por V – Aguaya – Activo
Una vez en la azotea Yusimí, Lucy y Carlos, la primera que pronunció una palabra fue Yusimí. Dos palabras, para ser más precisos.
– Me voy -y dejó a su amiga y al amigo de su hermano mirándose el uno al otro sin atinar qué hacer.
Yusimí bajó la escalera, cerró la tapa del hueco por el que se accedía a la azotea, y con cara, risa y gestos pícaros se fue para la sala de la casa.
– Yusi, ¿y tu amiguita?, ¿y Bolero? -le preguntó Ricardo a su hermana cuando salió del baño, mirando hacia todas partes.
– Mi herma, mijito, ¡cómo te demoraste! Bolero está allá arriba con Lucy. ¡No los vayas a molestar!
Se le cayeron los castillos, los sueños y las alas a Ricardo. Su amigo, su mejor amigo se le había metido en el camino. Pero no, qué va, él tenía que hacer algo, quizá estuviera aún a tiempo… Salió de la casa, miró para la azotea desde la acera, y pensó en subir como cuando era un niño y trepaba por el poste de la luz para perdérsele a la mamá la tarde entera.
Se acercó al poste y puso la primera mano pero la segunda no llegó a tocar el madero lleno de cables roídos y pelados por los que aún, milagrosamente, pasaba corriente. Al contrario, retiró la que se apoyaba al poste y se alejó un paso hacia atrás. Ricardo le tenía pánico a las lagartijas y allí había una, coqueta, alerta a los gestos del muchacho. Éste le dió la espalda, entró de nuevo a la casa y se sentó de un tirón en el sofá, al lado de la hermana.
– Yusi, dame un masajito en la cabeza, que empezó a dolerme… Estoy a punto de volverme loco…
– Mi herma, ¿viste una lagartija otra vez?
Próximo turno para: U – Pitufrapa – Activo
Salta turno a: T – Carolinagromani – Activo
Salta turno a: S – Unsinagawa – Activo