Joserra, Joserra!!!.
Me desgañite entre aquella multitud. No sabía en un principio cómo afrontar áquella frase y la invitación que llegó junto con ella. No nos habíamos visto desde hacía mucho tiempo. De hecho, desde la facultad donde estudiamos la carrera de Lengua y Letras Inglesas –No sé porqué lo pusé con mayúsculas, seguro por el respeto y admiración que siempre he sentido por Shakespeare y Blake–. La cita en el café sería a las 7.30 así que había tiempo suficiente. El era un poeta reconocido en nuestro país. Había ganado su reputación con tres obras literarias sobre realismo mágico, en su muy brillante carrera de literato. Compartiamos edad, número de calzado, signo zodiacal y algunas preferencias gastrónomicas. Los buenos vinos eran nuestra «maldita debilidad». Discípulos de primera fila del dios Baco, pues.
Los poetas «malditos», émulos de Rimbaud, tienen también aficiones malditas, nos saludamos Joserra y yo. Nunca esperamos encontrarnos en aquel recinto, en medio de aquella multitud y a pesar de ello podernos reconocer entre la mancha humana que acudió al concierto de Joan Manuel Serrat y Sabina. El estadio de futbol, escenario del concierto, estaba como lata de sardina, no cabía una sola alma más, así que coincidir ahí había sido para los dos un signo del destino y también un poco de suerte porque yo tenía una década viviendo fuera del país. Un abrazo de esos que circundan el cuerpo selló la cita para beber y comer en dos días más. Un día viernes de marzo.
Traté de acercarme a la libreria al día siguiente para comprar su último libro y ponerme «al corriente» con su obra. Así nuestra conversación no sería tan en seco y yo tendria mayor conocimiento de sus galardones, premios y otros etcéteras. Me sorprendió el título del compendio de su último trabajo: Pequeno río de papel. No me pareció nada sugerente, es más me parecía una salida fácil para título de libro de poesía. No le comentaria nada al respecto, sin embargo, algo no había embonado bien, yo esperaba mas ambición en el texto, es decir, letras libres, letras detonantes. La carátula me pareció bien pero a secas.
«Nada se sabe y nada sucede que no esté escrito de antemano en nuestro cuerpo». Era la frase que memoricé para parecerle familiarizado con uno de sus poemas. Traté de ataladrarla en mi mente repitiéndola una y otra vez durante mi trayecto a la cita. Pasé por la bodega de vinos y busqué algo de buena cosecha a precio accesible: Un tinto del valle de Nappa cosecha 82 fue lo que encontré. La velada fue excelente. Joserra estaba muy agradable, no apareció en él el divo que me esperaba encontrar. Alegres, entre anécdota y anécdota, consumimos la descorchada Beringer y las horas que se cayeron por la ventana del bistro. A las 11 pm nos despedimos con la certeza de volvernos a ver. Sobre mi mano posó una servilleta de papel.
–Te he escrito este texto. Espero te guste.
A estas alturas no sabía cómo resolvería la fracesita. Y de hecho era lo que más me preocupaba.
Bueno…bueno, a lo mejor en el texto de Joserra encuentro algo que me saqué al paso.
–Los imaginantes. Por ti y por mi. Así se llama el poema, me dijo con voz de ministro de la corte.
Quizé de inmediato leerlo. Ya en el estacionamiento y antes de encender el auto desarrugé el papelito:
LOS IMAGINANTES
Este cuerpo tiene invisibles
tatuajes de estrellas y océanos,
cada experiencia nos deja huellas
que no podemos ver,
porqué ahí nacen planetas y lunas.
Los tatuajes ocultos bajo la piel
de auras y rios de palabras.
A los imaginantes les sale el sol
y les cae la tarde encima,
nos nacen esferas, montañas,
cicatrices en el tiempo;
marcas de agua sobre los pechos desnudos
como serpientes de asfalto.
Los imaginantes se alimentan
de arenas y manglares
de vías lácteas con cuerpo de mujer.
…Excelentemente bien!!!. Pero qué pasó, por fin la frasecita. No!.No apareció… Ufff es un alivio que a Joserra no se le haya ocurrido incorporarla. No «caza» con el texto del poema. Seguro mis compañeros pensarían que es una maniobra mia para «encajarla». No es así, lo juro con sus cinco letras o las que sean. De verdad?. Y ya son las 2 am hora europea y todavía no se me ocurre nada. Bueno, volviendo a Joserra. No tengo la menor duda que tiene un gran futuro en la literatura. La sencillez de sus plalabras es asombrosa. Hasta yo, que aunque estudié letras jamás he escrito ni una carta ni un post entiendo perfectamente su poema: los imaginantes… los imaginantes son nostálgicos irremediables. Y si le digo a Sito que me ponga en –fin de semana o vacaciones–. A esta hora?. Ni pensarlo.Desearía que bebamos y comamos todos por igual: Es imposible en un mundo dónde millones de seres humanos se preocupan más por el soccer…
Próximo turno: R –Ariel Shinigami– Activo