Emocionante deportiva y anímicamente. Así fue la final del Open de Australia de tenis, en la que Rafa Nadal venció en 5 sets a Roger Federer. El partido fue muy igualado, los tantos se iban sucediendo, muchos de ellos increíbles, que provocaban que viese el partdido al ritmo de unos continuos espasmos, pues nunca se sabía a ciencia cierta cuando finalizaba un tanto, pues con Rafa en la pista, es posible que llegue a la bola más increíble. Un partido espectacular, de más de 4 horas, de un nivel técnico altísimo, de una entrega total y con dos tenistas que pasarán a la historia como en su día lo hicieron Lendl y McEnroe, y Sampras y Agassi (recordados por sus continuos enfrentamientos).
Y es que uno piensa, si no hubiesen coincidido en época estos dos tenistas, se habrían convertido por separado en los más laureados de la historia, y eso que, ambos todavía lo pueden conseguir ya que a Federer le quedan tan solo dos títulos para ello y a Rafa se le supone una vida deportiva todavía muy larga y con muchos éxitos, ya que conociendo su fuerza mental, no parece que este chico se vaya a malear en un futuro.
Otro capítulo digno de mención fue la entrega de trofeos, en la que Federer, completamente hundido, mostró su frustración por no poder igualar el récord de Sampras, y es que lleva varias finales de gran slam perdidas contra Rafa y tres de forma consecutiva. Muchos criticaron esas lágrimas, y yo no logro entender las críticas.
En todo caso estamos ante dos de los jugadores que marcarán época, tanto en lo deportivo como en lo humano, ya que ambos son de la vieja escuela, caballerosos, correctos, sin quejas, sin excusas y tremendamente respetuosos con sus rivales. Todo un ejemplo para la juventud.
Próximo turno para: B – Suki – Activo