo mejor es que los gigolós saben algo de psicología femenina o del lenguaje del cuerpo, yo que sé. El caso es que me besó.

Este chico era una caja de sorpresas. Su beso era tan dulce como si en realidad fuésemos una pareja de enamorados… ¿o sería que yo no le ponía lo suficiente como para que me besase con pasión?. Estaba succionando mis labios, mordisqueándolos… y entonces sentí su lengua en mi boca y apretó el acelerador.

Sentí su «cuerpo duro» apretado contra el mío, y de repente fuí consciente de que todavía sujetaba la copa de champán en mi mano… aunque también fuí consciente de otra cosa… una que se movía serpenteante bajo mi camisa: su mano. Esa mano hacía que sintiese un vacío en el estómago, tan ligera era su caricia, hacía que sintiese débiles las piernas y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

De repente, debió parecerle que había demasiada ropa por medio, que comenzó a desabrocharme la camisa, aunque sus labios seguían ahora por mi cuello, enviando regueros de placer. Y por arte de magia mis manos (dejé caer la dichosa copa de champán) se pusieron en acción comenzando también a desabrochar su camisa.

Oh, Dios existe, y es misericordioso!!… Aquel vello que él tenía en el pecho me parecía el mayor de los afrodisíacos… ¡¡Vírgen Santa!! pero que placer tocarlo, que placer sentirlo, me daban ganas de frotar mi cara contra él, al igual que un gatito contra el pantalón de su dueño… Hablando de pantalones, me di cuenta de que mi mano reposaba en la cinturilla del suyo. No podía respirar…

Espera, espera, para -y milagrosamente se detuvo.

-¿Qué ocurre? -sus ojos estaban nublados por el deseo, y su voz alterada a causa de la respiración entrecortada. Apoyó una mano en la pared a mi espalda y con la otra recorría mi barbilla, mirándome. Esa mano bajó por mi cuello, al igual que su mirada, siguiendo el camino que mi camisa ya desabrochada dejaba al descubierto.

Y esta vez fuí yo la que le agarré la cabeza a él para besarlo. Caray!! no podía tenerse un pastel así al alcance de una y no devorarlo. A la porra la vergüenza, los prejuicios, la moralidad… Probablemente no volvería a verlo nunca más, así que mejor nada de hablar y ponerse a la acción.

La ropa se la quité al igual que si estuviese quitando el papel de un regalo… y yo no era paciente haciendo tal cosa… o sea que, la ropa voló por los aires y me quedé contemplando su desnudez… Bueno, no es que me quedase mucho contemplando, no iba a poner el modo pausa en ese momento de la película… Pues entre mis manos tenía el pene más precioso que había visto en mi vida.

O – Aspective – Activo

12 comentarios

Archivado bajo Sonvak_

12 Respuestas a “Que poco dura la felicidad…

  1. Tanta emoción y tanto aparato en la mano, que se te ha olvidado poner la letra siguiente jaja

    Interesante relato para una noche imsone .Que no decaiga, digo el relato

  2. Jejejeje Sonvak como siempre esplendida, eres una verdadera crack! felicidades!

  3. He tragado saliva de forma exagerada como unas tres veces, jeje, vaya vaya como se ha puesto el tema. No me gustaría estar en tu pellejo Aspective, oh Dios mío! que desafortunada expresión con esa frase jajajaja

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  5. N - Sonvak - Activo

    Ya ves Noel, las noches de insomnio dan para esto, jijiji…

    Muchas gracias Chapinita, tus palabras me halagan!!…

    Codeblue no te preocupes, seguro que Aspective nos sale con algo así: «Pues entre mis manos tenía el pene más precioso que había visto en mi vida… ¡¡y era el mío!!» (es que con la autoestima del Gonzalito), jajajajajajajajajajaja… y eso que ya puse la palabra «precioso» por parecerme muy femenina, jejejeje. En fin, estoy deseando ver que hace con la frasecita, ji.

    Y Aspective… la frasecita me la pensé con mucho cariño, especialmente para ti…;)

  6. Aspective

    Sonvak, me has jorobado dos veces. je je
    Una con la frase.
    Dos con adivinar el comienzo que ahora tendré que cambiar (eso no se hace)
    ¡¡Que mala eres….!!
    Hummmmm veremos

  7. N - Sonvak - Activo

    Buenoooooooo, no sé si en verdad habré adivinado ese comienzo… pero desde luego, sí intento averiguar por donde respiras para ponértelo difícil, jejejeje….

  8. Sonvak, brutal!!!!! Eres genial chica!!!! Me lo he pasado «cañón del Colorado» con la continuación de tu historia. Fantástico, de verdad.

    Tiemblo en lo que me va a dejar Aspective Ô¿Ô seguro que con mucho «cariño», jejejeje.

  9. N - Sonvak - Activo

    Muchas gracias Montse, eres muy generosa conmigo, repito, muchas gracias!!! 🙂

  10. Jejeje yo también estoy a la espera de lo que nos dará Aspective, los dos hacen un excelente duo

  11. Hola!!!
    Estoy verdaderamente sorprendido por la forma en que te has ingeniado para continuar con la historia, y con la frasecita que le has dejado a Aspective.
    Y Aspective, pues te deseo mucha suerte, pero se que lo superaras.
    Hasta luego.

  12. N - Sonvak - Activo

    Gracias Chapinita por la parte que me toca del dúo. Y gracias Ariel, al igual que tú, estoy segura de que Aspective nos deleitará con su ingenio una vez más.

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