La casa se encontraba envuelta en una penumbra misteriosa y atemorizante, los espectros se regocijaban de manera orgásmica ante tal ambiente. La familia no tenía tan buena cara; se encontraban desconcertados ante tal actitud. – ¡Nada le importa! Nos tiene aquí sufriendo sin que le importe ni un demonio-.
Xotchil, su mujer, a diferencia del resto de la estirpe, se mantenía callada. Ya había pasado por esto cientos de veces y sabía como lidiar con ello. Por supuesto no le gustaba la manera en que el los ignoraba ¿Pero acaso quedaba otra alternativa? No abría la boca ni para comer… ¡en 3 días!
Irma, su hija, fue la única que se atrevió, debido a su desesperación, a quebrantar las reglas y entrar a la habitación principal. Un ambiente lleno de humo, gracias a las enormes cantidades de cigarros que fueron suprimidos de manera demente, dificultaba la visión a tales magnitudes que estuvo cerca de caerse 2 veces, tropezando con libros, ropas y demás trastes viejos que se encontraban decorando el suelo de la habitación.
Entonces lo vio: Acurrucado a su bolígrafo, empedernido escritor, con el rostro desfigurado por el terrible desgaste de 3 días sin comer ni dormir, solo escribir. Le gritó, pero el no la escuchó. La visión de su padre, haciendo aquello que tantas satisfacciones económicas le habían traído a la familia, fue excitante. Un impulso eléctrico fue recorriendo todo el escultural cuerpo de la hija del escritor. Tuvo que salir corriendo, la impresión era tal que nunca quiso volver a ver un solo libro en su vida.
A eso de las 3 de la madrugada del día 4, el salió de sus aposentos. Pulcro como nadie, son una sola ojera, ni signos visibles de tal desgaste, una sonrisa le cruzaba como rió su rostro. Se limitó a pronunciar únicamente 3 palabras: Ya esta listo. Todos lo comprendieron, su post para el blogguercerdario, por fin, lo había terminado.
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Un saludo