Archivo de la etiqueta: terror

El Gatillazo

El Gatillazo

¿A quién no le ha pasado alguna vez, que en plena faena amatoria ya sea por estrés, cansancio, nervios, miedos o cien cosas mas ha sufrido el famoso gatillazo?
El hombre, por su puesto no lo reconocerá ya que al gatillazo se le pueden dar varias definiciones como por ejemplo «golpe que da el gatillo de un arma de fuego, especialmente cuando no llega a disparar»  o » fracaso del hombre en la realización del coito», convirtiéndose ésta última en un «terror» para los hombres.
Siempre que no se trate de un problema médico documentado, el gatillazo es cuando «tu pene está asustado, y en esas condiciones de presión no funciona».
Los hombres le tienen miedo al gatillazo porque las mujeres pueden cuestionar su virilidad, contárselo a sus amigas y quedar en ridículo.
Lo que no saben es que el mismo miedo y la obsesión por no tener un gatillazo llevan al gatillazo mismo…
Imaginemos la situación en un motel cualquiera con una pareja cualquiera:
– El: ¡mierda!
Algo no va bien, me pasé con el vodka, esto es un papelón.
Suda, lo intenta arreglar, consulta a su «hermanito» y éste sigue igual
¡Que venga una grúa por favor!
Se centra en la tarea, pero nada, no hay nada que hacer
– El: Te juro vida mía que es la primera vez
– Ella: ¿Dónde habré oído yo eso?
– El: Fin, se acabó
– Ella: ¡Pero si no había empezado y ya has terminado! ¿Ahora qué hago yo?
– El: Mañana irá a cualquier sex-shop y se comprará un novio de látex, seguro que es mejor
– Ella: ¡qué desilusión!
– El: Estoy perdido y mi orgullo herido. Mañana se quedará en casa con su «nuevo campeón»

A los pocos días de manos de la suerte se solucionó, ella lo llamó:

– El: Se le acabaron las pilas, el juguete no le funcionó jejeje
– Ella: No te preocupes, le puede pasar hasta al mejor vibrador

Por la tarde nueva sesión:

– El: ¡Bravo! la cosa funcionó como un reloj, mi hermanito se portó.
– Ella: ¡Cariño, eres el mejor!

Yo: Que levante el «ratón» a quién no le haya sucedido algo parecido.

Sandra

 

12 comentarios

Archivado bajo Sandra

La noche en que los grillos callaron

Eran casi las doce de la noche cuando Carlos viajaba por la carretera su auto último modelo. Se lo había regalado su empresa, por el buen desempeño en su trabajo.

 

Se le hacia tarde, nunca se había quedado tanto tiempo en su trabajo, mucho menos dejara su esposa con la cena servida. Trató de llamarle dos veces, desde el celular, pero en vano, la señal estaba muerta. Encendió la radio, una música relajante empezaron a salir de los altavoces, casi se queda dormido, pero reaccionó justo antes de que saliera de la carretera y se estampara en una enorme roca. La parte de enfrente del auto quedó reducida a cacharro.

 

-“Maldita sea. – se dijo. No sabia en que parte de la carretera estaba. Ningún auto pasaba por ahí, el silencio era espantoso. Si no fuera por los grillos que esa noche cantaban más desenfrenados que antes. O quizá nunca les había puesto atención. Caminó un poco, hasta que encontró un señalamiento donde le decía que estaba justamente en el kilómetro 666, eso quería decir que estaba al otro lado de su casa.

 

La carretera rodeaba la montaña, él estaba justamente del otro lado de la montaña y su querido hogar quedaba precisamente del otro lado. Si quería llegar temprano tendría que acortar el camino por el bosque.

 

Dio los primeros pasos. Pero en ese momento los recuerdos vinieron a su mente, estaba en el bosque al cuál su abuelo le hizo muchas advertencias. No debía el por ningún motivo meterse a ese lugar. “Una maldición nos está esperando a todos los de esta familia, hijo. No debes por ningún motivo introducirte a ese bosque, jamás”. Toda su vida la había pasado en ese lugar. Jamás, así como lo dijo su abuelo, ni siquiera de curiosidad entró al bosque de la montaña.  “No debes meterte, porque entonces los grillos dejarán de cantar y ¿tu sabes porque los grillos cantan?” No, no lo sabía, pero su abuelo se lo dijo: “Los grillos cantan para que no se escuchen los gemidos de los muertos, si ellos callaran, oiríamos claramente los sonidos del más allá”.

 

Le dieron ganas de reírse, ¿Cómo se ponía todavía a creerle a un anciano que hacia mucho que no veía? Además él ya es un adulto, por lo tanto no deben asustarle esas historias para niños.

 

Cruzó la cerca que separaba la carretera de la montaña, justamente por donde el pasó había un letrero, como si fuera nuevo, se veía claramente a la luz de la luna la advertencia “NO PASAR Y SI PASAS ES BAJO TU PROPIO RIESGO”. Claro que por supuesto que no hizo caso a eso. Tenia que llegar a tiempo, ya hacia hambre, sus tripas le anunciaban, más bien, le exigían que quisieran comida.

 

En cuanto cruzó la cerca, los grillos callaron. Pensó que era su imaginación, así que hizo caso omiso, siguió su camino. No había avanzado mucho, cuando empezó a escuchar gemidos, susurros, algo estaba en el bosque y no era normal.

 

Recordó entonces la historia de su abuelo:

 

            “Hace muchos años, mi tata tatarabuelo pertenecía a la santa inquisición, eran tiempos de la conquista, así que le tocó torturar a muchos indígenas para que se cambiaran a la religión católica. Miles murieron con esas torturas, algunos otros fueron condenados a la hoguera. Todos fueron sepultados en esa montaña. Una ocasión les tocó torturar a un hechicero maya, este antes de morir, le lanzó una maldición: Cuando ustedes o alguno de sus descendientes cruce por esos lugares donde todos estaremos sepultados, los grillos callarán, escucharán nuestros gemidos y entonces nuestra venganza empezará. No importa si pasan millones de años, la maldición será por siempre hasta que cumplamos nuestra venganza”.

 

No dejaba de ser solo una historia, pero en esos momentos empezaba a creer en las palabras de su abuelo. El silencio era espantoso, las voces que se escuchaban a lo lejos también. Sacó de su bolsillo el Ipod que había comprado la semana pasada y le subió todo el volumen.

 

Por un momento dejó de escuchar aquellas voces siniestras, si todo iba bien, en una hora estaría en su casa.

 

Pero no iría bien, una espesa niebla empezaba a nublar todo a su alrededor, las voces volvieron  y ni todo el sonido de su reproductor de mp3 podrían callarlas. El viento era más fuerte, las ramas se movían, se veían como esqueletos vivientes moverse al ritmo del aire. Pensó que todo era parte de su cabeza, de repente las historias de su abuelo estaban volviendo a la realidad. La tierra empezó a temblar, pero no notó nada extraño. Solo las voces, esos quejidos que venían del más allá, esos susurros que le decían: “Ven con nosotros, nos perteneces”. Un olor a podrido empezó a llegarle a sus fosas nasales, asqueroso, nauseabundo. Le dieron ganas de vomitar, pero se contuvo, se dio prisa.

 

Mientras caminaba, notó que sus piernas temblaban, no lo podía creer, tenia miedo, mucho miedo, le dieron unas ganas intensas de reír, las historias de su abuelo daban resultado, un poco atrasado, porque de niño nunca le dieron miedo, pero ahora, todas aquellas advertencias que le había hecho, empezaba a creerlas como ciertas. Sacudió su  cabeza, tratando de desterrar esas ideas, pero las voces ahí estaban, esos quejidos maléficos, terroríficos.

 

Cobró conciencia de que estaba solo en ese lugar, no había nadie mas que el. Se sintió miserable, así que le apresuró a su paso. De repente todo empezó a dar vueltas y ya no supo donde estaba, sabia que se encontraba en medio del bosque pero no sabia en que dirección estaba su casa. Eso le dio mucha impotencia, le dieron ganas de llorar, de gritar que se fueran esas voces de su cabeza, que lo dejaran en paz, pero los susurros seguían en sus oídos.

 

Abatido, se sentó a un lado del tronco de un árbol. Tenia que pensar en algo, quizá si se dormía un rato y esperaba que amaneciera todo estaría mejor. Pero el frío era intenso, un frío que le calaba hasta los huesos. Puso sus manos en el suelo, mientras el se recostaba un poco con la cabeza apoyada en el tronco de ese árbol. Pero con una de sus manos tocó algo que lo hizo estremeserce. Aparentemente era una rama seca que se había caído de algún árbol, pero al empezarla a tocar, al usar su tacto, le encontró cosas no muy comunes en las ramas secas. Entonces la acerco a la vista de sus ojos, para que la luz de la luna iluminaran un poco aquel objeto y entonces la miró, su vista se le quedó clavada un poco, hasta que reaccionó y se dio cuenta que lo que tenia en su mano, era eso, una mano, un pedazo de esqueleto. Aventó el miembro lo mas lejos que pudo. Su corazón latía a mil por hora. Ahora su miedo era demasiado. No sabía como saldría de aquel lugar y cuando dejaría de escuchar el quejido de los muertos.

7 comentarios

Archivado bajo W - Cuauhtémoc

Espero que os guste

Espero que os guste…espero que os guste…espero que os guste….

Susurraba quedamente mientras nos miraba con esos ojos fríos como el hielo, con un odio contenido en su propia locura…mientras mi hermana y yo permanecíamos allí… atadas con aquellas cuerdas que nos atravesaban las muñecas…nos habíamos cansado de llorar, de aguantar el dolor de sus golpes…atadas y amordazadas parecíamos unas simples muñecas de trapo…yo miraba a mi hermana que hacía rato, con su mirada, me había dicho que ella tiraba la toalla que abandonaba…ella siempre tan fuerte, tan capaz de todo y tan ejemplo para todos…ahora allí…ya no luchaba, ya no forcejeaba…se había rendido…

….un sudor frío recorría todo mi cuerpo, el vómito recorría mi esófago pero intentaba contenerlo porque si permitía que saliera de mi me ahogaría por la mordaza y me verdugo no estaba por la labor de darme una mínima tregua…

….espero que os guste…espero que os guste….repetía una y otra vez….ahora calentaba el filo de aquel cuchillo enorme en un hornillo improvisado con un camping gas…qué ridículo parecía todo aquello….un camping gas?…qué coño hacía aquel tío en mi casa con un camping gas?…el cabrón nos miró como intentando escoger a una de las dos…estalló en una sonora carcajada….y se acercó a mí…nos separaban dos centímetros cuando pude percibir su olor…un olor dulzón y espeso…acercó el cuchillo a mi rostro…quemaba…aquel olor volvió a penetrar en mi….un olor dulzón de nuevo…un olor a…tarta de queso…tarta de queso?!!!!…

Me desperté de repente y corrí a la cocina….del horno salía humo…Oh Dios mío!…se me había quemado la tarta de queso…qué pesadilla!

Turno para: H-José Luis- Activo

Salta turno a:  G – Luissiana – Activo

 

P.D. Buen verano a tod@s!

20 comentarios

Archivado bajo Uncategorized, Volvoreta

Algo malo va a pasar

por W – Cuauhtémoc – Activo

No, no puede ser, mis papás están tocando la puerta. De seguro si no les abro se van a molestar más. Pero ni modo, voy a tener que irme sin detenerme, necesito deshacerme del cuerpo lo antes posible, ya son muchas cosas las que me están pasando, como para sentenciarme yo solo abriéndoles la puerta, mejor me voy, así cuando regrese les daré una explicación. Los voy a dejar esperando, es mejor pedir perdón que permiso. Si me quedo y les abro algo malo va a pasar.

Me dirijo como loco otra vez a la cochera, agarro el trapeador, limpio por debajo del auto, lo escondo bien entre los hierros viejos que tengo ahí. Me subo al coche, lo enciendo, para mi suerte arrancó a la primera, busco el control de la puerta de la cochera en la guantera del carro. Tengo que abrir, salir rápido antes de que se den cuenta que se abrió la cochera y se metan, eso me hará más difícil irme. La puerta se abre y aquí vengo de reversa, solo alcance a ver como mi padre volteaba hacia mi carro, logré cerrar la cochera a tiempo, lo vi. correr hacia mi, pero logre venirme antes de que se diera cuenta que lo estaba mirando. Me hice como que no los mire y ahora aquí vengo.

Tengo que pensar donde tiraré el cuerpo, aquí traigo la maleta de ropa, espero que con esto ya sea una buena coartada por si empiezan a investigar. Me dirijo al basurero municipal, no hay nadie, eso es bueno, ya que pensé que habría personas recolectando basura, miro el reloj, casi son las dos de la tarde, eso quiere decir que han de andar comiendo, así que tengo tiempo suficiente para de una vez por todas salir de todo este embrollo.

Me estaciono en un lugar escondido de reversa. Me bajo, el suelo esta muy mojado, como que por esta zona llovió mucho anoche. Abro el maletero, ahí esta ella, dormidita, claro, con una mancha de sangre casi seca en la cabeza, pero aun así se ve preciosa. Si las cosas hubieran resultado diferentes, estaríamos muy felices. La verdad amor, daría mi alma al diablo por tal de que todo fuera como antes, como cuando éramos felices, como cuando tu me amabas, como cuando yo funcionaba, cuando tu estabas orgullosa de tenerme, cuando te preguntaba ¿qué te gusta de mi? Y que tu contestabas que todo, cuando hacíamos el amor hasta tres veces en una noche. Cuando te despertabas sonriente y me decías que llevarías el desayuno a la cama.

Las lágrimas vuelven a invadir mis ojos. Respiro profundamente. Es hora de tirar el cuerpo. Lo voy a enterrar en medio de todo este basurero, nadie se dará cuenta, al menos en un tiempo. La saco con cuidado, la coloco entre la basura y empiezo a cavar un hoyo con mis propias manos pues se me olvidó la pala en mi casa. No es difícil los cacharros y basura se mueven con facilidad, pronto tengo ante mis ojos un agujero a la medida para ella. Ahí quedó ella, sepultada entre todo ese desperdicio. Ahora, lo mas importante la maleta, esta tiene que quedar mas o menos a una distancia de unos metros para que esto pueda ser creíble. Abro la maleta y empiezo a tirar las cosas de manera que parezca que alguien la aventó, así podría ser que se sospeche que alguien la asalto o algo así. Si acaso la encuentran claro.

Me sacudo las manos, misión cumplida. Respiro profundo, me subo al auto y me voy.

Al ir manejando recordé que los neumáticos de mi auto quedaron pintados en el lodo. Me detengo en una llantera y compro cuatro llantas, hago que me las cambien ahí mismo. Las mías estaban buenas, pero pues tenia que quitar sospechas. Eche las viejas, en el maletero y seguí mi camino. Me detuve en una calle las bajé y las dejé en un deposito de basura.

OK, ahora, a enfrentar a mis padres.

Ahí estaban afuera todavía cuando llegué. Mi padre estaba histérico. Abrí la cochera y metí el auto. Les abrí la puerta y en lugar de escuchar saludos recibí insultos por parte de mi padre: -“¿que paso jijo de la chingada? Hace como dos horas que llegamos, estabas en la casa y te fuiste corriendo. ¿Pues que piensas o que?

-“Perdón apá, pero pues tenia cosas que hacer”-

-No hay cosas más importantes que atender a tus padres cabrón

-Ya por favor pásenle.

-¿y tu mujer hijito? – me preguntó mi madre

-Se fue de viaje por un tiempo amá.

-¿Cómo que se fue de viaje? ¿Qué no sabia que llegaríamos? – “pues por eso se fue” pensé en decirle, pero ¿para que enlodar la bendita memoria de mi mujercita hermosa?

-No mamá no sabia, se fue desde antes. Siéntense por favor.

-Anda ve y mete los animales que se los van a robar. – me dijo mi padre.

-¿Cuáles animales apá?

– ¿Cómo que cuales? Pues los marranos, las gallinas que trajimos, espero que tengas suficiente patio para poder tenerlos ahí, tenemos que hacerles un corralito.

-Pero apá, aquí no hay lugar.

-Pues les hacemos. Mira ps este. Mételos todos.

-Oye hijito. ¿Y tus hijos?

-Están con mi comadre amá

-¿Cómo que se fue tu mujer y dejó a los niños? ¿Qué clase de madre es?

-Es que tenían que ir a la escuela amá

-Y ¿A dónde se fue? – Me estaban hartando las preguntas, no se me había ocurrido a donde se podía ir, si le digo que no se, volverá con los sermones de que como no voy a saber si soy su marido, que clase de mujer es que no le avisa a su esposo o a lo mejor me dirá que yo soy el tonto por darle tanta libertad a mi mujer para que se vaya, que me tiene que atender y respetar. Me volverá a contar la historia de ella con mi papá, que ella siempre lo a atendido, que siempre ha estado al cuidado de el, que nunca lo ha dejado solo, etc.

-Fue a visitar a sus padres mamá

-¿Qué no sus padres viven aquí en la ciudad?

-No, creo que ya no mamá. Voy a meter los animales.

Uff, creo que esto está más difícil de lo que parece, mi mamá es tan pero tan curiosa que terminará sacándome la verdad, con sus preguntas aparentemente inofensivas, pero que mete aguja para sacar hilo o sea que como que no queriendo la cosa se va metiendo más y más.

Después de meter los animales, tengo que ir por los niños. Voy a hacer esto rápido por que tengo que atender a mis padres también y por supuesto, no quiero que mi comadre empiece con las preguntas. Que con mi mamá tengo.

Por suerte, recogí a los niños rápido. Mi comadre no hizo muchas preguntas y eso me gustó más, ya estoy en mi casa de regreso. Mi padre esta mirando televisión en la sala, mi madre les da de cenar a los niños. Está nublado, se oscureció muy pronto. Yo, estoy encerrado en la que era nuestra habitación. Mirando las cosas que ella hizo en ese cuarto, las cortinas que trajo de Paris cuando fuimos de luna de miel, los maquillajes que están en el tocador. De repente, ella está ahí, sentada, frente al espejo, esta peinándose. Voltea, su cara esta pálida, demacrada. –“¿crees que es muy fácil deshacerte de mi? – me pregunta, cierro los ojos, los abro y ella sigue ahí, no quiero mirarla, cierro los ojos, los abro deseando que no esté ahí, efectivamente ya no está, ahora, me volteo al otro lado y ¡aquí la tengo! En frente de mí. Está mirándome, con esos ojos tan vidriosos que le vi. La última vez antes de matarla.

-“jamás, entiéndelo, jamás podrás deshacerte de mi”- la luz se apagó, un relámpago iluminaba por la ventana.

Llovía tan fuerte como nunca había pasado. El viento quería decir algo. Se quejaba. Ya no la miraba, pero la sentía, estaba ahí. Otro relámpago me hizo ver que no estaba soñando, que ella efectivamente estaba ahí. Me tocó la cara, era real, era fría, era ella. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, quise moverme pero no pude, estaba paralizado, tenía miedo.

-“Perdóname, por favor amor, perdóname. – le suplicaba a gritos y ella riéndose de mi.

La cama se empezó a mover fuertemente, ella ya no estaba ahí, logre bajarme de mi cama. Pero al agacharme para buscar mis sandalias en el suelo, la vi. De nuevo, al relampaguear, estaba ahí mirándome con esos ojos que jamás se me olvidaran, debajo de la cama. No pude ponerme nada, quise abrir la puerta, pero por más que intenté, por más que le di golpes, no pude. Sentí que algo aprisionaba mis pies, era ella de nuevo, que me jalaba hacia la cama. –“¿quieres hacer el amor?” – me dijo, pero como quería que se me parara con este susto. Caminé de nuevo a la cama. Me recosté, ella se subió arriba de mí y empezó a desnudarse. La miraba cada vez que los relámpagos iluminaban la habitación, su cara pálida pero hermosa. Aun así no podía moverme, no podía hacer nada, estaba paralizado.

No supe cuando me quedé dormido. Desperté, ya era de día, me sentía cansado. Pensé que por todas las cosas que pasé el día anterior, pero después me di cuenta de que no era por eso. Mi mujer entró por la puerta con el desayuno en la mano. –“no se a acabado la pesadilla”- pensé. Me hice para atrás asustado.

-“¿Cómo amaneció mi amor? ¿Cansadito?” – no podía entender que pasaba, sí estaba cansado claro, pero ¿Por qué ella lo preguntaba? ¿Cómo lo sabia? Entonces opté por seguir el juego, yo se que ella esta muerta y que yo soy el que se está volviendo loco, así que seguiré con esto.

-Que rico lo que hicimos anoche amor. Eres el mejor hombre del mundo. Un semental. Toma tu desayuno amor, al cabo es domingo, hoy no iras a trabajar. Ah por cierto, tus papás llegaron ayer, pero como llegaste tan tarde no te lo comenté. – ya sabia que habían llegado, pero ¿Qué pasaba? Porque ella dice que llegué tarde. Miré la fecha en mi celular y estaba bien, no estaba yo en el pasado ni nada de eso.

-¿a que hora llegué anoche amor?

– Como a las doce mi vida, pero te di tu masajito amor, tenias mucha cuerda ehh, lo hicimos tres veces.

Estoy confundido, no se que está pasando conmigo, soy yo, es mi vida, no lo se. Pero estoy a punto de volverme loco.

Próximo turno para V-Aguaya-Activo

5 comentarios

Archivado bajo W - Cuauhtémoc