Por Sara
No creo en el amor virtual. No creo en el amor sin contacto físico, sin mirar a la otra persona a los ojos, sin ver sus reacciones inmediatas. No creo en el amor sin poder besar a tu pareja, sin poder abrazarlo, sin poder dar rienda suelta a la pasión.
Internet es un medio muy apto para conocer gente, y para conocerla de verdad, pues se pueden compartir horas y horas de conversación en la que los interlocutores se atreven a contar cosas que de otra forma no lo harían. Pero hablar de amor ya son palabras mayores.
Es posible sentirse atraído por alguien que has conocido en la Red, que te guste su forma de ser e incluso físicamente por las fotos que hayas visto o por la webcam. Pero luego cuando lo tienes de frente, encontrarte con que no es como pensabas, esa persona que tienes ante ti no corresponde a quien habías idealizado a través de tu ordenador. O también puede ocurrir que todo sea ideal y el flechazo os atraviese y viváis un amor eterno. De cualquier modo, con un contacto físico de por medio.
Y bueno, como ya sé que hay alguno por ahí que le puede la curiosidad y quiere conocer mi experiencia, aquí os la cuento.
Tengo las dos caras de la moneda: la ilusión y la decepción. Empezaré por la decepción y así os dejo al final con buen sabor de boca.
Conocía a un chico por Internet, y habíamos hablado muchísimo, incluso por teléfono. A mí me caía bien, e incluso físicamente puedo decir que no estaba nada mal. Él vivía lejos de mi ciudad, por lo que planear un encuentro no resultaba nada fácil. El caso es que un día se me declaró en un e-mail, a lo que le respondí que yo no sentía nada por él más que amistad, lo que no quitaba que si alguna vez nos conocíamos pudiera pasar algo más entre nosotros. Y así seguimos siendo amigos hasta que me llegó un e-mail suyo REdeclarándose, que estaba enamorándose cada día más, que quería ‘alejarse’ de mí por un tiempo para ver si podía superarlo, que no quería sufrir… en fin, un drama. A mí no me van las medias tintas, por lo que le dije que si tomaba esa decisión sería para siempre, nada de teléfono, nada de MSN, nada de e-mail. Y tomó la decisión. Trató de contactar conmigo por e-mail más tarde, pero le recordé que su decisión había sido definitiva, y que no me escribiera más. Y hasta hoy. Algunos lo entenderéis, otros no, pero simplemente es mi historia y no me arrepiento de nada.
Y la buena… hace muchos años conocí en un chat de mi ciudad a un chaval muy simpático, con el que mantuve contacto durante un tiempo, nos caíamos bien, y un día quedamos para conocernos en persona, sin más intenciones que la amistad. Nos fuimos a tomar algo y estuvimos charlando 6 horas seguidas. Quedamos más veces, conocí a sus amigos, conoció a mis amigos, y nos lo pasábamos bien. Cenas, fiestas, paseos, regalos… y así pasaron los años hasta que nos enrollamos por primera vez, y luego tuvimos una historia que fue bonita mientras duró. Hoy en día somos amigos, y como podéis ver, lo virtual quedó muy muy atrás.