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Lo que se llega a escribir…

La vaca Paca

estaba pastando

cuando el toro Pepe

se le acercó paseando.

***

El toro Pepe

a la Paca contemplaba

y sentía como en su pecho

su corazón se aceleraba.

***

Aquel cuerpo tan rotundo,

aquella piel aterciopelada,

aquella forma sensual de pastar,

aquella promesa en su mirada.

***

La vaca Paca

se sintió observada,

paró de pastar…

y levantó la mirada.

***

Lo vió allí plantado

mirándola fijamente,

aquel toro tan gallardo

de respirar vehemente.

***

El corazón del toro

emprendió vuelo,

diciéndose a si mismo

«para mi yo te quiero».

***

Desde entonces,

al lado de la laguna,

un toro enamorado

le canta a la luna…

***

NOTA: Lo que acaba escribiendo uno cuando no tiene ni idea de qué escribir, jajajajajajajajajaja.

SONVAK

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¿Todas las rubias son tontas?

¿Todas las rubias son tontas?

Siempre me he preguntado si detrás de esta pregunta hay algo de verdad o es una leyenda urbana, sin embargo no encontré a nadie que me lo aclarara.
Hay quien define a la leyenda urbana como una historia que nunca ha sucedido contada como si de algo cierto se tratara y que se transmite de boca en boca a través de los tiempos.
Algo parecido pasa con la afirmación de que «todas las rubias son tontas», hay cientos de chistes sobre eso ¿Por qué será?
Por ejemplo:
– ¿Qué entiende una rubia por sexo seguro?
– Cerrar la puerta del coche
O
– ¿Cómo consigues hacer reír a una rubia el sábado?
– Contándole un chiste el miércoles.
O
– ¿Por qué las rubias abren los envases de yogurt cuando todavía están en el supermercado?
– Porque en la tapa dice: abrir aquí

Éstos son sólo unos ejemplos de la crueldad satírica de la gente popular, aunque para ser exactos, los prejuicios contra las rubias esconden un atisbo de realidad.
Y quedó demostrado por un psicólogo de la Universidad Internacional de Bremen. El experimento se llevó a cabo entre 80 estudiantes de la universidad, entre ellas 40 rubias. Las estudiantes fueron sometidas a un test de inteligencia que medía la velocidad y exactitud de sus respuestas.

Para ello, tuvieron que leer una colección de chistes, entre los cuales había muchos de rubias.

Según los resultados del test, los cuentos surtieron efecto entre las rubias, y, si los prejuicios eran falsos, consiguieron hacerlos realidad. La lectura de los cuentos provocó inseguridad entre las que se sentían aludidas por la picaresca popular. Las rubias que habían leído los cuentos, no dieron un rendimiento como el de sus compañeras, sino que tardaron más en solucionar las tareas. Sin embargo, fueron más eficientes en su trabajo. A pesar de no prestar el rendimiento esperado, cometieron menos fallos.

La conclusión del estudio destaca que las rubias, «tuvieron peores resultados debido a que se esperaba menos de ellas. Ninguna rubia cree que es estúpida», dijo el psicólogo, «Sin embargo, después de exponerse a estereotipos sociales negativos sobre ellas, las participantes de pelo rubio trabajaron con más lentitud en las pruebas», agregó.

Los resultados demostraron que cuando a alguien se le dice que no puede realizar bien una tarea, tiende a trabajar con más lentitud, pero con más cuidado, para tratar de cometer pocos errores. «El estudio muestra que incluso prejuicios infundados, que a menudo se descartan por falsos, pueden afectar la confianza que una persona tiene en sus propias destrezas. A partir de ahí, se podrían encontrar estrategias para ayudar a las personas a luchar contra influencias negativas», concluyó el científico.

Si las rubias son tontas o no, todavía no ha sido demostrado científicamente. Sin embargo, lo que si se demostró es que la «cruel sociedad» las hace inseguras y, por lo tanto más lentas en reaccionar.

Después de esto, pensé que debía ser una de tantas historias que se dan por ciertas sin serlo, pero claro, siempre hay un roto para un descosido y fue entonces cuando una amiga me envió la foto de una de las participantes de la última competición ciclista femenina a la que asistió, aquí os la dejo para que opinéis si la chica rubia es tonta o demasiado lista….

Sandra

Chica Rubia en bici

Chica Rubia en bici

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Hoy me he despertado sintiéndome solo, extrañándote demasiado

-Amor, hoy me he despertado sintiéndome solo, extrañándote demasiado – le dije, quería que me perdonara, que supiera que no es mi culpa, que es suficiente castigo que me hubiera mandado dormir al sofá.

Ella seguía indiferente. Creo que al final de cuentas tengo la culpa. Me duele la espalda porque el sofá ya tiene unos resortes saltados, está completamente roto, pero es que mi mujer no entiende razones, porque yo le he dicho que ya  compremos uno nuevo, pero ella siempre me dice: -“No, ya servirá para algo”- y esta noche acabo de descubrir para que podía servir.

Ayer, le di la noticia, mis padres vendrían a vivir con nosotros y yo no tenía escapatoria, no podía decirles a mis papás que no se vinieran. Mi mujercita se puso furiosa, histérica, no podía contenerse y me aventó todos los platos que tenía a su alcance, solo uno me dio en la cabeza, por suerte era de plástico, aunque tiene mucha fuerza solo me hizo un chipote, pero vaya chipote, me duele todavía.

-No, esto es lo ultimo que me faltaba. – Dijo ella –Aparte que me tienes aquí sin nada de nada, todavía me dices que tus padres se vienen a vivir y tú no puedes hacer nada para que no sea así.

No me dio desayuno, así que mi barriga me estaba diciendo a gritos que tenia hambre, pero ya se me hacia tarde para ir al trabajo.  Pero al llegar decidí no entrar. No me siento de humor para  soportar al zángano de mi jefe. He decidido irme a desayunar al restaurant de la esquina.

Aun sigo preocupándome por lo que esta pasándome, no se que hacer, no se a donde ir, la verdad me siento solo. Mi compadre Chencho esta en la barra, le hago una seña y de inmediato se viene a mi mesa.

Mi compadre Chencho no trabaja, es una persona que se ha casado siete veces y las siete ha enviudado. Pero siempre está feliz, así que, lo mejor que me puede pasar es pedirle un consejo. Porque, a estas alturas mi vida se está desmoronando.

Le he contado todo y en lugar de ayudarme se está riendo a carcajadas. Dice que no puede creer que haya dormido yo en el sofá, yo el que presumía de ser el que manda en la casa. –Y es verdad compadre, yo mando en la casa, pero nadie me obedece.- con eso acabo de callarlo por un momento.

-Así que Don Pañal viene a tu casa compadre.

-Sí para acabarla de fregar. Viene con todos los animales del rancho.

-¡A cabrón! ¿Pero porque no ha vendido nada? Tu padre si que está loco compadre.

-Pues parece que si compadre. Tengo muchas cosas que me preocupan. Primero, que mis padres nunca han venido a la ciudad. Imagínate, va a querer llevar a pastar las vacas a la carretera.

-Pero no creo que sea así, de seguro ha de saber que aquí no se puede compadre.

-Tu no lo conoces compadrito, mi apá es bien terco. No le puedes decir nada que no. Y si lo haces, inmediatamente saca su pistola y empieza a disparar como loco. ¿Ve este agujero en mi oreja?

-Si compadre siempre lo he visto, pero pensé que se estaba poniendo aretes usted.

-Está loco compadre. Mi apá me pegó un balazo porque no quise llevar a pastar a las gallinas.

-Pero si las gallinas no comen pasto compadre.

-Eso le dije a mi apá, por eso me dio el balazo. Compadre no se que hacer. Mi mujer ya no me quiere, mi apá se viene a vivir con todo y chivas, lo peor es que a mi ya me anda por hacer el amor con mi Petra, pero esta piche cosita no se me para.

En eso, al voltear a la calle miré a la más divina mujer jamás creada, piernas torneadas, cintura delgadita, unos pechos que bien me puedo volver a criar.

En eso, siento que abajo alguien reclama. Se empieza a levantar la tienda de campaña.

-Compadre, compadre, se me paró, se me paró compadre.

-Pues ya cámbielo compadre.

-¿Qué quiere cambie compadre? ¡Se me paróóó compadree!

-El reloj compadre, dice que se le paró.

-No compadre el piche reloj siempre ha servido. Se me paró compadre. Ahorita vengo.

 

Y que me voy como alma que lleva el diablo para mi casa, esperando que la maldita erección me dure hasta llegar allá.

Parece que cuando uno esta mas desesperado hasta las moscas le pican. Todos los semáforos en rojo y mi cosita ya estaba empezando a relajarse. ¿Como le hago ahora para volver a reaccionar?

Me acabo de acordar como se me paró hace rato, así que tengo que buscar a otra mujer igual de sabrosa e imaginarme lo mas candente posible. Y de repente ahí está, otra hermosísima mujer, cuerpo escultural. No me di cuenta pero todos los carros están pitando, porque yo me quede en medio de la calle. El semáforo está en verde y apenas me empezaba a funcionar de nuevo, pero con el susto se me bajó otra vez.

Maldita sea.

Y para colmo en eso sonó mi teléfono, mi apá viene, pero no la semana que entra si no que hoy en la tarde. Tendré que ir a la central de autobuses.

Iba distraído  pensando. Llegue a mi casa. No toqué. No hay nadie en la casa por lo que veo, mis hijos se fueron a la escuela. Pero mi mujer no me había dicho que iba a salir. Hay un garrafón de agua en el piso, de seguro no lo pudo subir al contenedor. Subo las escaleras rumbo a la recamara. Escucho ruido. De seguro dejaron la televisión encendida. Me dirijo a mi recamara, quiero dormir un rato, me duele la espalda, no pude dormir bien, así que dormiré un poco mientras que regresa mi mujer. Abro la puerta y de repente…

-¿Qué significa esto Petronila? – mi mujer esta en la cama con el del agua. Esto es lo único que me faltaba, mi mujer me pone el cuerno.

Agarro una estatuilla que tenemos de adorno en el closet y empiezo a querer golpear al pinche sujeto que acaba de terminar con el poco de orgullo que me quedaba.

Y para colmo, mi mujer me dice: -Pues tú tienes la culpa. ¿Para que llegas tan temprano?

¿Qué pasa con mi vida dios mío? Pueda ser que esté maldecido. Pero de todas maneras ese cabrón se va a morir. Veo como sale por la ventana. Vaya golpazo que se metió porque estamos en el segundo piso. Pero aun así logró correr. Ya volverá.

Mientras me pregunto: ¿Qué hago con mi vieja?

Proximo turno para V – Aguaya

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Las desgracias me persiguen

– Falta algo, Mary, y cuando falta algo entonces falta todo, porque amor no hay, no hay gozo pleno, no hay entrega total cuando falta algo. Pero soy bruta, no sé lo que es… No sé lo que le falta a Carlos -le confió Lucy a su eterna amiga con la que siempre iba a desahogarse cuando de amores se trataba.

– Sí sabes, Lucy. No te gusta y ya. Punto.

– Pero es que el gallego que me dejó por el gordo no era un Antonio Banderas ni nada que se le pareciera y sin embargo me atraía, Mary. Es más, ese derroche de zetas y eses al hablar me dejaban bobita… Ay, qué lindo, qué lindo que te hablen con zetas… Suena tan… no sé, tan… tan español, vaya.

– Lucy, habrase visto, ¿pero ahora me vas a decir que te enamoraste del gallego por la lengua?

Lucy suspiró y siguió balancéandose en el sillón veige del portal de la casa de Mary, intentando responder para sí la pregunta de su amiga. En eso pasó por la calle un viejo autobús repleto de gente, loma arriba, vomitando humos negros y dejando en todo el barrio un ruido ensordecedor de vetustos motores de quitar y botar para siempre. Lucy se levantó para despedirse de su amiga y ya en la rejita del pequeño jardín, donde solía ser la despedida más larga que la visita toda, le dijo:

– Las desgracias me persiguen, Mary. El hombre que se derrite a mis pies no es el que me mueve el alma y la vida siento que se me escapa alocada sin mirar atrás. Se me va, o la dejo ir… Yo quiero irme con ella, mi amiga. Quiero irme, no aguanto más. ¿Qué hago, Mary, qué hago?

– Mira, véte a casa de Carlos y sáquense la espina esa que tienen atravesada. Es más, viólalo, chica, o dale amor hasta que llores. Y después dile que esa es tu despedida, que sabes lo que sufre cuando te ve y que no te gusta que espere por ti cuando ya tú elegiste otro camino. ¿Qué va a pasar que ya no conozcan? Ustedes estuvieron juntos un tiempo y ya se conocen de memoria la geografía de sus lunares. Si no sabes bien cuál es el algo ese que tú dices, pues ve y averígualo de una vez.

Las amigas se dieron un beso y Lucy se alejó camino a su casa. Vivía cerca de allí. No estaba muy convencida de que la solución de Mary fuera la que terminara de una vez con sus penas de amores. Siguió cavilando unos metros más pero la interrumpieron los golosos chiflidos de unos hombres que conversaban alegres en una esquina. Uno de ellos gritó, entre risas de sus amigos:

treshombres

– ¡Maaaaaami! El sol es mejor que ni salga más: yo con tu luz me conformo!

Eso, «eso» era lo que le faltaba al bueno de Carlos, su sentido del humor y saber sacarle la sonrisa con coqueterías de macho en celo.

Próximo turno para: U – Utopía – Activo

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