-¿O es que no has oído el refrán «follas menos que un casado«?.
Aspec medio escuchaba la conversación de sus compañeros de oficina mientras su mente divagaba. Era lunes y estaban tomando el primer café de la mañana al lado de la maquina de los cafés. Todo un ritual de cada día. Se había pasado el fin de semana deseando que llegase el lunes. Como para no desearlo tras la extraña situación vivida el viernes…
-¿Quién folla menos que un casado? -el que hablaba ahora era Sito, que acababa de entrar. El gran jefe.
Aspec miró hacia él, distraído. De todos era sabido que aunque en la oficina mantenían las apariencias, todos los viernes se iban de juerga juntos.
-¿Qué pasa aquí? Ni que me tuviesen miedo… -todos habían abandonado el café tras la entrada de Sito.
-Tío, es que los lunes entras con una cara que cualquiera se atreve a hablarte. Además, ya sabes lo que dicen, coge fama y échate a dormir…
-Oye ¿y a ti qué te pasa?… porque hablas de mi pero no es que tú tengas muy buena cara… ¿Y se puede saber por qué no te viniste el viernes noche?.
Aspec se lo quedó mirando. Como para explicarle porque no había ido. Como para decirle que lo habían encadenado. Vamos… que ni de coña. No quería tener bromas para el resto de su vida.
Precisamente en ese momento, la que se acercaba a la máquina del café era Montse. Había esperado tanto ese momento… El momento de verla delante. ¿Cómo era posible que aquella mujer, de apariencia dulce, hubiese cometido la locura de encadenarlo? ¿Cómo era posible que no se hubiese fijado antes en ella?
* * *
Había rezado porque el lunes no llegara nunca, pero ya era lunes, ya estaba en la oficina y tarde o temprano tendría que enfrentarse con él. Con encontrárselo delante. Necesitaba un café con urgencia. Apenas había dormido en todo el fin de semana… el breve fin de semana que se había pasado deseando no haberlo hecho. No haberlo encadenado.
Abrió la puerta de la pequeña habitación que se usaba a un tiempo como archivo y como «sala de cafés». Ojalá estuviera Sonvak por allí, tenía la cualidad de hacer que se olvidara de los problemas mientras charlaba con ella. Pero al primero que vió fue a Sito, «el gran jefe» como solían llamarlo. Ella sabía que lo de Sito era pura fama, y que en realidad aquella cara de «lunes por la mañana» escondía a un amante de las juergas y la vida nocturna con un tremendo sentido del humor. Ese no fue el problema. El problema era el personaje que estaba a su lado. Esa persona que menos deseaba ver aquel lunes, ni ningún otro día de allí en adelante. ¿Por qué tenía que verse tan atractivo comenzando la semana?. Sintió como le ardía la cara cuando él fijó sus ojos en ella. Aquella mirada decía más de lo que ella quería saber y, sin haber saludado tan siquiera, dió media vuelta y escapó del enfrentamiento que veía venírsele encima.
* * *
-¿Se puede saber que le pasa a Montse hoy?. Está de lo más rara. Antes la saludé y ni me contestó -Sito contemplaba a Aspec, quizá esperando que éste le diese una respuesta a su pregunta.
Pero Aspec ni tan siquiera lo miró cuando cerró la puerta a sus espaldas. Iba tras Montse. Tenía claro que huía de él. Pero también tenía claro que él no se lo iba a poner fácil. La agarró con suavidad del brazo.
-Espera, tengo que hablar contigo.
-Creo que tú y yo no tenemos nada de que hablar. -la mirada de ella le recordaba la amenaza que le había hecho justo antes de abandonarlo en aquella habitación, encadenado, desnudo.
-Oh, nenita, yo creo que sí, que tú y yo tenemos mucho de lo que hablar. -no sabía por qué la había llamado nenita, quizá porque tenía ganas de provocarla, quizá porque sentía ganas de que ella sacara a relucir aquella pasión de la que había hecho gala el viernes.
-¿Nenita? -la voz de Montse se había alzado, llamando la atención de sus compañeros- ¿Nenita? -el fuego relucía en sus ojos e intentó librarse de su brazo para irse. Sin embargo él se lo impidió sujetándola más fuerte.
-Suéltame ahora mismo si no quieres provocar una escena -esta vez el tono era bajo, pero claramente enfadado.
-No creo que una pequeña mariposa como tú tenga valor de provocar una escena -aquella frase era del puro estilo Aspec.
Fue una fracción de segundo la que atrapó sus miradas. El sonido de la bofetada resonó en el silencio que se había apropiado de la oficina. Y no se sabía quien estaba más sorprendido… si Montse por haberle dado la bofetada, si Aspec por haberla recibido, o si cualquiera de los compañeros que estaban mirando con la boca abierta.
-¿Se puede saber que demonios está pasando aquí? -Sito había sido el primero en salir de su asombro. Acababa de salir de la «sala de los cafés» y lo primero que ven sus ojos es como su amigo de juergas recibe una fenomenal bofetada. La verdad es que quien conociese un poco a Aspec, no dudaría en que seguramente se la merecía. Por otra parte era realmente raro ver a Montse, siempre tan eficiente y controlada, hacer gala de semejante genio.
Aspec sentía que esa era la gota que colmaba el vaso. Aquella pequeña mujercita estaba pidiendo a gritos que le diesen una lección y, desde luego, él no iba a hacer oídos sordos a tal petición.
* * *
Pero, ¡¡¿cómo se había atrevido a llamarla «nenita»?!!, ¡¡¿cómo podía ser tan prepotente, tan arrogante?!!, ¡¡¿cómo podía sacarla de sus casillas tan fácil?!!… ¿Es qué ese hombre nunca aprendería?… ¡¡Y aún por encima delante de toda la oficina!!…
Nunca había dado una bofetada antes. Y la verdad es que después de habérsela dado se quedó horrorizada ante lo que había hecho. Se quedó sorprendida. Él también,… lo notó en su mirada. Notó primero su sorpresa y después algo cambió en sus ojos, algo que la alarmó y aún así no tuvo tiempo de reaccionar. Fue demasiado rápido. En un visto y no visto, una mano la sujetaba por la nuca y sus labios eran asaltados de forma arrasadora; los labios de él se apretaron contra los de ella con fuerza como queriendo marcarla… Un beso que apenas duró un segundo pero que destilaba un fuego que amenazaba con quemarlos a los dos.
* * *
¡¡Dios!! ¡¡¿cómo era posible que aquella mujer lo sacase de sus casillas tan fácilmente?!! Lo peor de todo es que solo podía pensar en poseerla. Aspec dió media vuelta furioso, no sabía si con ella o consigo mismo, y se alejó descargando su enfado en cada uno de los pasos que daba. Si había algo que tenía claro es que aquello no iba a quedar así… Aunque la próxima vez haría lo posible porque no hubiese público delante.
* * *
-¿Se puede saber a qué esperais? -la voz de Sito tomó el mando de la situación, llamándo la atención de todos los que habían contemplado la escena- ¿es qué no teneis suficiente trabajo? ¡¡Quiero el próximo artículo del bloggercedario en mi mesa ya!!.
Próximo turno para M – Daniela – Activo