Archivo diario: 23 octubre 2009
Bad girls…
Archivado bajo El efecto mariposa
Acostada en mi cama…
Estoy acostada en mi cama y por la ventana puedo ver el cielo azul.
Mi mente suele navegar por el pasado, por aquellos días felices que han quedado atrás y que son ya tan lejanos, tanto que a veces me pregunto si alguna vez existieron.
Hay un día, un día en particular, que marcó un antes y un después en mi vida; un antes y un después tan diferentes como diferentes pueden ser el cielo y el infierno.
Aquel día me levanté feliz, pues mi boda ya estaba a la vuelta de la esquina. Me fuí a trabajar caminando, como siempre, pues mi trabajo no quedaba demasiado lejos de casa. Había una espesa niebla, pero no se me pasó por la cabeza que aquello pudiese resultar peligroso para mi. Era una carretera estrecha, llena de curvas, que discurría por medio de montes y campos… y aquel coche no me vió. Arrasó conmigo…
Quedé sumida en un coma profundo del que mi madre y mi novio rezaban que despertase. Deseaban que yo no muriese. Y desperté, desperté para encontrarme «atada» a una cama, desperté para encontrarme con que ni tan siquiera podía hablar… Mi mandíbula necesitaba de diversas operaciones para poder balbucear algún sonido. Yo estaba totalmente rota y por mucho que intentasen hacer por mi siempre sería demasiado poco.
El tiempo poco a poco fue borrando cada huella de aquel pasado feliz, llevándose a aquellos que habían formado parte de él, para que continuasen con sus vidas, mientras yo me quedaba parada en la mía. Mi novio, mi adorado novio, no tardó mucho en rehacer su vida con otra mujer. Mis amigas al principio me visitaban a menudo, después esas visitas se fueron espaciando en el tiempo… A veces pienso que venir a visitarme las hacía sentirse mal, quizá culpables por su fortuna y mi falta de ella…
La única que permanece fiel, mi madre. Su sonrisa. Su cariño. Ya han pasado 20 años, 20 años que pesan sobre sus hombros… Veinte años de atenderme contínuamente sin perder nunca la sonrisa. Su dedicación es completa. Quizá yo soy su reto. Yo no dejo de preguntarme qué será de mi el día que ella falte… Me gustaría ser yo la primera en abandonar este mundo, pero por mi misma no puedo quitarme la vida… esta dichosa inmovilidad me lo impide.
Quizá mi reto sea encontrar la forma de suicidarme, teniendo en cuenta que no puedo moverme y por poder ni tan siquiera puedo expresarme, apenas algún que otro balbuceo que la mayoría de las veces entienden mal.
Estoy acostada en mi cama y por la ventana puedo ver el cielo azul…
Archivado bajo Sonvak_