Archivo de la etiqueta: vejez

Qué difícil resulta…

Qué difícil es ir cumpliendo años, ver que pasa el tiempo, que las cosas ocurren… o no, en definitiva y aún a riesgo de usar la palabra maldita, ir haciéndote mayor, envejeciendo.

Pero no, curiosamente, por el hecho de ser viejo, ni que te quede menos tiempo, ni consideraciones similares porque, de hecho, estamos acostumbrados a ellas desde pequeños. Es lo normal, lo esperado. Ley de vida.

No, es difícil, es duro, porque vas siendo consciente de ciertos temas, de cosas que al final, y en contra de todas las expectativas, no van a salir bien. Siempre has esperado ser un gran triunfador social, o un extraordinario deportista, o un genial descubridor de algo importante, o simplemente rico (lo de simplemente es un eufemismo, por supuesto). Pero también sabías que, excepto para algunos privilegiados, esas aspiraciones forman parte más de los sueños que de las verdaderas esperanzas.

El problema te abofetea cuando son esas cosas «nimias» que dabas por descontadas, esas que seguro que te ocurren porque le acaecen a todo el mundo, las que te fallan. Una y otra vez. Sin remedio. Y hablo de temas que a todo el mundo le conciernen: el amor, el trabajo, la familia, los amigos…

Resulta que me encuentro a un solo giro de esquina de una edad demasiado redonda para mi gusto. Mi pelo que, eso sí, conservo está lleno de canas. La barba blanca. Arrugas suficientes para hacer algún anuncio de cremas a la moda. Y encima no me puedo quejar pues, al ser varón, resulta que me vuelvo interesante. Jajajaja. ¡Interesante! En fin…

A mis ytantos años he vuelto a empezar de nuevo, otra vez más, la enésima, un negocio a ver si al fin puedo vivir con dignidad. Yo, que fuí educado para entrar a trabajar en una empresa y casarte con ellas hasta que te jubilaras, he dado más vueltas que una peonza. Por cuenta propia, ajena y mediopensionista, siempre intentando ganarme la vida y bien que mal, hasta hoy (con gran ayuda de la familia) he sobrevivido.

Pero entre tantos temas, de esos que comentaba más arriba, y que damos como normales, hay uno que me duele especialmente. No he conseguido «EL AMOR». Así, con mayúsculas. Una larga sucesión de parejas, un par de matrimonios, muchos intentos y todos fracasos. Con duraciones variables entre unos pocos meses y un porrón de años, el final de todas las relaciones ha sido el mismo: la ruptura.

Por una parte te da pena pues tienes la sensación de perderte algo importante, especial. Por otra, surge la inquietud al pensar que, después de tantos intentos frustrados quizás, tal vez, probablemente lo que funcione mal, el elemento común en todos estos fracasos, eres tú. Soy yo. Y un poquito tal vez, un ligero asomo, una pasajera sensación me invade: la de la soledad y el miedo a ver el futuro SOLO. En fin, es lo que hay.

(Disculpad los fallos y erratas, pero si releo el texto, no lo publico. Gracias)

3 comentarios

Archivado bajo Aspective_