Cuenta la leyenda, no por antigua menos cierta, que en algún paraje castellano habitaba una bella dama junto a su marido labrador. Ambos se dedicaban en cuerpo y alma a su tierra, en las cuales se dejaban las manos con el único fin de tener algo de comer cada día y cada noche. Su armonía era tal que no necesitaban nada más, se complementaban y querían plenamente hasta el punto de no relacionarse con nadie más, no era necesario, no era vital. Una única cosa les diferenciaba, su aspecto físico. Ella, melena rubia, ojos azules y piel clara. El, un ogro, grande y feo como el mismísimo diablo. Como les decía nada de eso les importaba. Un “buen” día cuando caminaba nuestra doncella dirección a su morada se encontró un caballero cortándole el paso. El apuesto caballero de piel negra, fornido y elegante, a lomos de un corcel blanco que impresionaría a cualquiera, no dudo en dirigirse a ella. Su melena rubia y ojos claros le habían nublado, hasta el punto de ofrecerle marchar con el hasta su castillo, donde le esperaba la riqueza mas grande que ella podía imaginar. Nuestra doncella dudo un instante pero echando la vista atrás pensó que era una oportunidad única y que su amado encontraría otra persona mas acorde a su belleza y además pensaría que ella habría muerto y así pues el daño al corazón seria menor que si se lo dijera ella misma. Y así fue.
Con el paso de los años, muchos años, la cosa cambio. El apuesto caballero de piel oscura se arruino y tuvieron que vender el castillo con todo lo que en el había, nada les quedo para ellos, tan solo una pequeña porción de tierra. Cuentan que en esa época cierto campesino se había hecho rico con su trabajo y había comprado las tierras de su vecino y que poco después compro las tierras de su otro vecino y así hasta poseer todas las tierras de cultivo de la región castellana en cuestión. Dicen que llego un momento en que dicho campesino lindo sus tierras con las del arruinado caballero de piel morena y dicen que no les arrebato esas tierras, que se construyo un castillo alrededor de ellas y continuamente hacia fiestas en sus torres. Dicen que ese nuevo rico era algo así como un ogro, grande y feo como el mismísimo diablo, pero rico. De aquí podríamos deducir que las rubias son tontas y que al final los que no paran de follar son los negros, pero también podríamos concluir que una historia son solo palabras y que algo importante debe constar con el paso de los años para que se pueda hablar de leyenda, urbana, rural, etc..o simplemente leyenda.
Lino
Rubia o negro, galante o bruto hay algo que quizás no cambia nunca, sea leyenda, historia o lo que sea: Por el interés te quiero Andrés.
Estoy convencido que a la contra hubiese sucedido lo mismo.
Un saludo, ciudadano.
Leyenda, fábula (por la moraleja) y con un toque de cuento de princesas. Muy bueno el toque de imaginación, Lino. Un beso
Es verdad Jose M. que quizas al contrario hubiera pasado lo mismo, pero claro el topico es el topico, la rubia es la rubia y el ogro es el ogro y en la realidad pasa lo mismo. Gracias Sara por tus palabras y un abrazo para los dos.
Ay, Lino!!!!… o sea que al final no se querían tanto como al principio decías?… mierda!! y yo que empezaba a creer en el amor… ¡¡es que así no se puede!!…
Precioso cuento. Besos!!
Lino, muy bueno.
Me he partido de risa, aunque pensaba que alguna compañera te iba a colgar…
Divertido y con moraleja.
Fenomenal (y muy cierto, ja jaja)
Claro Sonvak!!! claro que existe el amor!! lo que pasa es que los finales felices estan muy vistos ya no? ayyy je je. Besos
Aspec me imagino que lo diras porque hay alguna compañera rubia por estas tierras no? je je, te juro que no se el físico de ninguno de vosotros pero los tópicos son los tópicos y cada uno cargamos con los nuestros desde que nacemos, ademas por estas tierras hay buen rollo je je. Un abrazo
Totalmente de acuerdo con José Manuel 🙂 Buen relato, que puede aplicarse casi directamente a la realidad. Y qué tema con las rubias… Por suerte mi cabello es aburrida y monótonamente castaño, je.
jajajajajajaja…
Y yo que pensaba por el título que nos ibas a descubrir finalmente si esa leyenda de que los negros la tienen más grandes, las tierras, digo….jajajajaja…
Muy divertido compañero.
Me he reido mucho con las deducciones finales…:P
Un beso gordo.
Gracias Daniela y EM lo del tamaño de los negros es otro post je je ya veremos. besos
Y..que pasa con las que nos tintamosss…¿¿volvemos con el ogro quizas?? jajaj..un beso.