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Aspec me engañó, ¡joder! cómo me engañó…

Aspec me engañó, ¡joder! cómo me engañó…

Estoy muy decepcionada porque mi novio, Aspec, después de casi tres años de relación me ha sido infiel, él vive a 3 manzanas de mi casa y la tipa con la que me engaña también, él me demostraba que me quería pero ¿entonces? ¿Por qué me engaña?

Quiero perdonarlo, porque está muy bueno, pero no puedo, hablé con la tipa que se ha liado, se llama Sonvak y me quedé de piedra, no es la única, resulta que ha habido tantas como dedos tienen mis manos. Yo sé que le gustan demasiado las mujeres, es un Don Juan, pero después de lo que me contó Sonvak no sé si volveré a mirarle a la cara, resulta que trabajamos en una fábrica como sexadores de pollos, cuando empezamos a trabajar nos dieron unos cursos intensivos a todos los nuevos y tuvimos que viajar a una escuela permanente para formar sexadores de aves que se encuentra en la ciudad de Nagoya, Japón. El viaje fue maravilloso, no por los cursos sino porque íbamos todos los nuevos que al principio congeniamos a las mil maravillas y pensábamos disfrutar a tope entre sexo y sexo, ¿me entendéis no?
Fuimos Aspec, Xinax, Daniela, Sonvak, Molinos, Gorio y yo; 5 mujeres y 2 hombres ¡peligro, peligro! aunque yo estaba segura de su amor, el tiempo me ha demostrado, bueno, el tiempo y Sonvak que no era para tanto, allí en Nagoya ya se lió con Molinos, una chica estupenda y maravillosa, pero con una mala leche acojonate… lo que no me queda claro es cuándo se liaron pues los días que estuvimos allí fueron a un ritmo trepidante ya que averiguar el sexo de un ave requiere un análisis cuidadoso de su recto y es una operación que requiere un manejo habilidoso del animal y como todos éramos nuevos en este campo, nos pasábamos más de 10 minutos con cada animalito que nos ponían por delante, cuando lo normal es hacerlo en 4 segundos, ¡bueno! dejando a un lado el tema laboral sigo con la historia.

Cómo os he dicho allí fue Molinos, aunque duraron 2 meses, por los pensamientos tan retorcidos de ella, después se lió con Xinax, una friki a la que le gusta tanto la trilogía de «El Señor de los Anillos» que cree que la gente real se vuelve gris, con ésta no sé cuánto tiempo estuvo, supongo que se volvería gris y ella lo dejó, después le tocó el turno a Daniela, una chica muy, pero que muy mona, que escribe muy bien, pero que hay días en los que se asemeja a un robot, porque no para, tampoco sé cuanto tiempo estuvieron liados o por lo menos Sonvak no me lo dijo.
Y su última conquista, bueno mejor dicho su penúltima conquista ha sido Sonvak, una chica que hace de todo y que tiene una amiga fiel e incondicional que se llama «nube» aunque tiene cierta confusión sexual, pues levanta la pata para… (Me refiero a la perrita, no seáis malos…).
De todo esto me estoy enterando ahora, porque soy bastante insulsa y me fío de todo el mundo, pero cuando Sonvak me lo contaba, me asaltaba una pregunta ¿por qué me lo estará contando ahora? Ella misma se delató al cabo de un buen rato hablando, bueno discutiendo como perras en celo por él, resulta que después de haber estado con 5 de las 7 de las personas que empezamos a trabajar juntos en la fábrica hace ya más de un año, el muy mujeriego, se ha liado con Gorio, ¡ahora lo comprendo!.
Comprendo por qué me lo contaba Sonvak y también comprendo por qué Gorio nos dijo el otro día que últimamente no estaba a la altura de los integrantes del grupo, que no le salen muchas ideas y que no sabe a qué se debe a ciencia cierta, pero está ahí.

¡Pues sabéis lo que os digo! que se vais a enterar los dos mañana cuando llegue la hora del desayuno. Esta noche no le diré nada a Aspec, pero mañana le voy a dejar las cosas bien claritas y que se vaya con quien quiera y de ti Gorio, tan correcto, tan guapo, tan… bueno, no sigo, de ti no me lo esperaba para nada…

SANDRA

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¿Quién se ha llevado mi magia?

¿Magia?

¿Dónde está la magia?

 Se miraba en el espejo y no se reconocía. ¿Quién es esa tía con la cara amarilla y el pelo de punta? ¿Soy yo? Imposible. Bueno, a lo mejor en esto consistía la magia, en cambiar completamente de aspecto. Ella había pensando que sería a mejor, rollo pelo sedoso, mejillas sonrosadas y ojos brillantes de la emoción, pero lo mismo era al revés y por eso se veía como si tuviera ictericia, con los ojos arrasados en lágrimas y el pelo de estropajo.

 «A mí me habían dicho que era un momento mágico. La gente me miente o yo no entiendo el concepto«.

 Volvió a la cama y se puso a recordar las últimas 24 horas.

 Se lo esperaban, claro, no era sorpresa. Se despertó con una molestia y pensó: “ vaya… lo mismo es esto”. Volvió a dormirse. Al rato otra vez, uy uy uy… sí que va a ser esto. Aguantó un par de horas antes de despertarle: cariño, creo que esto como retortijones deben ser contracciones. Él con su mentalidad cuadriculada, se desperezó y le dijo: ¿crees? ¿cada cuanto son? voy a por un cuaderno.

 Ella sabía que no iba a ser ni tan malo como en las pelis, en plan sudando como una cerda agarrada al cabecero de barrotes de la cama y con los ojos apunto de estrellarse contra el techo, ni tampoco una situación mística de comunicación con la naturaleza pero, en fin, esperaba algo más trascendente que unos retortijones.

 Pensó que lo mismo al llegar al hospital el tema se encarrilaba y le encontraba la «magia» al milagro de la vida.

 A las 5 de la mañana, él decidió que era buen momento, «no vamos a coger atasco» y se marcharon para el hospital. Como era vísperas de Navidad todo el personal de la clínica estaba de fiesta y al que le había tocado currar estaba de un humor curioso, un humor hostil para ser más exactos.

 – ¿A qué esperabas guapa? -le dijo la matrona- ¿a tenerlo en tu casa?

Pues mire, no tengo ni idea. Lo mismo le sorprende pero  ES MI PRIMER PARTO.

 Habían empezado mal, aquello no era mágico y el edema que había que ponerse luego tampoco parecía indicado para elevar el glamour del momento. Pensó, que lo mismo cuando estuviera en la sala de dilatación sola con él, se mirarían a los ojos, se darían cuenta de la trascendencia del momento y surgiría la magia de saberse próximos a la paternidad.

 Pero tampoco.

 Él entabló una curiosa conversación con el enfermero sobre el funcionamiento de los monitores fetales y los problemas de aparcamiento en la zona de la clínica. Ella sencillamente pensó que a lo mejor la magia de verdad era en el paritorio. Al cabo de una hora, él dijo: uy… son las casi las 8, me voy a ir a cambiar el coche de sitio que si no me van a poner una multa de la hora.»

 – ¿Te vas a ir a cambiar el coche AHORAAAAA?

Hombre, es que son 90 euros. Esto va para largo, voy, aparco y vuelvo. Ni te vas a enterar que me he ido.

 – Esto va para largo, esto va para largo… ¿TÚ QUE SABES????

 Por supuesto a los 3 minutos llegó el médico y dijo: vamos para adentro… ¿dónde está él?

 – Se ha ido a aparcar.

¿Cómo?

Da igual… vamos a ver si encuentro la magia del momento de una puñetera vez… que si me llegan a contar esto… valiente la hora en que me ponía a reproducirme.

 Nada más entrar se dio cuenta de que la gente mentía muchísimo. Allí, en el paritorio, no iba a haber magia de ninguna de las maneras. Una sala fría, en pelotas, en la postura más humillante que jamás te puedas imaginar y con gente entrando y saliendo comentando una fiesta de navidad:

 – ¿Qué tal? ¿A qué hora te has acostado?

– Pues hace nada… 2 horitas… Fulano acaba de llegar.

– ¿Se había terminado la barra libre?

 Ella decidió que lo mejor era dejarse llevar, el marido aparcando, el médico a lo suyo por los bajos, la gente comentando la jugada… no podía ser peor… pero una vez más se equivocaba.

 – Súbete encima de ella que está muy arriba y no sale.

¿ENCIMA DE QUIEN?

 Dos minutos después, le dijeron:

Es una niña.

Y acto seguido

No te preocupes guapa, que este médico cose que da gusto.

 Ahora, 24 horas después, mientras el  pequeño gollum gris dormía en la cuna y  él roncaba en la cama del acompañante pensó que lo de la magia se lo iba a tener que currar muchísimo.

Por molinos

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