Vivió los últimos años informando, trabajando con la necesidad, más que obsesión, de hacer entender a la humanidad que los papeles estaban invertidos.
Mientras la Tierra se defendía eliminando la capa de ozono y contaminando el agua que mantenía vivo el virus de la humanidad, él intentaba conseguir el perdón del planeta.. un perdón que nunca llegaría.
Miles de criticadas pancartas intentaban salvar al planeta mientras la redonda madre continuaba el trabajo de eliminar tan peligrosa especie de su superficie.
Primero fueron los ríos, después los lagos, los mares… el Sol dejó de ser un amigo y la noche perdió el romanticismo. Síntomas que parece que sólo eran percibidos por quienes muchos consideraban casi un Dios, el dios de la información.
Ahora, algunos años después de terminar con su trabajo, la Tierra comenzó a arrepentirse. Echaba de menos el ruido de esa bacteria llamada humanidad, sentía falta de las pequeñas explosiones que devastaron continentes, nada comparado con los grandes impactos de asteroides del pasado.
La Tierra no estaba sola… millones de seres vivos continuaban jugando entre sus sombras, mucho más resistentes a las nuevas condiciones climáticas que los frágiles hombres. Una compañía que ayudaba a olvidar que había matado a su padre, al gran periodista de la humanidad, al único que había entendido que ella no era la víctima.
M – Chapinita – Activo