Sálvese quien pueda.

Como todos los días, desde hace unos años, se repite la misma historia. Me levanto a la misma hora, exactamente a las 6 de la mañana. Pero, algo ha cambiado. Ya no necesito desayunar, ni lavarme, ni vestirme.

Salgo de casa directo al trabajo. No llego ni un minuto tarde, ahora ya no hay plus de puntualidad, ¡¡ jejeje !!, no tiene sentido. Ya no me resulta agotador hacer mis funciones. No me duelen los músculos, ni paso frío ni calor. Soy una máquina de producir. Pero el sueldo no es que haya aumentado mucho la verdad.

Interacciono como una ameba con los «demás», en perfecta armonía, hasta me da miedo. El trabajo se ha reducido en tiempo a la mitad, ahora trabajamos 4 horas, pero no en producción, como es evidente, hacemos el triple de cosas. Todo queda registrado, y no hay momentos de descanso, ni café, ni bocadillo, ni siquiera ir al baño.

Al terminar, de vuelta a casa. Llego y lo primero que hago es guardar la carcasa en su armario. Y yo por fin me puedo levantar del sillón y desconectarme unas cuantas horas del maldito ciborg, comer un donut, beber cerveza, estirar las piernas, rascarme la espalda, y fumar un pitillo… En definitiva, ser humano y sentir todas las emociones del mundo.

Sálvese quién pueda de la tecnología que está a las puertas, y que nos invadirá la mente hasta tal punto de hacernos sus esclavos.

( Es que hoy fui a ver la película de LOS SUSTITUTOS, y realmente creo que es un aviso de lo que van a sufrir en próximas generaciones).

GORIO