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Entre el humo del cigarro

Detesto el ambiente en los locales de fumadores, al menos en aquellos donde, efectivamente, la gente fuma. Es terrible el sentir la vista nublada por el insoportable humo que sale de esos pequeños tubitos rellenos, que quema los ojos e irrita la nariz.

Sin embargo, lo que más detesto es, lejos, el que mi vista quede distorsionada merced de una nube no precisamente llena de lluvia, que por deseo de alguien con ganas de crearla, debo soportar. Eso de ver todo como si estuviera caminando en la niebla, como si todos fueran ángeles rodeados por un aura: un aura turbia, un aura sucia, un aura contaminada.

Ese día no era diferente.

Las risas y los sonidos de voces conversando sin importar lo que ocurría alrededor, se fundían con mi sentimiento de soledad que desbordaba por mi ropa y despedía un hedor percibible a kilómetros. Había pasado a tomarme un mokaccino de esos que me hacen soñar, pero lamentablemente, entre tanto estruendo (inconcebible para las cuatro de la tarde), era difícil poder soñar algo. Además, la ya enfermante y descrita bruma ya había tomado en el cielo raso, y no tenía para cuando irse.

Miré mi taza con la esperanza de encontrar un cuento allí flotando, pero nada. Esta vez, el mokaccino a medio terminar no tenía nada que ofrecer.

No tenía como imaginar que sería la odiada bruma la que me traería algo.

Parecía un espejismo en medio de la ciudad, un reflejo perdido de cristales rotos en una vidriería antigua, que quedó por allí vagando sin saber que su tiempo había acabado. Como las gotas que caen de una ducha recién cerrada, esas que no se atreven a dejarse llevar por miedo a ser rechazadas, así salió ella de la densa neblina: tímida, mirando alrededor con cara de perdida, de haber entrado sin querer hacerlo, de querer salir inmediatamente pero sin seguridad de cómo.

Me quedé absorto un momento, pensando, solamente, que para que quería sueños con realidades como aquella.

No supe bien que hacer, si levantarme inmediatamente y decirle algo, o quedarme un rato más a observarla.

Reconozco mi error; sería inmaduro culpar al humo de mi cobardía y dejar que se marchara, aún cuando podría haberme levantado y ofrecerle la mitad del café que me quedaba, o simplemente haberla acompañado afuera e inventar alguna excusa para saber como se llamaba.

Aunque odio el humo, sigo volviendo siempre al mismo local. El ambiente sigue siendo pésimo, y el mokaccino trae sueños muy de vez en cuando; pero me encanta imaginar que, de entre la bruma, de nuevo saldrá un ángel, ese envuelto por su propia aura que de turbia no tenía nada.

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Nacionalismo

No sé si será la fiebre mundialera, o quizás una señal del destino; pero podría jurar que, en la sopa de letras que tomé en la mañana, los amoldados fideos formaron las palabras «Chile dos, España cero».

Y si, la coma estaba incluida.

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Carta al Director

Señor Director:

Le envío el informe mensual que me tiene encomendado. Sé que probablemente nunca les presta atención al ver la dirección desde la cual se lo envío, pero le ruego lea este detenidamente, pues lo que viene a continuación es realmente intrigante.

Hace aproximadamente dos semanas he comenzado a notar una actitud extraña en los individuos que tengo que vigilar. Si bien he pasado los últimos tres años en este empleo, jamás había visto algo similar.

Como dije, el fenómeno empezó hace unos dieciséis días. Comenzó lentamente, pero ha aumentado de manera gradual, hasta el punto de que, hoy día, me es imposible pensar que se trate de una coincidencia, como consideré cuando vi lo que ocurría por primera vez.

Por razones que me son desconocidas, los humanos están volviendo a su punto de origen. No sabría explicar porque, pero por algún motivo, grupos inmensos de personas se están moviendo en dirección a la porción de tierra que según hemos determinado, fue donde primero aparecieron.

Si bien todavía no han dado señales, no puedo dejar de pensar que están organizando alguna especie de ritual, pues se están esmerando de sobremanera en organizar algún tipo de evento. Además, están claramente divididos en sectores diferenciados por colores, y que se organizan en torno a un núcleo, en el cual todas las mañanas y tardes observan una especie de danza realizada por una veintena (según lo que se puede observar) de, aparentemente, deidades, en la cual utilizan una esfera de colores variados.

Aunque no estoy seguro de la real importancia de este hecho, no puedo dejar de expresar mi preocupación. Estaré especialmente atento mañana, puesto que varias pancartas, ubicadas en distintos lugares alrededor del planeta, señalan el 11 de junio como una fecha importante.

Esperando instrucciones lo más pronto posible, se despide

Javier, Encargado Marciano de la Observación Terrícola

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Disculpe usted

Disculpe por molestarle a esta hora. Salí hace ya unas pocas de mi casa a conocer el mundo y de alguna manera llegué acá.

Si quiere cerrar la puerta, lo entiendo perfectamente. No conozco su rostro y por eso sé que usted no conoces el mío. Pero he estado pensando mientras mis pies se arrastraban jalados por algo que no tengo idea que era, y me gustaría decírselo antes de que las palabras se fuguen de mi mente con esta brisa que desde algún lugar se alza.

Pensé en que de alguna forma, todo tiene que cuadrar. Que incluso aunque el mundo sea redondo tiene que haber un lugar en que todo se junte, tiene que haber un momento en que la verdad te llegué de golpe y te deje quieto un segundo y te diga al oído “sí, aquí estoy”; un momento en que todo tenga sentido y en que las dudas más profundas encuentren las respuestas más obvias. En que las curvas se vuelvan rectas y las aristas se junten.

Pensé que quizás si hay eso que llaman destino. Que entre las hojas que caen de los árboles si hay un curso definido, que entre las olas del mar ya hay un mensaje escrito, que entre las nubes ya están prediseñadas las formas. Que las gotas de lluvia saben de antemano donde caer y que el sol ya sabe a qué lugar exacto llegara cada rayo que de su cuerpo emane. Que quizás si hay caminos que se atraviesan y se entrecruzan y que chocan y vuelven a chocar; que si hay momentos en que cuando crees que no das más, das más solo porque tienes que darlo. Que hay veces en que cuando no sabes que paso das, lo das igual y resulta que es el correcto.

Pensé que si hay viento no puede estar todo mal. Que si hay cielo no puede ser todo negro, que si hay verde es porque hay algo que sea bueno, que si fluyen los ríos es porque tienen adonde llegar, y si tienen adonde llegar es porque les interesa seguir llegando, y si quieren seguir llegando es porque tienen razones para llegar. Y si ellos quieren, nosotros queremos también, y si ellos pueden, nosotros podemos también, y si ellos tienen un por qué, nosotros tenemos más.

Pensé que las estrellas son las letras del libro que siempre ha estado escrito, que salen cada noche para recordarnos que siempre hay un cómo. Pensé que la luna es la musa que tranquila duerme para demostrarnos que las letras dicen cosas ciertas, y pensé también que el sol era el padre que desde lejos se encarga de que esté dormida.

Pensé en que si no sabes que hacer, lo que tengas que hacer te encontrará, y si no te encontrará te dirá como encontrarlo, y si no te dice como encontrarlo, es porque puedes encontrarlo por ti mismo y si sigues buscando lo encontrarás.

Pensé que yo no sabía qué hacer ni adonde ir ni a quien querer ni a quien extrañar. Pensé que ya no sabía adónde dirigir mis pasos y que al final iban a terminar perdidos y vagando como lo hacía y sigue haciendo y seguirá haciendo mi distraída mente. Pensé que yo necesitaba una verdad que me encuentre, una estrella que me escriba, una luna que me lea y un sol que me proteja. Pensé que yo necesitaba un fin en la arista.

Y de pronto me tambaleé caminando y sentí que me caía, y comprendí que la verdad me había golpeado y que no tenía más que aferrar ese puño.  Y comprendí que mis preguntas habían sido contestadas y mis caminos iluminados, que había encontrado el capítulo que me faltaba. Y alcé la mirada y vi la puerta y supe que la puerta era mi verdad… que la puerta era mi vértice. Y me acerqué a ella y la toqué y usted me abrió la puerta.

Usted, que me mira con ojos asombrados porque no entiende que hace un loco dirigiéndole la palabra. Usted que no comprende ninguna de las cosas que le digo. Usted que mira mis ropas raídas y mi cabello sucio, y que trata de encontrar mirando mis ojos algo de cordura, mirando mi boca algo de verdad, mirando mi cuerpo algo de absoluto. Usted que quiere cerrarme la puerta pero la detiene algo que no sabe qué.

Porque a veces, a veces, la mayoría de las veces, la verdad y el camino y la razón… tienen forma de persona.

Y ahora entiendo que la puerta no era la arista sino el último centímetro del vértice. Ese que me separaba de usted, que con su rostro acaba de darle sentido a una carretera desviada. Mi vértice extraviado, mi límite perdido, la desazón de mi llamado.

Me puede cerrar la puerta y confirmar la teoría de que soy un loco cavilando sobre cosas sin sentido y llegando a conclusiones con menos sentido aún. Puede darme la espalda, y yo comprenderé que simplemente todo lo que le dije fue producto de una alucinación producida por la desesperación de entender lo que nadie ha entendido y resolver el puzle mayor. Puede decirme adiós, o hasta marcharse sin decirlo. Pero también puede quedarse aquí y seguir mirándome como lo hace ahora.

Porque no hace falta que diga nada. Solo míreme y piense. Quizás, esta vez, la verdad si le habló y le golpeó la puerta.

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Coleccionista

La encontré abandonada en el rincón más oscuro de ese edificio. Tirada en el piso, su soledad era tal que ni el polvo la había alcanzado. No sé cuánto tiempo habrá estado allí, cuantas veces habría visto las luces encenderse y apagarse, hace cuanto que un viento fresco no le acariciaba la piel.

No sabría describir lo que me pasó cuando vi su vestido de dos colores. Supuse que era una especie de hambre; luego, ansiedad; finalmente, solo puedo decir que era sed. Sed de tomarla en mis brazos, de acariciar su cuerpo, de arrancar su vestido y, y, y… destrozarla, como a las otras…

Si, debía advertirles antes: durante mis noches aciagas, descargo mi desazón con inocentes que de casualidad se cruzan en mi camino. Disfruto acariciarlos, esperanzarlos, hacerles sentir que los buenos de verdad consiguen algo bueno, hacerles sentir cómodos, que han ganado un amigo, para luego acabar con ellos.

Esta debía ser mi presa más grande. La más perfecta, la más hermosa, la más majestuosa. Era una diosa entre los dioses, una venerada entre los idolatrados. Bastaba ver su fina vestimenta… y lo agraciada de su figura. No podía esperar para llevarla a mi casa y hacer de ella lo que había hecho con ya tantas…

El hoyo en la parte de atrás de mi patio ya estaba hecho. Lo hice tiempo atrás; hice varios de una vez, para ahorrarme el trabajo más adelante.

Cayó rápidamente en mis brazos. Bastó un amago de sonrisa y tenderle la mano. Aceptó, encantada de al fin tener a alguien. A veces me pregunto, ¿por qué siempre los mejores terminan solos?

Quizás es porque, acompañados, podrían hacer mucho. Aunque, la verdad, yo no soy una buena compañía.

Subió a mi auto sin decir ni una palabra; yo tampoco le dirigí ninguna. Solo de vez en cuando me volteaba y la miraba, y apreciaba lo ceñido que se veía su vestido… Y sentía como la sed hacía que mi garganta quemara. Casi detengo el auto ahí mismo y hacía lo que moría por hacer.

Pero no. Tengo un esquema, una rutina, un plan que seguir a la perfección. Un solo quiebre, y quizás me quiebre yo. Una mente estructurada debe seguir su estructura.

Llegué a mi casa unos minutos después de haber encendido el motor. Las luces estaban prendidas; no me gusta perder tiempo en preparar el ambiente. Prefiero dejarlo listo, y no darme rodeos, para así llegar e ir directo al grano.

Me bajé del auto, le abrí la puerta a mi visita y me la lleve en mis brazos. Una vez adentro, la deposité sobre el sillón que adorna mi living, y me preocupé de que estuviera cómoda mientras yo iba a la cocina. Ella seguía ausente, y mientras me alejaba, la miraba. Era, sin duda, la víctima más hermosa de todas las que había tenido.

Hasta ese momento, al menos.

No sé si no habrá visto el cuchillo que llevaba en mi mano, o lo vio y se resignó a lo que iba a pasar, pero, mientras me acercaba a ella, no hizo ningún movimiento. Me pareció que se estremeció un poco cuando recorrí su piel con el frío acero, pero no podría estar seguro. Si lo hizo, fue levemente… y no lo hizo de nuevo.

La consentí un poco. Le dije palabras lindas, y recorrí su cuerpo con mis manos y el cuchillo. Traté que se relajara. Le dije que no tenía nada en su contra, que no era porque hubiera hecho algo malo. Que simplemente… me había gustado demasiado.

Y, de súbito, no me aguanté más, y hundí la punta del cuchillo en su piel.

Sentí como las membranas de la piel se rompían y como el metal iba rompiendo tejidos mientras avanzaba. Noté la emoción que me recorre cuando me doy cuenta de lo que está pasando, ese escalofrío nervioso de sentirme con poder absoluto.

No noté cuando empezó a emanar de la herida líquido rojo. Pero cuando lo hube hecho, me lo limpie con la lengua de las manos y me puse manos a la obra. Lenta, muy lentamente, comencé a cortar pedazos, que me iba metiendo a la boca y comiendo. Me tomé mi tiempo; no tenía prisa. Además, sabía que no era necesario terminar completamente en ese momento. Mi refrigerador era grande, y cabían algunos trozos.

Terminé solo cuando estuve satisfecho. No es fácil satisfacerme, pero esta vez la piel y su interior estaban suaves y tiernos, y me conformé al poco rato. Así que fui, poco a poco, con paciencia, poniendo las piezas restantes del refrigerador, hasta que solo me quedo una.

Siempre guardo una parte de mis víctimas. Las dejo como recuerdo para más adelante, y las entierro en la parte de atrás de mi patio, en los hoyos que dejo hechos de antemano.

Cuando salí a enterrar este último, me sentí orgulloso de mi obra.

Ahí estaban, un naranjo, un manzano, una mata de frambuesas, un mango, una planta de plátanos, un durazno, un damasco y un peral, recibiéndome con sus brazos (o ramas) abiertos.

Lentamente, me acerqué al agujero ya excavado y enterré el último trozo de la sandía que me había comido.

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Tierna y dulce historia de amor

Que canción que es esta… La primera en mostrarme la genialidad de Serrano, la identifico con un momento porque, al cambiar sutilmente algunas porciones de la letra, se adecuaba bastante bien a mi realidad, cuando recién comenzaba mi relación con la persona con que actualmente estoy.

Es mi deber mencionar la canción Puede Ser, del Canto del Loco, que si no fue la elegida fue por recordarme una parte oscura del momento mencionado anteriormente.

Mientras el metro avanzaba y lo llevaba a la estación en que debía bajarse, miraba por la ventanilla. A pesar de que no estaba en la parte que pasaba por la superficie, encontraba algo hipnótico en las pequeñas luces azules que estaban en las paredes del túnel.

Miró su reloj. Las siete y cuarenta y tres. Iba a llegar justo.

El metro paró. Afortunadamente, la estación no estaba llena y le fue relativamente fácil salir de ella. Enfiló, con la cabeza gacha, el camino hacia su casa.

Su zapato estaba desabrochado, pero era más urgente llegar a la hora.

Justo cuando su reloj arrojaba un pitido para dar a entender que eran las ocho, tocó la puerta y le abrió una mujer. Hermosa como ninguna otra, radiante, con un delantal blanco, las manos con harina y su pelo recogido en un tomate. Se miraron con unos ojos ilusionados y con un amor nuevamente renovado; luego, el la abrazó, la besó en la boca y la siguió a la cocina.

Ni siquiera miró el artículo enmarcado que tenían en la entrada, ese de Pedro J., un editorial, que guardaron para reírse de esos tiempos ya pasados.

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Discurso de una autoridad pública de un país importante en un futuro incierto

Quizás sea trampa, pero no se me ocurrió nada más, era un poco extraño el tema…

En un futuro incierto, en una conferencia de prensa de un gobierno de algún país que en ese tiempo es importante.

-Ciudadanos de todo el mundo, autoridades de los países, habitantes ilegales: me encuentro aquí en representación del país más poderoso del mundo y cuyo nombre es tan obvio que ni siquiera voy a gastar saliva en mencionarlo, a pesar de que he gastado mucha más en decirles esta larga excusa. Estamos aquí para comunicarles un descubrimiento científico que nuestra élite intelectual ha realizado en los últimos días.

“Como muchos sabrán, el funcionamiento de la cabeza humana y como esta es capaz de pensar de la forma que lo hace, es un misterio que no ha podido ser esclarecido del todo. A pesar de que con el tiempo hemos podido hacer avances, al punto de que ahora podemos introducir pensamientos en las cabe… (corte de sonido, pantalla en negro, vuelve en un momento) hemos podido hacer avances, decía, todavía nos queda un mundo entero por avanzar en este campo.

“Por razones netamente científicas y por ningún motivo bélicas o económicas, hemos destinado gran parte de nuestros fondos destinados a la ciencia a esclarecer estos misterios, pues hay teóricos que sostienen que, de liberar un poco más la tremenda capacidad de nuestras mentes y utilizar algo más que la pequeña porción que utilizamos de nuestros cerebros, podremos hacer cosas que hasta ahora solo nos parecen magia. Así, hemos esperado avances que, si bien han tardado en llegar, por la complejidad que significa estudiar el pensamiento, no nos cabe duda arribarán algún día a revolucionar la ciencia.

“Y el primer avance que no envuelve la manipulación mental ni el lavado de cere… (otro corte, pantalla en negro, aparece el locutor sobándose la cabeza) Disculpen por los problemas de señal. Como decía anteriormente, el primer avance que nuestros científicos nos han entregado desde que empezaron su investigación ha llegado a nuestras manos dentro de la semana pasada, y hemos decidido revelarlo hoy día. Guarda relación con la memoria.

“Hemos conseguido ampliar la capacidad de recordar de una persona en cantidades que no tienen mínimos ni máximos, lo cual amplía la capacidad de recolectar eventos o situaciones, y además acelera y facilita la asimilación de datos que desean ser archivados.

“Sin embargo, la mejora de esta capacidad implica ciertos efectos secundarios que todavía no hemos sido capaces de neutralizar. A pesar de que no son de gravedad, nos hemos sentido moralmente obligados por nuestra tremenda consciencia social y preocupación por los ciudadanos, de darla a conocer.

“Los efectos secundarios menores e insignificantes que encontramos son: paraplejía en varias partes del cuerpo, pérdida de la capacidad de movimiento ocular, es decir, de los ojos, incapacidad de sonarse la nariz y una poco notoria caída del cabello en la parte de las patillas, además de una disminución en la capacidad de comunicarse oralmente con otros seres vivos.

“Lamentablemente, en el nombre de la ciencia, nos vimos obligados a obviar estas poco relevantes consecuencias y hacer caso omiso de los derechos humanos que nuestro propio país se encarga de fiscalizar, para experimentar en los prisioneros que nuestro país alberga en cárceles subterráneas ilegales estos descubrimientos (nuevo corte, más prolongado; el locutor aparece despeinado, un ojo más rojo que el otro y la corbata chueca). Lamento las nuevas interrupciones. Como iba diciendo, nuestra tremenda noción y consideración por todo lo que respecta a los derechos humanos no nos ha permitido probar esto en humanos, aunque si podemos decir, casi con certeza, no con certeza absoluta porque, les reitero, no hemos probado nada de esto en humanos, que estos descubrimientos han sido plenamente ratificados.

“Se preguntarán ustedes cuál es la utilidad de todo esto. La respuesta es sencilla: se nos está acabando la materia prima de producción de discos duros, los libros ya no son rentables y ya no tenemos otras formas de almacenar información, por lo que en un futuro no muy lejano, no me cabe duda que serán ustedes y no nosotros los que obviarán los derechos humanos en su propio beneficio, cosa que nosotros, reitero para que quede claro, nunca hemos hecho.

«El detalle de toda esta investigación la pueden encontrar en nuestro fiel servidor Google, bajo el nombre de «La Vaca Paca». Por su atención, muchas gracias.»

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De un Balrog y pistolas de agua

No recuerdo en qué fecha mi mente proyectó, dormida, esas imágenes que me hicieron reír cada vez que las recordaba. No recuerdo si la ventana estaba adornada con la lluvia que normalmente viste a mi Valdivia. No recuerdo cuantos años tenía. Solo sé que, esa noche, tuve un sueño que por lo descabellado, me atrevo a tildar de, al menos, el más estúpido que he tenido yo.

En él, aparecíamos varios amigos y yo en el gimnasio del club deportivo Phoenix, jugando (aquí los detalles comienzan a ser difusos) tenis o fútbol, no podría precisarlo bien. Éramos unos cuatro o cinco.

De pronto, sin previo aviso, el techo fue arrancado por una figura de fuego que calza perfectamente con el Balrog del Señor de los Anillos, la cual nos quedó mirando con una expresión de querer asesinarnos.

Escapando de el de una forma que solo es posible en los sueños (en ninguna otra parte, en todo caso, sería posible ser atacado por un Balrog) logramos salir del gimnasio y llegar al pasto de afuera. Sin embargo, la gigante criatura simplemente se volteó y nos tuvo nuevamente en su punto de mira.

No sabíamos que hacer. ¿Cómo derrotar a un monstruo inexistente, siendo nada más que un grupo de niños que solo había ido a jugar fútbol o tenis?

Súbitamente, uno de mis amigos tuvo una idea magnífica: ¡la piscina! No se encontraba tan lejos, y si lográbamos hacer que el monstruo de fuego entrara en ella, seguramente se apagaría (eso nos decía nuestra lógica infantil) y nos dejaría seguir practicando nuestro deporte en paz.

Corriendo, nos dirigimos a la piscina, dispuestos a llevar a cabo nuestro magnífico plan. Pero como los sueños deben ser emocionantes, la piscina, contra nuestros nos pronósticos y el magnífico sol que había fuera del gimnasio, estaba vacía.

Parecía nuestro fin. Acechados por el infierno materializado en una criatura imaginaria, mis amigos y yo no teníamos a donde más ir. Pronto, una lengua de fuego nos alcanzará, poniendo fin a nuestras noveles vidas y extinguiendo, de paso, un sueño para convertirlo en pesadilla.

Porque son pocos los que ven la muerte como bendición.

Pero en los sueños todo es posible y no hay límite entre lo real y no imaginario, entre lo posible, entre lo lógico… y lo absurdo. Y lo que paso después, simplemente, fue tremendamente absurdo.

Mágicamente, el tiempo se paralizó y la figura de fuego quedó quieta, mientras un personaje desconocido para mi salía (con música de fondo) de los arbustos y nos miraba sonrientes, mientras nos ofrecía con sus manos unas tremendas pistolas de agua.

-¡Prueben las nuevas Match Soccer 3000! – nos dijo, ofreciéndonos una a cada uno (no recuerdo mucho si ese era el nombre, pero estoy casi seguro que si).

Asombrados, todos tomamos nuestras nuevas armas esperanzados, mientras veíamos como el personaje desaparecía y dejaba, a su paso, la piscina llena de agua. Con mis amigos llenamos nuestras nuevas pistolas hasta el tope con el agua de la piscina, y luego apuntamos a la criatura de fuego hasta dejarla completamente extinguida.

Me desperté justo cuando la última brasa del monstruo se extinguía, con una sonrisa en los labios y la certeza de haber tenido, sino él, uno de los sueños más estúpidos del mundo.

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Autoentrevista

Debo admitir que estoy algo nervioso por esta primera entrada. No sé que más decir… Aquí voy.

(En los pixeles de una pantalla, se encuentran Blogguercedario y un desconocido transeúnte)

Y tú vendrías siendo…

Las letras de mi firma forman las palabras Alerion Finigor, pero aquellos a quienes permito ver más allá, pronuncian mi nombre como Javier.

¿Javier…?

Javier a secas.

Cuéntame un poco más de ti.

Siempre me ha incomodado esa pregunta.

(Mirada inquisitiva) Está bien, está bien… ¿cuántos años tienes?

16, voy de camino a los 17.

¿De dónde eres?

Soy de Chile, el país donde fue el terremoto hace poco y donde nació Pellegrini, el del Real.

¿Estado civil? (No es que me interese, pero siempre se pregunta eso)

Felizmente emparejado con una mujer hermosa, gracias por preguntar.

¿Gustos musicales?

Varían tanto como mis estados de ánimo en un día de entrega de pruebas en el colegio, pero puedo nombrar algunos artistas que mantengo fijos: Ismael Serrano, Kevin Johansen, Adam Lambert, Paramore, La oreja de Van Gogh, Jorge Drexler. De vez en cuando, uno que otro se entromete por ahí, pero esos son, básicamente.

Pasemos a las letras, que de eso se trata esta página. ¿Gustos literarios?

Nunca me ha gustado dar autores, porque no me consideró un buen conocedor del tema y porque no he leído ni la mitad de los que me gustaría. Pero en cuánto géneros, me atrevería a decir que he leído una gran variedad, entre los que destacó el fantástico (crecí leyendo Harry Potter) y últimamente, la novela negra me llama la atención (estoy leyendo el segundo tomo de la trilogía Millenium). Lo romántico no me atrae mucho, y creo que con la ciencia ficción son las temásticas que más evito; sin embargo, El Juego de Ender, de Orson Scott Card, es una obra maestra. A parecer de estos ojos inexpertos, al menos.

Calculo, por tu edad, que te falta poco para terminar el colegio.

Calcula bien usted, mi ficticia y pixelada extensión de mi mismo que actúa de entrevistador hoy día. Este año termino mis clases (un año antes de lo habitual), y me dispongo a iniciar una vida universitaria que todavía no tiene un rumbo definido.

¿Cómo es eso?

No he elegido una carrera todavía.

Pero alguna inclinación debes tener…

Tengo claro que me quiero dedicar a las letras. Hace unos años descubrí que en escribir está lo que de verdad me apasiona, que quiero tener el gusto de saber que estoy llenando la mente de niños y jóvenes de libros como los que leí yo mientras crecía. Quiero crear mis propios mundos y a través de mis personajes perderme en ellos, y que estos personajes tomen de la mano a mis lectores y que estos se vayan transportados allí. Quiero que mi nombre salga después en los libros de texto y que más tarde se me recuerde por mis obras. Sé que es algo ambicioso, pero siempre me ha gustado soñar. De hecho, mi blog lo menciona en su nombre.

No debí haberte preguntado.

Lo siento. Siempre me vuelo con ese tema.

¿Te das cuenta de lo aburrido que es esto cierto? Si yo me estuviera preguntando a mí mismo, sería algo más creativo, no sé, preguntaría otro tipo de cosas.

No voy a decir nada sobre lo de las preguntas y la identidad, pero debo reconocer que estoy algo nervioso. Me siento como el chico nuevo que llega a un colegio, ese que no sabe qué hacer porque no sabe si está bien o está mal y que solo con el tiempo aprende.

Porque para eso uno va al colegio.

Si, supongo que si.

¿Por qué razón te uniste a Blogguercedario?

Vi el link en el blog de Nieves (a quien mandos mis saludos con el sincero cariño que le he adquirido) y cuando vi la página y supe de que se trataba me interesó, como una manera de difundir escritos y de obtener críticas y comentarios de gente completamente ajena a mí. Además, así no pierdo el ritmo de escritura y me mantengo activo por lo de la asignación de temas semanales.

¿Algún temor?

Creo que temo no estar a la altura. Pero si la pregunta es más global… creo que lo que más temo es ver mis sueños destrozados. No sé si pudiera soportar eso. No me agrada la idea.

Ahora hagamos un bombardeo de preguntas. ¿Fruta favorita?

Frambuesa.

¿Comida preparada?

Pollo crispy o apanado.

¿Canción?

Por la letra, lejos, Amores Imposibles de Ismael Serrano.

¿Deporte?

Football, por supuesto.

¿Hermanos?

Cuatro, tres hombres y una niña, todos menores.

¿Algo más que decir?

Saludar a todos quienes leen esta página y decirles que espero contribuirle positivamente. No sé si esta entrevista habrá servido de algo para conocerme mejor; si no fue así, pido disculpas. Nunca he sido bueno contestando preguntas personales, ya sean hechas por otros o por mí.

Creo que con eso estamos bien. Adiós, transeúnte que finge estar hablando con una página de internet cuando en realidad charla solo.

Adiós, reflejo entrevistador matador de ilusiones.

Un saludo a todos los que lean esto y a los miembros de Blogguercedario. Espero que con el tiempo podamos ir conociéndonos un poco más y que mis textos estén a la altura de lo que desean leer. 🙂

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Y a disfrutar del fin de semana…

Eso pensó el aquel viernes después de salir del trabajo, estaba cansado, la noche era oscura y había dejado de llover, el pavimento lleno de charcos reflejaba las luces de la ciudad, los grandes carteles iluminados con sus luces de neón y las vitrinas brillantes estaban en todo lugar, las cafeterías atiborradas de gente que llegaba a refugiarse en un café caliente para pasar el frío anochecer de lluvia, miro hacia adentro pensando en entrar a tomar un café, cuando de pronto sintió que alguien le tocaba el hombro: “Buenas tardes señor aquí tiene usted su multa se ha estacionado mal, este es el estacionamiento para discapacitados”, con gran sorpresa se dio la vuelta, como podía ser esto si el no tenía auto: ¿como podrían sacarle un parte?. Abrió sus grandes ojos intentando comprender lo que oía, con el rostro desencajado le miro y le dijo al policía: “Señor lamentablemente usted está equivocado yo no poseo vehículo alguno mas que mis pezuñas a tracción animal” dijo mirándose los pies… el policía enfurecido le dijo: “pero como se atreve, usted recién bajo del auto y ha entrado en aquella cafetería ignorando mi multa y desafiando mi autoridad, acepte la multa o si no lo tomare como desacato a la autoridad y usted será detenido”.
Aún sin entender lo que ocurría Carlos se negó a pagar por una multa que no le correspondía entonces le dijo al policía: “Señor le repito con mucho respeto yo no poseo vehículo alguno, he venido hasta aquí caminado desde mi trabajo, es que acaso no ve mis tobillos mojados, si tuviese un auto mis pantalones estarían secos”, le dijo alzando la voz ya irritado por la insistencia de la autoridad pública, el policía aún más irritado le dijo: “Ah usted se niega a reconocer que usted es con quién hable hace un instante y yo estoy equivocado… lo lamento señor queda usted detenido por desacato a la autoridad” le dijo el joven policía… Con los tobillos mojados aún por la lluvia y su impermeable café el pobre señor Carlos miro con incredulidad lo que le ocurría, ni en los problemas de matemáticas que les enseñaba a sus alumnos en la universidad habría imaginado una situación así… como a el, un buen ciudadano le sucedía algo como esto, siempre fue honesto, nunca tuvo deudas, era un hombre pacifico que solo iba rumbo a su casa, pensaba para sí, mientras el joven policía le colocaba las esposas… llevándolo hacia la patrulla abrió la puerta y le empujo hacia adentro del vehículo. Al ver su pareja de turno a este sujeto esposado en el asiento de atrás le pregunto: ”Y este señor que hizo” y el le respondió: “ lo arreste por desacato a la autoridad” , el otro asintiendo con la cabeza enderezo el espejo retrovisor y puso la patrulla en marcha hacia la comisaria…. Carlos resignado, miraba por la ventana del automóvil como se alejaba más y más de su destino, a lo lejos se divisaban los monstruosos atochamientos de la ciudad en los días de lluvia, cuando de pronto sonó el intercomunicador…. ”Urgente, urgente un 317 en Urmeneta con Irarrázaval, se le solicita a las unidades cercanas acudir a un 317 en Urmeneta con Irarrázaval cambio”. El policía rápidamente tomo el intercomunicador en su mano y apretando el botón derecho del aparato dijo: “entendido, cambio unidad 551 se dirige al sitio del suceso”, pusieron la baliza sobre el techo de la patrulla y a toda prisa se dirigieron al lugar del accidente, el cual no estaba a muchas cuadras de distancia de ahí… “A su llegada vieron la horrible escena, una camioneta estrellada en contra de un poste del alumbrado público y un auto volcado… impactados salieron con mucha prisa del auto para auxiliar a los heridos, pero al bajarse se encontraron con dos sujetos que tambaleantes se estaban dando de puñetazos en plena calle… completamente sorprendidos al ver la gravedad del accidente los policías por un segundo dejaron de comprender lo que sucedía, sin detenerse a pensar en eso ambos corrieron hacia los vehículos, uno se dirigió hacia la camioneta y el otro hacía el auto, en al lugar del copiloto en la camioneta había una mujer inconsciente con una fractura expuesta en su pierna, pero con signos vitales, el policía le dijo al otro: “aquí hay una mujer esta viva” y le dijo al otro policía: “¿Y allí hay alguien vivo?” … le dijo con temor al ver el estado del auto, ya que este había rodado… Ambos pensaban que de haber alguien ahí de seguro estaba muerto…. El policía se agacho asomándose por la ventana, ya que el auto estaba volteado, efectivamente había una persona más, un joven inconsciente, al cual le tomo el pulso, todavía tenía signos vitales, aunque débiles, el policía tomando su intercomunicador llamo a la central telefónica solicitando la ayuda de bomberos para sacar al joven atrapado de entre los fierros y dos ambulancias… De pronto sintieron unos gritos destemplados en medio de la calle, eran los conductores de ambos vehículos que habían salvado ilesos quienes aún choqueados por el accidente intentaban darse de golpes culpándose mutuamente de ser el causante del accidente, cuando uno de ellos repentinamente se desmayo… Los policías corrieron a auxiliarlo, estaba pálido y sin pulso, asustados ambos policías se miraron, mientras uno corrió hacia el auto, el otro llamaba una tercera ambulancia, Carlos dormía plácidamente esposado en el asiento trasero, cuando despertó sobresaltado al sentir la voz destemplada del policía pidiendo ayuda, Carlos abrió los ojos y le dio un grito al policía: “Señor, señor yo soy medico, sáqueme las esposas para ver a los heridos”… El pálido hombre tomo sus llaves y le libero de las esposas, Carlos corrió en dirección hacia donde estaba el joven que yacía en el suelo, le tomo el pulso, le dio respiración boca a boca y masaje cardiaco, minutos después el joven recobro el pulso y volvió a el la respiración. Después de esto corrió a ver al joven atrapado en el auto, mientras un policía se ocupaba del joven y el otro de la mujer en la camioneta, el muchacho estaba vivo aún, pero con el pulso débil atrapado en el auto… pensó para si: “Se ve joven y robusto, resistirá hasta que llegue la ambulancia si Dios lo ayuda”, no podía hacer nada para sacarlo de allí, entonces fue a mirar la camioneta en la que estaba aquella mujer, ya estaba consiente y un poco aturdida, el abrió la puerta del auto y al ver la fractura expuesta y el abundante sangrado tomo su pañuelo y lo paso bajo la pierna de la chica sin moverla, amarro el pañuelo y le hizo un torniquete que controlara la hemorragia, al verla le dijo: “animo muchacha estás viva, has tenido suerte, no intentes salir del auto hasta que te saquen los bomberos”, tu novio está bien lo examine, esta hablando con los policías, no te preocupes ya vendrá a acompañarte.
Volvió al auto volcado, el muchacho le recordaba a su hijo, le tomo la mano, mientras le decía: ”Eres joven aún de seguro tienes novia y no terminas la universidad, tienes mucho por vivir aún” Preocupado sintió el olor al combustible, temiendo que alguna chispa hiciera estallar el vehículo, sintió temor, los minutos se hacían eternos mientras esperaba que llegara la ayuda, cerro los ojos pidiéndole ayuda a Dios, segundos después aparecieron las ambulancias, se abrieron las puertas y salieron corriendo de allí los paramédicos, quienes atendieron a los dos jóvenes y a la mujer, cinco minutos más tarde llegaron los bomberos, quienes lo alejaron del joven y de el lugar, Vio impávido como con sus maquinas arrancaron la puerta del auto y destrabaron el volante de la maquina, le tomaron el pulso, y aún estaba vivo…. Los paramédicos corrieron hacia el y le atendieron inmediatamente, lo inmovilizaron, lo entubaron y lo subieron a una camilla, Carlos sin trastabillar les dijo: ”Soy medico puedo acompañarlos” , ambos asintieron con la cabeza en señal de aprobación, ya no le importaba estar detenido por desacato a la autoridad, pero que más da, el era médico antes que todo, aunque enseñara matemáticas en la universidad en las mañanas, se subió a la ambulancia y tomo la mano de aquel muchacho que le recordaba a su hijo durante todo el trayecto al hospital le hablo dándole esperanzas de que sobreviviría, aunque el ni siquiera estaba seguro de eso… ¿Pero que más podría hacer?… Días después supo que el joven a quién le había dado masaje cardiaco estaba estable sin riesgo vital, gracias a su oportuna atención, la mujer de la camioneta estaba en observación después de haber sido operada en la pierna izquierda. El joven que estuvo atrapado en el auto fue intervenido quirúrgicamente a su llegada al hospital para salvarle la vida, estuvo 8 días en coma, y Carlos cada uno de aquellos días fue a verle, cuando finalmente despertó y los médicos le dejaron en paz con los miles de exámenes que le hicieron para ver si había quedado con secuelas por causa del accidente, quiso saludar al muchacho, quién le dijo que no recordaba absolutamente nada de lo sucedido, exceptuando una voz que le decía que era muy joven para morir aún, el muchacho lo miro y le dijo: “Esa cálida voz me hizo resistir cuando sentí que estaba muriendo”. Carlos emocionado le dio un abrazo y le dijo: “Nunca me rendí, ni solté tu mano, te hable con la esperanza de mantenerte vivo, ya que como medico nada más podía hacer para sacarte de ahí…”. El joven lo miro con lágrimas en los ojos, le dio la mano y ambos se despidieron.
Carlos salió de aquel hospital pensando en que si tal ves, ese día no le hubiesen confundido con otra persona y lo llevasen detenido por error jamás habría podido ayudar a aquellos jóvenes en el accidente de tránsito, que quizás más de uno habría muerto sin su ayuda… Eso fue para él recompensa suficiente como para olvidar el fin de semana de lujo que paso en la cárcel después de aquella fatalidad, por cometer desacato a la autoridad y fugarse de la justicia…
Después de aquella noche se sintió afortunado de haber sido herramienta de una casualidad perfecta del destino, si bien era escéptico, con el hecho de que el destino existiese, desde aquel día comenzó a creer en el destino.

Próximo turno: D – Rosma – Activo

Salta turno a: C – 08Sandra – Activo

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