Archivo diario: 12 junio 2009

Tengo una oportunidad y me la puedo tirar…

por N – Sonvak – Activo

Capítulo Tropecientos

«Tengo una oportunidad y me la puedo tirar»… eso es lo que había pensado Aspec a tempranas horas del viernes, mientras se miraba en el espejo. Apenas había dormido esa noche, ocupado en imaginar cual podría ser el final de la esperada cena, sobre todo del esperado «tête a tête» con Montse.

Escogió con cuidado la ropa que daría lugar a un aspecto descuidado, casual. Realmente había que tener en cuenta hasta el más pequeño detalle para que pareciese que uno no se preocupaba por lo que se ponía.

*  *  *

Montse tampoco durmió bien aquella noche. No era cobarde y se enfrentaría a aquella conversación a solas con Aspec… pero ¡¡caray!! le preocupaban las consecuencias. Además en viernes noche… es que las conversaciones en viernes noche podían traer muchos problemas a remolque.

*  *  *

Sito daba vueltas en su cama. No le preocupaba el cursillo. A él también le preocupaba la cena de ese viernes noche. Al final de la misma pensaba hacer una petición… y ello lo tenía realmente «acojonadillo».

*  *  *

La que dormía plácidamente era Sonvak. Al fin y al cabo, había considerado que lo mejor era pasar del tema del admirador secreto, el cual tarde o temprano caería por su propio peso.

*  *  *

Probablemente, era la única que dormía plácidamente aquella noche… Sara le daba vueltas en la cabeza a la sensación que tenía de que últimamente en el Blogguercedario se cocían muchos «asuntillos». Carolina estaba preocupada porque determinadas fotos salieran a la luz. Dani se sentía inquieta por la revelación que había hecho Yuyi en la «Sala de los Cafés». Y tanto Gorio, como Unsinagawa y Mosko, maquinaban en sus cabezas estrategias para poner una muesca más en sus cinturones.

Capítulo Tropecientos Uno

Y allí estaban todos, sentados a lo largo de la mesa. Cenando tras un cursillo que había resultado ameno e interesante. El que más y el que menos, deseaba llegase la hora del postre, del pitillo, del café… incluso, ¿por qué no?, del bailoteo.

Sito ocupaba la cabecera de la mesa, custodiado a ambos lados por Aspec y Unsinagawa… El otro extremo de la mesa fue el escogido por Montse para sentarse, a su lado estaban Sonvak, Sara, Dani, Yuyi y Carolina. Mosko y Gorio enseguida se habían colado al lado de las chicas… ¿quizá para ir preparando terreno?.

Mientras cenaban, la conversación era intrascendental, salpicada de bromas y chistes. Las miradas se cruzaban. Sara, por ejemplo, miraba a uno y otro, encontrando sospechosos por todas partes. Carolina, una de las chicas cañón de la oficina (la verdad es que en la oficina todas las chicas están cañón) llevaba con humor los piques que le lanzaba Mosko.

Sin embargo, las miradas más encendidas eran las que recorrían el largo de la mesa. Montse, Aspec. Aspec, Montse.

Montse volvió a llenar su copa de vino.

-¿Haciendo acopio de fuerzas? -le preguntó Sonvak con una mirada maliciosa.

-Calla y come, querida, calla y come. Por cierto, ¿sabes?, acabo de darme cuenta de algo. Unsinagawa está mirando mucho hacia aquí.

-Normal… me imagino que se le hace más agradable estar mirando hacia las chicas que la cara de Sito y Aspec…

-Pues no, no es que mire para aquí en general… creo que está mirando a alguien en particular… de hecho, tengo la impresión de que a quien está mirando es a ti -Montse miró a Sonvak con una sonrisa irónica en su cara.

Sonvak alzó las cejas y miró hacia donde estaba Unsinagawa, el cual precisamente en ese momento miraba hacia ella. Sonvak apartó la mirada rapidamente y miró hacia Montse:

-¿Crees que puede ser él?

-Pues no sé que decirte… por lo que sé, es amante de la poesía, aunque me parece que es más atrevido… no, creo que no… no debe ser él -aseguró Montse descartando la idea.

En ese momento se oyó una carcajada proveniente de Aspec. Sito lo miraba entre serio y picado.

-Pues no sé qué te hace tanta gracia.

-Me hace gracia verte tan pillado, hasta el extremo de hacer lo que estás pensando hacer.

-Pues a mi me parece buena idea. Si esa chica lo tiene tan pillado ¿por qué no?. Hay que aprovechar el momento, el lugar, y zambullirse a fondo en lo que uno siente -el que hablaba era Unsinagawa.

-Yo sigo pensando que es una locura -dijo Aspec- le das demasiado poder a una mujer a partir del momento en que la haces conocedora de tus sentimientos.

Los camareros ya estaban sirviendo el postre, cafés para los que así lo deseaban y dejaban bebidas a lo largo de la mesa. De fondo comenzó a sonar la música, y el rincón dispuesto para bailar se iluminó adecuadamente.

Más de un@ se levantó para salir a la terraza a fumar. Entre ell@s, Montse y Sonvak:

-La verdad es que este sitio es precioso. Sito no podía haber escogido mejor -la que hablaba era Montse.

De la terraza bajaban unas escaleras que se perdían en un jardín laberíntico, sutilmente iluminado.

-¿Estás pensando en perderte por ese jardín para que cierta persona no te encuentre?… Eso no sería propio de ti -Sonvak se volvió mientras hablaba para mirar hacia el interior. Aspec y Unsinagawa se acercaban hacia ellas.

-Me parece que el momento se acerca por la retaguardia…

Montse la miró y siguió la dirección de su mirada. Lo primero que pensó fue que no había bebido lo suficiente, probablemente necesitaba otra copa de cava. Pero Aspec no fue el que habló, sino Unsinagawa.

-A mi compañero y a mi nos complacería mucho que tan bellas damas nos concediesen un baile -Unsinagawa tendía su mano hacia Sonvak. Aspec miraba a Montse enigmáticamente.

-Pues la verdad es que a mi en este momento no me apetece bailar -Montse miraba a Aspec desafiante.

-¿Y si dejamos lo de bailar para más tarde y primero nos tomamos una copa?… Para mi un Absolut Mandarín con naranja y para Montse lo mismo pero con limón. Muchas gracias, caballeros -y con una sonrisa, Sonvak se quedó mirando a Aspec, preguntándose si este se dejaría llevar o iría a por lo que quería sin más.

Aspec se inclinó burlonamente y respondió:

-Cómo no? para nosotros será un placer el servirlas. Vamos -le dijo a Unsinagawa. Mientras caminaban hacia las bebidas pensaba para si que en justa venganza cargaría bien de vodka sendas bebidas.

Así como atravesaban las puertas de la terraza se cruzaron con Gorio que salía.

Mientras encendía un pitillo se apoyó de espaldas en la barandilla, al lado de Sonvak y Montse.

-No me digais que no os gusta mover el esqueleto. Están poniendo una música muy buena, la verdad.

-Estamos haciendo tiempo antes de meternos de lleno en la «locura nocturna» -respondió Sonvak con una sonrisa.

-Pues cuando te decidas, avísame, me encantaría bailar contigo.

-Muy bien, no te preocupes… te avisaré -Sonvak miró hacia Montse- ¿y si damos una vuelta por el jardín?.

-Encantada

Y ambas enfilaron escaleras abajo:

-Parece que hay otro posible sospechoso -comentó Montse.

-Ya… por sospechosos que no sea.

-¿Estais intentando escapar? -era la voz de Aspec a sus espaldas.

Ambas se volvieron a la vez. Allí estaban los dos, cada uno portando dos copas. Unsinagawa le tendió una a Sonvak. Aspec le ofreció otra a Montse. Montse se la quedó mirando sospechosamente, como si pudiese contener veneno y miró a Aspec fijamente.

-La verdad es que habeis tenido buena idea… apetece un paseo por este enorme jardín en el que uno podría perderse y no ser encontrado -Aspec miraba a Montse mientras hablaba, la sujetó a la altura del codo -os acompañaremos por si os perdeis.

-Me parece una estupenda idea -secundó Unsinagawa, asiendo a su vez a Sonvak del brazo.

-Oh!! qué galantes!! preocuparos así por nuestra seguridad -dijo Sonvak con toda la ironía del mundo.

-No seas mala Sonvak, realmente nos preocupa vuestra seguridad -contestó Unsinagawa.

– Querido Unsinagawa… ser mala es lo que mejor hago -y le dedicó una sonrisa, supuestamente, de lo más inocente.

Montse elevó los ojos al cielo, ¡¡Dios mío!! la noche que la esperaba…

Tras un rato caminando en silencio, Aspec le dijo a Montse:

-Creo que me debes una conversación a solas.

Evidentemente, tal afirmación en medio de un silencioso jardín, fue oída por Unsinagawa.

-Por mi no hay problemas en dejaros a solas. De hecho, para mi será un placer entretener a Sonvak mientras vosotros teneis tal conversación.

-¿Entretenerme?… pero mira que podeis ser arrogantes los hombres. Querido, yo perfectamente me entretengo sola. Otra cosa es que puedas ser tú el que no sepas entretenerte solo -y sonrío mordazmente Sonvak.

-Si me das a escoger entre entretenerme solo o entretenerme contigo y con esa lengua afilada que tienes, creo que la decisión está clara…

Tal afirmación fue interrumpida por Aspec:

-¿Qué tal si seguís la conversación por aquel sendero de allí?… Yo tendré mi conversación a solas con Montse por este sendero de aquí… y cuando terminemos nos encontramos dentro…

Y sin más, acompañado de la suerte de que Montse no daba reaccionado, desvió sus pasos hacia el sendero que había mencionado.

-Muy bien… cuanto antes empecemos a hablar, antes acabaremos… así que, dime todo lo que tengas que decir, de una santa vez… -Montse se había apartado, retirando el brazo del contacto de la mano de Aspec, y lo miraba directamente a los ojos, decidida a coger al toro por los cuernos.

Aspec la contemplaba, pensativamente, mientras daba un sorbo a su copa.

-¿Se puede saber por qué te caigo tan mal? -realmente deseaba saber el motivo de la mala disposición de ella hacia él.

-¿Por qué me caes mal? -Montse estaba sorprendida con aquella pregunta- Pues… no es exactamente que me caigas mal… es que me sacas de quicio.

-Vale, pues ¿por qué te saco de quicio?… ¿Por qué el atacarme contínuamente? ¿Algún problema con los hombres en general que me estás haciendo pagar a mi en particular?

-Qué prepotencia la tuya!! El problema tiene que ser con los hombres en general ¿no? porque claro, te resulta difícil aceptar que una mujer pueda no caer rendida a tus «adorables» pies, ja -y Montse dió un sorbo a su copa, excesivamente cargada de vodka, pensó.

Aspec la estudiaba mientras ella hablaba. Daba vueltas en la cabeza a como enfocar aquella situación. A como hacer cambiar de parecer a aquella hembra tan terca, que no quería admitir que la atracción que existía entre ambos era real.

-Me rindo -dijo sin más.

-¿Te rindes? -preguntó Montse- ¿Qué quieres decir?

Aspec había decidido modificar su estrategia.

-Pues eso, que me rindo. Tú ganas. Tú tienes razón. ¿Eso te hace feliz?

Montse se quedó mirándolo desconcertada. Miró el vaso. Volvió a mirarlo a él:

-¿Es que me has puesto algo en la bebida y por eso no me estoy enterando de nada?

Aspec se rió por lo bajo. No lo pudo evitar. Realmente se la veía desconcertada.

-¿Qué esperabas que dijese?, ¿esperabas qué me mostrase enfadado contigo?, ¿deseoso de venganza?… -la miraba a los ojos mientras hablaba- No voy a negar que al principio, sí lo estaba. Y sí, también deseaba venganza. Pero la verdad es que ya no estoy enfadado ni tampoco deseo venganza. Ahora mismo, lo único que deseo es conocerte mejor. Desde luego, has despertado en mi mucha curiosidad.

Montse era totalmente consciente de su voz seductora, incluso de la forma en que la estaba mirando. También era consciente de que el alcohol estaba haciendo sus efectos. La noche lucía espléndida, con una preciosa luna llena en lo alto del cielo. El jardín desprendía aromas que lo envolvían a uno. Y él estaba allí, ambos en la semipenumbra… Resultaba atrayente aquella nueva faceta amable.

-Me parece muy interesante todo lo que has dicho… pero, dime una cosa… ¿se supone que es ahora cuando yo caigo rendida a tus pies?. Dime, ¿crees que no soy lo suficiente inteligente como para darme cuenta de tus intenciones? -se acercó un poco más a él- ¿Te has propuesto utilizarme como a todas las demás? ¿tal y como decías en la famosa frase que ha provocado todo esto? -su rostro estaba a escasos centímetros del de Aspec- ¿todavía no has aprendido la lección?…

«Aspec, contrólate«… pensó para si. Ella estaba buscando provocar otro enfado para que él se ganase otra bofetada o Dios sabe qué…

-Te aseguro una cosa. Nunca he dudado de que seas una mujer inteligente -intentaba no dejarse llevar por la escasa distancia que separaba sus rostros- Y no estoy pensando en utilizarte, como dices tú, pero no voy a negarte que en este momento te deseo más de lo que he deseado a mujer alguna en mi vida. Y te aseguro que estoy haciendo uso de todo mi control para no besarte ahora mismo.

Y sí, Montse no esperaba tal respuesta, ni esperaba que esa respuesta fuese pronunciada con una pasión tan contenida. La mirada de ella bajó hacia los labios de él. ¿Tan malo sería caer en aquella tentación?.

-Si sigues mirándome así te aseguro que no respondo de mis actos -las palabras pronunciadas por Aspec parecían no haber llegado a destino, pues Montse no apartaba la mirada. Se sentía incapaz de apartar la mirada.

Conste que Montse era alta, y llevaba tacones, aún así tuvo que ponerse de puntillas para besar a Aspec. Y lo hizo a pesar de ser consciente de que al día siguiente probablemente se arrepentiría de haber dado aquel paso.

Enlazó sus manos tras la nuca de él para acercarlo… aunque Aspec ya le salía al encuentro. Y el tiempo dejó de existir. Aspec la apretó fuerte contra sí, devorando su boca y siendo respondido con igual ansia. No se podía saber quien ansiaba más, quien buscaba más. La fuerza de la pasión que sentían era arrasadora, insaciable. Los besos no calmaban el hambre sino que la acentuaban.

El mullido césped acogió sus cuerpos enlazados en la danza más primitiva. Ambos no querían ceder. Luchaban por hacerse con el otro. Por poseerlo. Sus cuerpos se desnudaban con celeridad, necesitando un contacto más íntimo. Las manos de Montse recorrían el pecho de Aspec entre caricias y arañazos provocados por la pasión, mientras la piel de Aspec ardía bajo el contacto. Aspec la besaba en el cuello, la mordía, mientras sus manos se deshacían con habilidad del cierre del vestido. Notó como las manos de Montse desabrochaban el cinturón y a continuación los botones de sus vaqueros. Y su respiración se entrecortó cuando notó la firmeza de sus dedos acariciando su miembro, apretándolo… volviéndolo loco.

No supo como, pero se encontró con ella encima, montándolo. Sintió que era ella quien lo poseía. Sus movimientos lo volvían loco y lo último que quería era perder el control; no con ella. La agarró del cuello para poder devorar su boca, intentando tomar las riendas de la situación que sentía se le iba de las manos. Ella lo echó hacia atrás, mientras se estiraba para conseguir una penetración más profunda. Sus caderas giraban, atormentándolo. El cabello de ella rozaba sus muslos en una caricia enervante, mientras el arco de su cuello le parecía la mayor de las tentaciones. Notó como los músculos de ella comenzaban a apretarlo en espasmódicos movimientos que sin remedio lo llevaron al mejor orgasmo de su vida.

Próximo turno: M – Daniela – Activo

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Por favor, cuida ese fantástico culo.

O – Aspective

Cuando oí a Montse, mi adorada e idolatrada Montse, lanzarme ese ¿ruego? no me lo podía creer. Ella diciéndome a mí que tenía un fantástico culo. ¡Ella!

Hombre, he de reconocer que estoy bien. Francamente bien. Alto, guapo, bien proporcionado, de facciones amables… pero quizá el culo no sea mi punto más fuerte. Por eso me extrañó. Tenía tantas cosas para resaltar que me dejó un tanto parado que se fijara precisamente en el culo. Ella que de culos tenía que saber mucho, ya que el suyo era simple y llanamente, el mejor. Me había fijado muy bien y no había ninguna duda. Era un culo de campeonato.

Porque, vamos a ver. ¿No te fijas tú en el culo de las mujeres? Estás leyendo esto solo, sin nadie alrededor, así que no me mientas. ¡Claro que te fijas! Por supuesto si te preguntaran en qué es lo primero que te fijas cuando ves a una mujer, tu respuesta dependerá de quién te esté interrogando. Si fuese una chica le responderías que en su cara, en sus ojos, en sus manos u otras medias verdades similares. Claro que miras eso. Pero no es lo primero. A un varón le reconocerías que lo primero es la silueta en general, las tetas (perdón, si hay mujeres leyendo esto quería decir “el pecho”) el culo, el pelo… todo aquello que conlleva una carga erótica. Y lo haces de forma inconsciente. Antes de darte cuenta de que se acerca una mujer, tus ojos ya han recorrido toda su anatomía y realizado una valoración apreciativa.

Después entra en juego el arte de la adivinación, muy ayudado por la imaginación y la experiencia. ¿Cómo estaría sin ropa? ¿Qué porcentaje de las tetas (¡uy!, perdón, pechos) es real y qué parte corresponde al relleno, aros, modelo y diseño del sostén? Sí, sostén, porque sujetador es “el que sujeta”. El que sujeta lo que sea. ¿Y si no se caen aún?  Pero sostén, entre otras acepciones, es la “prenda del vestido interior que usan las mujeres para ceñir el pecho”  (es decir, las tetas). Hay que llamar a las cosas por su nombre. Lo mismo me sucede con la cursilería inadecuada de lencería y la acertada rotundidad de corsetería. Pero en fin, que me voy del tema. Te la imaginas desnuda, imaginas si irá depilada, cómo, te imaginas sus tetas, si son altas y rotundas, o caen, o son bizcas, o solo insinuaciones, te imaginas sus pezones, sus bragas… Aunque últimamente las bragas ya no necesitas imaginarlas. O bien te las muestran por encima del pantalón o bajo la falda. Sí, es cierto. ¿Les contamos un secreto a las lectoras? (¿Hay aún lectoras?) Esa prenda tan idolatrada, que ahora se denomina braguita o tanga independientemente de su tamaño real, fue durante mi infancia el objeto de contemplación más preciado. Quizá por la imposibilidad de hacerlo. Por eso, por la búsqueda constante del resquicio indiscreto que te permitiera vislumbrar de refilón su color, aprendiste que cuando ellas se sientan, sobre todo cuando lo hacen educadamente al borde de un asiento, se cuidan muy mucho de la parte superior de la falda que cae sobre los muslos, de cruzar púdicamente las piernas, etc. Pero la mayoría olvida la parte inferior. Sí, es por debajo por dónde más veces atisbábamos algo. Pero, como decía, eso era antes. Ahora con mirar vale. Y que conste que lo prefiero. Da menos trabajo.

Después de que la imaginación haya hecho su labor, e insisto en que la experiencia previa es muy importante para acertar con lo que imaginas, es cuando te fijas finalmente en detalles como la cara. ¿Es guapa o fea? Y en las manos, las uñas, los tobillos, las muñecas y si lleva sandalias, los pies. Pero después.

Pero durante este tiempo, que realmente ha sido un brevísimo instante, has estado sometido al efecto incontrolable de su perfume. Quizá no te has dado cuenta, o no has sabido identificarlo, pero produce una reacción inmediata en ti, sobre tu opinión de ella y sobre tu deseo. Es una manipulación, un llamamiento a la parte más atávica de tus instintos animales, de la parte más arcaica de tu cerebro. Cierto. Pero lo jodido es que funciona. La mujer que sabe elegir su perfume lleva tanto camino ganado, que puedes olvidar todo el resto de las valoraciones que has hecho, para sentirte inmediatamente atraído por ella y todo sin que tú te des cuenta. ¿No es increíble? Pero, repito, funciona.

A estas alturas, con el trabajo principal realizado, ya puedes esbozar una sonrisa, saludar e incluso, si ella no está demasiado buena o tu imaginación no ha ido demasiado lejos, puedes iniciar una conversación. Si está cañón, probablemente aún no puedas pasar de balbucear, mientras intentas desesperadamente tragar la saliva que te cae por las comisuras.  Si es fea, descaradamente fea, tanto que no merezca la pena, supongo que pasas de todo. Yo no lo sé. Aún no me he tropezado con ninguna de esas. Y si es normal o moderadamente guapa, es decir, el 99%,  comienzas a pensar en ti mismo, a meter la barriga, o sacar pecho, a pensar si esto y aquello estará bien, etc. Vamos, a pasar revista mental de lo que ella puede estar viendo. Pero da igual. Sea lo que sea, es demasiado tarde. Ella ya ha visto todo lo que tenía que ver. También te ha catalogado, valorado y clasificado. Mucho más rápido, mucho más discreta y normalmente, mucho más acertadamente que tú. Incluso ya ha decidido si tú mereces la pena o no. Vamos, que cuando tú, pobre infeliz, quieres empezar a ligar, ella ya ha tomado la decisión de si lo vas a conseguir o no.

Por eso, cuando Montse me sorprendió: ”Por favor, cuida ese fantástico culo” mi cabecita comenzó a pensar. Se ha fijado en mi culo, lo ha valorado positivamente, luego el resto, que es mejor, le habrá gustado, por lo que… a lo mejor, tengo una oportunidad y me la puedo tirar.

 

Próximo turno  N – Sonvak – Activo

 

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