por W – Cuauhtémoc – Activo
No, no puede ser, mis papás están tocando la puerta. De seguro si no les abro se van a molestar más. Pero ni modo, voy a tener que irme sin detenerme, necesito deshacerme del cuerpo lo antes posible, ya son muchas cosas las que me están pasando, como para sentenciarme yo solo abriéndoles la puerta, mejor me voy, así cuando regrese les daré una explicación. Los voy a dejar esperando, es mejor pedir perdón que permiso. Si me quedo y les abro algo malo va a pasar.
Me dirijo como loco otra vez a la cochera, agarro el trapeador, limpio por debajo del auto, lo escondo bien entre los hierros viejos que tengo ahí. Me subo al coche, lo enciendo, para mi suerte arrancó a la primera, busco el control de la puerta de la cochera en la guantera del carro. Tengo que abrir, salir rápido antes de que se den cuenta que se abrió la cochera y se metan, eso me hará más difícil irme. La puerta se abre y aquí vengo de reversa, solo alcance a ver como mi padre volteaba hacia mi carro, logré cerrar la cochera a tiempo, lo vi. correr hacia mi, pero logre venirme antes de que se diera cuenta que lo estaba mirando. Me hice como que no los mire y ahora aquí vengo.
Tengo que pensar donde tiraré el cuerpo, aquí traigo la maleta de ropa, espero que con esto ya sea una buena coartada por si empiezan a investigar. Me dirijo al basurero municipal, no hay nadie, eso es bueno, ya que pensé que habría personas recolectando basura, miro el reloj, casi son las dos de la tarde, eso quiere decir que han de andar comiendo, así que tengo tiempo suficiente para de una vez por todas salir de todo este embrollo.
Me estaciono en un lugar escondido de reversa. Me bajo, el suelo esta muy mojado, como que por esta zona llovió mucho anoche. Abro el maletero, ahí esta ella, dormidita, claro, con una mancha de sangre casi seca en la cabeza, pero aun así se ve preciosa. Si las cosas hubieran resultado diferentes, estaríamos muy felices. La verdad amor, daría mi alma al diablo por tal de que todo fuera como antes, como cuando éramos felices, como cuando tu me amabas, como cuando yo funcionaba, cuando tu estabas orgullosa de tenerme, cuando te preguntaba ¿qué te gusta de mi? Y que tu contestabas que todo, cuando hacíamos el amor hasta tres veces en una noche. Cuando te despertabas sonriente y me decías que llevarías el desayuno a la cama.
Las lágrimas vuelven a invadir mis ojos. Respiro profundamente. Es hora de tirar el cuerpo. Lo voy a enterrar en medio de todo este basurero, nadie se dará cuenta, al menos en un tiempo. La saco con cuidado, la coloco entre la basura y empiezo a cavar un hoyo con mis propias manos pues se me olvidó la pala en mi casa. No es difícil los cacharros y basura se mueven con facilidad, pronto tengo ante mis ojos un agujero a la medida para ella. Ahí quedó ella, sepultada entre todo ese desperdicio. Ahora, lo mas importante la maleta, esta tiene que quedar mas o menos a una distancia de unos metros para que esto pueda ser creíble. Abro la maleta y empiezo a tirar las cosas de manera que parezca que alguien la aventó, así podría ser que se sospeche que alguien la asalto o algo así. Si acaso la encuentran claro.
Me sacudo las manos, misión cumplida. Respiro profundo, me subo al auto y me voy.
Al ir manejando recordé que los neumáticos de mi auto quedaron pintados en el lodo. Me detengo en una llantera y compro cuatro llantas, hago que me las cambien ahí mismo. Las mías estaban buenas, pero pues tenia que quitar sospechas. Eche las viejas, en el maletero y seguí mi camino. Me detuve en una calle las bajé y las dejé en un deposito de basura.
OK, ahora, a enfrentar a mis padres.
Ahí estaban afuera todavía cuando llegué. Mi padre estaba histérico. Abrí la cochera y metí el auto. Les abrí la puerta y en lugar de escuchar saludos recibí insultos por parte de mi padre: -“¿que paso jijo de la chingada? Hace como dos horas que llegamos, estabas en la casa y te fuiste corriendo. ¿Pues que piensas o que?
-“Perdón apá, pero pues tenia cosas que hacer”-
-No hay cosas más importantes que atender a tus padres cabrón
-Ya por favor pásenle.
-¿y tu mujer hijito? – me preguntó mi madre
-Se fue de viaje por un tiempo amá.
-¿Cómo que se fue de viaje? ¿Qué no sabia que llegaríamos? – “pues por eso se fue” pensé en decirle, pero ¿para que enlodar la bendita memoria de mi mujercita hermosa?
-No mamá no sabia, se fue desde antes. Siéntense por favor.
-Anda ve y mete los animales que se los van a robar. – me dijo mi padre.
-¿Cuáles animales apá?
– ¿Cómo que cuales? Pues los marranos, las gallinas que trajimos, espero que tengas suficiente patio para poder tenerlos ahí, tenemos que hacerles un corralito.
-Pero apá, aquí no hay lugar.
-Pues les hacemos. Mira ps este. Mételos todos.
-Oye hijito. ¿Y tus hijos?
-Están con mi comadre amá
-¿Cómo que se fue tu mujer y dejó a los niños? ¿Qué clase de madre es?
-Es que tenían que ir a la escuela amá
-Y ¿A dónde se fue? – Me estaban hartando las preguntas, no se me había ocurrido a donde se podía ir, si le digo que no se, volverá con los sermones de que como no voy a saber si soy su marido, que clase de mujer es que no le avisa a su esposo o a lo mejor me dirá que yo soy el tonto por darle tanta libertad a mi mujer para que se vaya, que me tiene que atender y respetar. Me volverá a contar la historia de ella con mi papá, que ella siempre lo a atendido, que siempre ha estado al cuidado de el, que nunca lo ha dejado solo, etc.
-Fue a visitar a sus padres mamá
-¿Qué no sus padres viven aquí en la ciudad?
-No, creo que ya no mamá. Voy a meter los animales.
Uff, creo que esto está más difícil de lo que parece, mi mamá es tan pero tan curiosa que terminará sacándome la verdad, con sus preguntas aparentemente inofensivas, pero que mete aguja para sacar hilo o sea que como que no queriendo la cosa se va metiendo más y más.
Después de meter los animales, tengo que ir por los niños. Voy a hacer esto rápido por que tengo que atender a mis padres también y por supuesto, no quiero que mi comadre empiece con las preguntas. Que con mi mamá tengo.
Por suerte, recogí a los niños rápido. Mi comadre no hizo muchas preguntas y eso me gustó más, ya estoy en mi casa de regreso. Mi padre esta mirando televisión en la sala, mi madre les da de cenar a los niños. Está nublado, se oscureció muy pronto. Yo, estoy encerrado en la que era nuestra habitación. Mirando las cosas que ella hizo en ese cuarto, las cortinas que trajo de Paris cuando fuimos de luna de miel, los maquillajes que están en el tocador. De repente, ella está ahí, sentada, frente al espejo, esta peinándose. Voltea, su cara esta pálida, demacrada. –“¿crees que es muy fácil deshacerte de mi? – me pregunta, cierro los ojos, los abro y ella sigue ahí, no quiero mirarla, cierro los ojos, los abro deseando que no esté ahí, efectivamente ya no está, ahora, me volteo al otro lado y ¡aquí la tengo! En frente de mí. Está mirándome, con esos ojos tan vidriosos que le vi. La última vez antes de matarla.
-“jamás, entiéndelo, jamás podrás deshacerte de mi”- la luz se apagó, un relámpago iluminaba por la ventana.
Llovía tan fuerte como nunca había pasado. El viento quería decir algo. Se quejaba. Ya no la miraba, pero la sentía, estaba ahí. Otro relámpago me hizo ver que no estaba soñando, que ella efectivamente estaba ahí. Me tocó la cara, era real, era fría, era ella. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, quise moverme pero no pude, estaba paralizado, tenía miedo.
-“Perdóname, por favor amor, perdóname. – le suplicaba a gritos y ella riéndose de mi.
La cama se empezó a mover fuertemente, ella ya no estaba ahí, logre bajarme de mi cama. Pero al agacharme para buscar mis sandalias en el suelo, la vi. De nuevo, al relampaguear, estaba ahí mirándome con esos ojos que jamás se me olvidaran, debajo de la cama. No pude ponerme nada, quise abrir la puerta, pero por más que intenté, por más que le di golpes, no pude. Sentí que algo aprisionaba mis pies, era ella de nuevo, que me jalaba hacia la cama. –“¿quieres hacer el amor?” – me dijo, pero como quería que se me parara con este susto. Caminé de nuevo a la cama. Me recosté, ella se subió arriba de mí y empezó a desnudarse. La miraba cada vez que los relámpagos iluminaban la habitación, su cara pálida pero hermosa. Aun así no podía moverme, no podía hacer nada, estaba paralizado.
No supe cuando me quedé dormido. Desperté, ya era de día, me sentía cansado. Pensé que por todas las cosas que pasé el día anterior, pero después me di cuenta de que no era por eso. Mi mujer entró por la puerta con el desayuno en la mano. –“no se a acabado la pesadilla”- pensé. Me hice para atrás asustado.
-“¿Cómo amaneció mi amor? ¿Cansadito?” – no podía entender que pasaba, sí estaba cansado claro, pero ¿Por qué ella lo preguntaba? ¿Cómo lo sabia? Entonces opté por seguir el juego, yo se que ella esta muerta y que yo soy el que se está volviendo loco, así que seguiré con esto.
-Que rico lo que hicimos anoche amor. Eres el mejor hombre del mundo. Un semental. Toma tu desayuno amor, al cabo es domingo, hoy no iras a trabajar. Ah por cierto, tus papás llegaron ayer, pero como llegaste tan tarde no te lo comenté. – ya sabia que habían llegado, pero ¿Qué pasaba? Porque ella dice que llegué tarde. Miré la fecha en mi celular y estaba bien, no estaba yo en el pasado ni nada de eso.
-¿a que hora llegué anoche amor?
– Como a las doce mi vida, pero te di tu masajito amor, tenias mucha cuerda ehh, lo hicimos tres veces.
Estoy confundido, no se que está pasando conmigo, soy yo, es mi vida, no lo se. Pero estoy a punto de volverme loco.
Próximo turno para V-Aguaya-Activo
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