Por: Q – Sara
Hace ya un par de horas que me has llamado. Tu voz sonaba apresurada al teléfono, rápidamente he intuido que algo no iba bien. Me has dicho que me necesitas, que no soportas estar lejos de mí, que las cosas no pueden seguir así. Los 200 kilómetros que nos separan se te hacen un gran océano entre nosotros. Cuando hoy me has llamado has utilizado tu viejo truco victimista, una vez más. Me has dado dos horas de plazo para llegar hasta ti, entre amenazas de desaparecer para siempre. Rápidamente he cogido el coche y me he puesto en marcha, ya no me has respondido a las llamadas que te he hecho por el camino.
Dos horas después, aquí estoy, entrando en tu casa. Yaces en tu cama, estás innombrable: íntima. Lejana, más que nunca, a pesar de que ya no nos separen esos 200 kilómetros. Te ves preciosa en tu camisón blanco acostada sobre tu cama. No sé si he llegado demasiado tarde para rescatarte. Me acerco para comprobar que aún respiras, y llamo a la ambulancia.
Lo de siempre, te has tomado la cantidad justa para dormir durante unas horas sin poner en peligro tu vida. Y aquí me tienes, a tu vera, otra vez he vuelto a darle al ‘pause’ a mi vida para acudir a tu llamada. Pero juro que esta ocasión es la última en la que me la juegas. Cuando despiertes te llevaré a tu casa, y me despediré. No admitiré lloros, ni amenazas, ni ningún tipo de drama. Siempre me retas con acabar con tu vida, y lo que en realidad haces es acabar con la mía paulatinamente. No, cariño, me voy para siempre, y no pienso volver aunque la peor de las tormentas se instale en tu casa.
Ahí te quedas, no me vuelvas a llamar para nada. No te acerques, no me mires, ¿por qué me besas? No pienses que porque destelles sensualidad por todos tus poros me voy a rendir a tus pies, he dicho que me largo, y me largo. Bueno, parece que quieres una despedida con un buen sabor de boca… Deja que me quite la chaqueta y me acomode. ¡Mierda! Ya es tarde para emprender el viaje de vuelta a casa. Me quedaré a pasar la noche, y en cuanto amanezca me voy.
Buscas sexo… bueno, pero el último. Te quedas dormida abrazada a mí, estás bellísima, respirando lentamente, con tu cuerpo esculpido de forma magistral, con tus facciones perfectas… Me temo que esta historia se repetirá una y otra vez, cariño, eres mi círculo vicioso.
Próximo turno para P – Montserratita