Mi deporte favorito es hacerle rabiar.
La afición nació poco a poco. Al principio ni sabía que era un deporte, me salía solo y sin querer. Recuerdo que incluso al principio del todo, le pedía perdón: » uy cariño..lo siento..no pretendía molestarte«.
Poco a poco fui encontrándole la gracia, y además vi con sorpresa que si me lo proponía podía encenderle como una bombilla en un par de segundos. Era fantástico. Algo tan tonto como dejar mal cerradas las puertas de los armarios de la cocina producía una relación en cadena que me hacía partirme de risa. Entraba en la cocina, se paraba notando que había algo que estaba mal, giraba sobre sí mismo y lentamente se acercaba a cerrar cada puerta con cuidado. Yo me había preocupado de no dejarlas demasiado abiertas, sólo ligeramente entornadas que casi no se notara…pero sabía que a él le ponía a cien. Cuando terminaba de cerrar todas, se giraba murmurando: no hay manera de que se hagan las cosas bien.
Dada la satisfacción que me provocaba el hacerle rabiar, decidí hacerme profesional y dedicar un ratito cada día a hacer algo que le atacara: descolocar el armario de las escobas, colocar la leche en el estante del zumo, utilizar su maquinilla, dejarme las llaves puestas por dentro de la puerta, colocar toda mi ropa en la silla del vestidor para que no tuviera donde sentarse al ponerse los calcetines, descuajeringar el periódico antes de que él lo cogiera y tirar los panfletos de la publicidad a la basura, olvidarme de sacar la basura, no tener jamás dinero en efectivo y cogérselo de la cartera…un millón de pequeñas chorradas que sé que le hacen rabiar.
Me lo pasaba en grande.
Lo malo es que no contaba con él que se aficionara también a ese deporte. Ahora me encuentro jurando en arameo cada vez que me encuentro la colcha mal doblada, la puerta cerrada con llave, sus calcetines por medio, cuando se pone mayonesa en todo lo que cocino,cuando quedamos en la calle y nada más verme empieza a hacerse el cojo o cuando se mete en la cocina a preparar alguna comida que odio, o lo que más me ataca de todo: a mi eso no me lo habías dicho. Ahí me noto hervir la sangre y tengo que reconocer que en el deporte de hacer rabiar, él es el campeón.
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Etiquetado con pareja, venganza