Cómo para decir que no!!! Fijo que algún día todos estaremos muertos, pero es un tema al que no suelo darle muchas vueltas… ya bastante tiene uno con pensar en vivir.
Hace tiempo, unos cuantos años, pasé por el trance de ver el final de mi vida a un paso. En aquel momento eché la vista atrás, a lo que había sido mi vida, y llegué a la conclusión de que había sido feliz… que la mía había sido una buena vida. Me sentí preparada para afrontar el final, cosa que nunca hubiese pensado de habérmelo dicho alguien. El hecho de sentirme preparada, no significa que estuviese como unas castañuelas, simplemente era algo que tenía que enfrentar. Había llegado el momento y yo estaba lista para pasar por él. Fue como cuando te subes a una atracción de feria de esas en las que liberas mucha adrenalina, con la diferencia de que tú no estás escogiendo, pero una vez subido a dicha montaña rusa (por poner un ejemplo) ya solo queda agarrarse fuerte y esperar que el tren no descarrile mandándote a ti a tomar por …
Al final todo quedó en un tremendo susto pero, al igual que le ha pasado a mucha otra gente, mi vida cambió. De repente eres muy consciente de que estás aquí ahora… que solo tienes el presente… que no puedes planificar tu vida pensando en un futuro más o menos lejano, pues este podría no llegar. Que si quieres disfrutar, tienes que hacerlo ya. Que si quieres realizar un sueño, tienes que hacerlo ya. En definitiva, que si quieres vivir tu vida como a ti te gustaría vivirla, tienes que hacerlo ya.
Así que cambié mi rumbo. Escogí el camino difícil y volví a empezar de cero. Teniendo labrado ya mi sendero profesional, decidí abandonar esa ruta y concentrarme en realizar mi sueño: realizar la carrera de Bellas Artes y conseguir ganarme la vida haciendo aquello para lo que yo había nacido. Hacer oídos sordos a todos los que siempre me habían dicho que aquella no era una profesión lucrativa… que aquella no era una forma de ganarme la vida. Yo sabía que aquello no iba a ser fácil, pero de haber muerto mi sueño se habría quedado en el tintero sin tan siquiera haberlo intentado… y ahora tenía otra oportunidad.
Y con 30 años me embarqué en mi proyecto más apasionante: convertir mi sueño en mi vida. Un camino lleno de obstáculos que lo único que conseguían era darme más fuerzas para continuar.
Han pasado 10 años desde el día en que decidí cambiar mi vida. Ahora mis días están llenos de aquello que me apasiona pues, contra viento y marea, conseguí convertirlo en mi profesión, en mi forma de vida… Y no dejo de pensar que el hecho de haberme enfrentado a la muerte fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Por eso, porque algún día todos estaremos muertos, no dejeis escapar la oportunidad de perseguir vuestros sueños, ahora, hoy, en este momento, pues para eso se vive: para convertir los sueños en la mejor realidad.