Se acerca la Navidad, y como todos los años ya estamos pensando en el atracón de dulces, comidas y cenas que nos vamos a meter entre pecho y espalda en el mes de Diciembre. Pero eso sí, ya tenemos escrita la carta a los Reyes Magos y lo que es más importante, hemos elaborado nuestra lista de propósitos para Año Nuevo. Y además este año, aparte de dejar de fumar, meternos en gimnasios, y hacer el amor con más frecuencia (vagos que sois unos vagos) está de moda un nuevo propósito que me tiene tremendamente confuso. Y es ni más ni menos que intentar hablar en castellano pero sin tintes machistas. Como el famoso miembra de la Ministra de Igualdad.
Como todos habréis oído alguna vez, el lenguaje español o castellano es profundamente machista, lo vemos todos los días en el lenguaje coloquial. Sin ir más lejos los atributos masculinos son sinónimo de algo positivo: «esto es cojonudo«, «tuve más polla que nadie ganando la lotería» y sin embargo cuando hablamos de los genitales femeninos o incluso de su ropa interior lo hacemos aplicando un sentido negativo: «vaya coñazo de día», «vaya braga de ordenador que me he comprado».
Tenemos otros ejemplos como atribuir cualidades utilizando un animal masculino: «mi abuelo es un zorro que no veas» – dónde zorro es sinónimo de listo y astuto, pero os imagináis si utilizamos el femenino de este mismo animal: «mi abuela es más zorra que nadie».
Luego hay expresiones tópicas como «De dónde viene el hombre?» haciendo referencia con la palabra hombre al ser humano (también masculino), es decir, incluimos a hombres y mujeres pero utilizamos sólo la palabra hombre.
Y por supuesto, cuando nos referimos a un grupo de personas dónde hay hombres y mujeres, siendo la proporción completamente indiferente, basta con que haya un hombre que entonces ya hablaremos del grupo en masculino. Para que lo entendáis, si están jugando en un parque Miguelito con sus 5 primas Lola, Pili, Mary, Sonia y Berta, los llamaremos a todos con la expresión: «Niñoooos, la merienda…»
Sin embargo, cuando decidí hablar de este fenómeno, y me refiero a los tintes machistas del castellano, me documenté un poco y leí algún artículo que me hizo dudar de mi posicionamiento. Me explico. La Real Academia de la Lengua explica una y otra vez que es un error muy frecuente confundir el género de las palabras con el sexo de las personas, y así explica que «la persona» y «el ser» son exactamente lo mismo, siendo una de ellas de género femenino y otra masculino, y no por ello se refieren necesariamente sólo a mujeres o sólo a hombres. Además, al no existir un género neutro con el que nos podamos refirir a un grupo, la norma en el castellano es que lo hagamos con el género masculino (posiblemente se eligio en su día el masculino porque entonces si la sociedad era tremendamente machista) pero no hay que volverse locos y en los tiempos actuales no se debe malinterpretar, y OJO, que no digo que no se tenga que cambiar, pero no a la velocidad que algunos proponen ya que el lenguaje debe evolucionar de forma lenta para que se consolide.
Creo una vez más, que estamos poniendo énfasis y preocupación en algo que obviamente hay que cambiar poco a poco, no me entiendan mal, yo SÍ pienso que es demasiado machista el lenguaje, pero que no veo prioritario. Me preocupa mucho más la incidencia del lenguaje SMS o el maldito Messenger. A veces me escribe alguien o me envían un mensaje al móvil y no tengo ni la más remota idea de lo que me dicen, y no soy precisamente de los que le gusta tener que hacer un gasto extra a las empresas que considero más abusivas como son las de telefonía móvil. Yo soy de los que le gusta que la lengua se utilice adecuadamente.
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