Ni a partir de aquel momento se iban a repetir los tiempos de antaño. Ahora era un «dios de las letras». Habia tocado el cielo en el extrajero, cuando en su tierra lo habian tratado siempre entre comillas.
Teñida su fama de cierto «tufillo» del antiguo regimen, nunca se le habia reconocido trabajo que le permitiese vivir. Siempre rodeado del ambiente intelectual de la epoca, farandula, famoseo, amigos de lo originalidad, artes y del ingenio.
Si escribiese mis memorias (pensaba mientras se acercaba a recoger su galardon con su paso caracteristico), con mucha probabilidad seria una de las personas de España que mas envidias generaria. Y tenia, como le gustaba decir a el , toda la «puta razon».
Habia comido, bebido, …., follado todo lo que habia querido a lo largo de su «marquesada» vida. Recordadas eran sus juergas nocturnas por la calle del Papagayo de La Coruña, donde las las mujeres de vida alegre y facil, como a el le gustaba decir, a la sazon señoras prostitutas, lavaban «sus chochos» en la palangana exhibiendo en las ventanas los trozos de tela con los que se secaban luego sus sagradas «partes». Parecia la calle engalonada como el dia del Pilar, con la salvedad de que no predominaban mucho los colores de la bandera patria.
Se inclino en aquel momento para recibir su galardon y se dijo para sus adentros que si soltase una de mis famosas ventosidades en este momento, a parte de pasar a la inmortalidad de las letras, pasaria tambien al «olimpo de los guarros». Ganas tenia, pero penso que ya habria ocasiones mejores, como seria aquella en la que en un futuro le concediesen el Premio Cervantes.
Fue aplaudido durante varios minutos, eso, aunque para sus adentros le pareciera una «idolatrada tonteria burguesa» le gusto.
Sento sus poderosas nalgas en la silla de cuero engalanada para la ocasion y saco de su bolsillo un discurso que habia preparado. Alzo su voz ronca, aspera, pero sincera y empezo:
He pensado mucho lo que iba a decir, a quien se lo iba a dedicar y desues de mucho meditar y sacar callo en mis hermosas nalgas creo que les voy a dedicar a todos los presentes unos versos que esperon sean cumplidos cuando yo ya no me encuentre sobre esta asquerosa tierra. Aqui se los dejo:
La Donación de mis órganos:
Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que se haga así
para salvar una vida.
Si ya no puedo respirar,
que otro respire por mí.
Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.
Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.
La pinga la donaré
y que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de esos que les gusta el brete.
Eso sería una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi pinga dando fuerte.
Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
mama lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.
El culo no lo donaré
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano chulo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por culo.
El epitafio sera: CAMILO JOSE CELA. (En paz descanse, coño!!)
Claro esta que esto no ocurrio como os relato, pero me apostaria un «polvo» con una de sus señoras de vida facil, a que esto se le paso por la cabeza a don Camilo cuando le hicieron entrega del Premio Nobel.
J – Lustorgan – Activo salta turno a:
K – Alejandro Marticorena salta turno a:
L – Juan Diego Polo – Activo