Archivo diario: 18 noviembre 2008

La vida es lo que hacemos con ella…

Mientras contemplaba aquel horizonte rojo, recordaba esas palabras que mi abuelo pronunciaba con tristeza, «la vida es lo que hacemos con ella», y las decía mirando al espacio con nostalgia, añorando los paisajes de su vieja y destruída Tierra…

Yo sólo conocía el planeta Tierra por fotografías y vídeos, por las historias que me contaba mi abuelo, por las visitas al museo, donde gracias a la realidad virtual, podías fingir que caminabas por uno de esos verdes prados que él tanto añoraba… Costaba creer que aquel maravilloso planeta hubiese existido, y todavía costaba más creer que el ser humano hubiese sido capaz de destruirlo.

tierra

A mi alrededor todo era árido, desértico… roca rojiza, arena rojiza que se escurría de entre mis dedos mientras yo intentaba imaginarme que se sentiría al acariciar un flor, que se sentiría cuando la brisa marina rozaba tu cara… o paseando bajo la lluvia. Tantas y tantas maravillas de las que mi abuelo me hablaba.

Siempre me escapaba a aquel rincón de Marte cuando echaba de menos a mi abuelo, o cuando me sentía desmotivado. Suspiré… un suspiro metálico a causa del convertidor que insertaban en nuestra garganta nada más nacer, un convertidor que hacía posible que pudiesemos respirar la atmósfera de este planeta. 

Me subí a mi binave y me elevé sobre aquel paisaje desértico que tanto encogía mi corazón. No tardé en ver las luces de la ciudad… los edificios que se elevaban, construídos de acero, y parecían recordar una fortaleza, una extraña fortaleza donde vivíamos unos cuantos, supuestamente, afortunados.

Nina me esperaba, como siempre, con una sonrisa en su rostro, con un amable «¿Qué tal día has tenido hoy?»… Nina era perfecta, era un remanso de paz en mi tortuoso deambular por la vida. Me acerqué a ella y la besé, la besé con la desesperación que nacía del hecho de saber que yo no podía hacer nada, que mi vida era lo que los demás habían hecho con ella, a su capricho, a su antojo, sin pensar en lo que legaban a generaciones venideras,  y yo no había tenido la oportunidad de cambiar nada… yo no había tenido la oportunidad de conocer aquel planeta que tanto amaba mi abuelo.

marte

Besaba sus labios como si en ellos pudiese estar la esperanza adormecida, y mis manos recorrían su espléndido cuerpo intentando calmar aquella ansiedad que dominaba mi alma atormentada. Me volvían loco tantos sentimientos a los que deseaba dar rienda suelta transformándolos en pasión. Me deslicé dentro de ella buscando la liberación que por un momento me dejase agotado y sin ganas de pensar.

Contemplé a Nina, con una sonrisa perfecta y complacida en su rostro. La verdad es que Nina había sido una buena inversión. De los modelos de androides que existían en el mercado, era de los más costosos… pero también de los más perfectos. En este mundo que nos habían dejado apenas había mujeres, y los más afortunados teníamos la alternativa de poseer una androide perfecta.

Una sonrisa irónica cruzó mi rostro: ¿a dónde iríamos cuándo Marte también fuese historia?.

O – Aspective – Activo

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No es altruismo, es necesidad

Loable y gratificante necesidad no? encontrar en la felicidad de otros la propia felicidad, pero qué pasa cuando una se topa con aquellos que se creen que el mundo les debe algo, y que está en los demás proveerles la felicidad que no tienen o no encuentran?  esta si es una mala manera de encararse con la idea de que,  encontraremos felicidad en la de otros.

Cuando sinceramente hay algunos que pareciera que ni la buscan ni la desean encontrar, se sienten tan cómodos lamentándose de sus existencias, del trabajo aburrido que tienen, de la pareja que no les comprende, de esto y aquello, y esperan que un día las cosas mejoren sólo porque si, cuando tienen que mejorar, porque la verdad que muchas veces ni siquiera van mal, es solo un modo de complacerse en sentirse infeliz o ser los pesimistas de siempre.

O lo peor,  pensarse que otros deben hacer todo por hacerles la vida grata y llevadera, porque ellos pobres se lo merecen, lo hace la mujer con el marido, porque pobre ella con la casa y el trabajo, y los hijos; lo hacen los hijos con sus padres, pobrecitos niños que temen enfrentar la vida; lo hacen muchos para nuestra desdicha, y aunque todos los días nos gastemos la energía en aquellos tristes eternos, anhelantes de una felicidad que parece nunca llegará, se empecinan en lamentarse si llueve, si hace sol, si la economía va mal pues hay razón y cuando va bien, pues también a lamentarse.

La felicidad propia realmente se nos arruina con los negativos aquellos de siempre, los insatisfechos y los que esperan que les consuelen eternamente, como si la obligación de los demás fuera buscarles las formas de ser felíz, vamos que la vida es feliz o infeliz si queremos, ya hemos tocado este tema antes, depende de nuestra actitud y de cumplir nuestra misión en la vida, buscar la felicidad que mejora  nuestra vida porque, la vida es lo que hacemos con ella.

N – Sonvak – Activo

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